¿Lista...?
Los amigos se miraron entre sí, incómodos y sin saber cómo responder. Eran conscientes del dilema en que se encontraban.
Alex, con gesto de frustración, habló nuevamente.
"Esto no es justo. No podemos obligar a Sarah a casarse contigo sólo por obtener respuestas y recuperar nuestros recuerdos."
James suspiró ligeramente, jugando con todos los presentes.
"Entonces supongo que seguirán sin respuestas y con sus memorias perdidas por lo que parece...", dijo él con calma. "Aunque no culparía a Sarah si se casa conmigo. Después de todo, sería el precio a pagar por obtener todo lo que desean, ¿no creeis?"
Sarah sintió una mezcla de emociones, incluyendo preocupación, confusión y hasta miedo.
Max la miró con gesto preocupado y le tomó la mano para apoyarla.
"Sarah, no tienes que hacer esto si no quieres. Hay otra manera de-"
Antes de que Max terminara de hablar, James se rio ligeramente y lo interrumpió.
"¿Hay otra manera?", preguntó él, aún con su sonrisa en el rostro. "No lo creo. Si desean recuperar los recuerdos y obtener respuestas, entonces la condición es casarse conmigo. Sin excepciones."
Sarah, con tono suave y algo temerosa, dijo: "Acepto casarme contigo, pero por favor, quiero algo a cambio..."
James se rio ligeramente y la miró con interés.
"Oh, ¿y que quieres a cambio, preciosa?", preguntó él, claramente intrigado por su petición.
Sarah tomó aire y se armó de valor antes de responder.
"Quiero que me prometas que nunca, jamás, me lastimes de ninguna manera. Quiero que me trates con respeto, afecto y amor siempre. Si realmente deseas casarte conmigo, entonces debes prometerme eso..."
Sarah, tras terminar de decir lo que quería a cambio, se detuvo por un momento, preparando lo que iba a decir a continuación.
"Hay algo más...", dijo ella, con tono serio. "Quiero saber la verdad... Quisiera que me digas por qué estamos aquí, qué pasó realmente y por qué hemos olvidado todo. Necesito saber la verdad."
James la miró con calma, sin mostrar ninguna emoción en su rostro.
"¿Quieres saber la verdad, eh?", preguntó él, aún manteniendo su sonrisa engreída. "Bien, te lo puedo contar todo... pero antes, hay algo que debo decirte..."
Sarah y los demás amigos lo miraron con expectación, listos para escuchar lo que James tenía que decir.
James se tomó un momento para reunir sus pensamientos y luego comenzó a hablar con calma: "La razón por la que han olvidado todo y están aquí, es porque fui yo quien lo orquestó todo..."
Sarah y los otros amigos estaban visiblemente sorprendidos y asustados por la revelación de James.
"¿T... tú hiciste todo esto?", preguntó Sarah, con voz temblorosa.
James asintió ligeramente, confirmando que él fue el responsable de todo.
"Esta mansión perteneció a uno de mis antepasados, y la historia detrás de ella es... complicada, por decirlo de algún modo", dijo él, y luego aclaró la garganta.
"Pero antes de revelarte todo, necesito que hagas algo para mí..."
Sarah y los otros amigos siguieron escuchando atentamente, todavía algo asombrados y nerviosos por lo que James les revelaría.
James saco de un bolsillo un pequeño contrato y una pluma.
"Te voy a contar todo lo que deseas saber", dijo él, sosteniendo el contrato frente a ella. "Pero necesito que firmes esto primero...".
Sarah frunció el ceño ligeramente mientras miraba el contrato y la pluma. Tenía la sospecha de lo que podría contener el contrato.
Max, aún preocupado, intervino y dijo: "Espera un momento, ¿qué es eso?"
James, aún con el contrato en la mano, respondió a la preocupación de Max.
"Es solo un contrato de promesa", dijo él con calma. "Una garantía de que Sarah cumplirá su palabra y se casará conmigo, a cambio de las respuestas que quiere..."
Sarah, aún con ciertas dudas y temores, extendió la mano para tomar la pluma y firmó el contrato con un movimiento dudoso.
James, una vez Sarah firmó el contrato, lo guardó nuevamente en su bolsillo, y se volvió hacia ella con una sonrisa.
"Ahora que hemos establecido el trato, ¿estás lista para escuchar la verdad?"
Sarah, aún con cierto nerviosismo, se armó de valor y respondió: "Estoy lista".
James, sin apartar la sonrisa de su rostro, se preparó para comenzar con su relato.