Haré que se arrepienta.
Juro por Dios y toda su descendencia que haré que Elián Díaz se trague todas sus palabras.
Estoy tan, pero tan, pero tan, tan, tan enojada, que siento que podría arrancarle la cabeza a alguien. Le abrí mis sentimientos a ese imbécil, le fui cien por ciento sincera, le revelé mis miedos, ¿y qué dijo él? “Bien”.
¡”Bien”, señores! Solo dijo “Bien”, para luego soltar un discursito que mí me sonó a excusa para poder quedarse con la última palabra. ¿Y lo peor? Ahora estoy agotada y con unas ojeras del demonio que Jheidy tuvo que disimular con más maquillaje de lo normal, porque no pude pegar ojo en toda la noche por la preocupación de terminar abrazada a él. ¡Y ni siquiera sé si es cierto que lo hago!
Pero me las va a pagar, claro que sí, como que me llamo Ximena Andrea y soy la cuarta princesa de este país.
Va a arrepentirse por todas las veces que me ha llamado niña, cría, infantil y todos sus derivados.
¿Qué no me volverá a tocar? Ja, ya veremos.
Voy a hacer que se arrodille ante mí, que me pida disculpas, voy hacerlo suplicar por mis besos, mis caricias y yo me negaré. Lo dejaré con tantas ganas que no saldrá del baño por una semana.
¿Qué estoy exagerando? Tal vez.
¿Qué si hago eso tendrá razones para llamarme infantil? ¿Y qué? De igual forma ya lo hace, pues le daré los motivos para continuar, eso sí, disfrutaré con su sufrimiento.
¿Cómo lo voy a hacer? Aun no lo sé. Es por eso que he citado a Nany, Reni y Betania en la biblioteca. Tendremos una conversación seria entre mujeres y aprenderé de ellas.
Nany ha estado con varios chicos, Betania es mayor que nosotras, tiene mucha experiencia y Reni… bueno, la mayoría de lo que lee es erótico, para no llamarle algo peor y algo tiene que haber aprendido, ¿no?
—Jo, Ximena, pareces león enjaulado —se burla Nany al entrar a la biblioteca y verme caminar de un lado al otro ofuscada.
Detrás de ella Reni hace acto de presencia y le sigue Bet. Esta última siempre es puntual, las otras dos solo si hay un chisme jugoso de por medio.
—Siéntense.
Las tres se miran con las cejas arqueadas pero no protestan. En silencio, caminan hacia el sofá de tres plazas y se sientan expectantes.
—Necesito que me ayuden a seducir a Elián.
Las tres abren los ojos de par en par, la sorpresa marcándose en sus bonitos rostros y Reni es la primera en reír a carcajadas, Nany le sigue y Bet es un poco, solo un poco, más disimulada.
—No me digas que te enamoraste de tu esposo —dice Nany intentando dejar de reír.
—¿Qué? ¡Claro que no!
Enojada, furiosa, les cuento nuestra discusión de la noche anterior y de verdad, quiero ahorcarlas a las tres por divertirse tanto con lo sucedido.
—Y ni se les ocurra decirme que tenía razón sino cortaré todos nuestros lazos familiares. —amenazo apuntándolas con mi dedo índice y las tres levantan sus manos en son de paz.
—Tranquilízate, Ximena —pide Betania—. Te ayudaremos.
—Claro que sí —apoya Reni—. Cualquier cosa para que puedas ser testigo de su estriptis y luego me cuentes; si lo grabas con el teléfono mucho mejor.
Ruedo los ojos. Esta niña no es fácil y para mi sorpresa, Betania se ríe. Con ganas.
—Ay, Dios, esa es buena. La verdad, Xime, creo que no pudiste haber escogido a nadie mejor para casarte. Elián está importante.
—¡Estás casada, Bet!
—¡Pero no ciega!
—Ok, ok, vayamos a lo importante —dice Nany—. ¿Te gustó lo que te dejamos para que durmieras?
—¿En serio piensan que me pondré esa cosa? Necesito un juego de dormir, sexy y atrevido, pero no que muestre más piel de la que cubre. Tampoco me le voy a lanzar en bandeja de plata.
—Ok, déjamelo a mí, lo tendrás para esta misma noche.
—Me das miedo, Nany.
—Prometo que te gustará.
—Ok, juego de dormir, listo —interviene Reni—. Desde mi punto de vista, si quieres ganarte a Elián, debes seducir primero a Pao. Estoy segura de que no será difícil. Esa niña muere por tu atención.
—¿Desde cuando eres tan inteligente? Yo te cité pensando que soltarías cosas más guarras. —Mi hermana rueda los ojos.
—Reni tiene razón. Gánate a la niña, pero Ximena, si lo vas a hacer, hazlo de corazón.
—Claro que sí, Bet. ¿Pero cómo lo hago?
—Bueno, juega con ella, sácala a pasear a los jardines, preocúpate por su bienestar, si durmió bien y esas cosas. No es difícil ganarse el cariño de un niño, pero es mucho más fácil de lo que crees romperles el corazón, así que ten cuidado con lo que haces. —Asiento con la cabeza.
Lo último que quiero es lastimar a Pao, es una niña preciosa y aunque al principio me costaba mucho, ya puedo conversar con ella sin asustarme. Creo que lo que me erizaba la piel era que siempre me llamaba mamá. Supongo que puedo convertirme en su amiga.
—Los niños lo hablan todo, así que estoy segura de que todo lo que hagas con ella, llegará a oídos de su padre. También le puedes preguntar a Elián sobre los gustos de la niña, que él vea que te preocupas por ella.