Capítulo 2
días pasaban y cada vez se acercaban más las vacaciones de verano, pero para Niko, Hana e Izan, eso no significaba descanso ni diversión. Su desgracia estaba cada vez más cerca, y con cada amanecer, la sensación de estar condenados se hacía más fuerte.
Niko despertó con el sonido insistente de su despertador. No quería abrir los ojos, no quería enfrentar otro día en el infierno llamado instituto. Pero la realidad lo obligó. Se levantó con pereza, arrastrando los pies hasta la cocina, donde preparó su desayuno con la mirada perdida en la nada. Mientras tomaba su café y mordía un pedazo de pan, solo tenía un pensamiento en mente:
"Cada día que pasa, mi vida se convierte más en un infierno."
No era justo. No era su culpa que la gente fuera un desastre y que a los demás les gustara leer sobre ello. Ahora tenía que buscar una historia triste o inspiradora, cuando en realidad, lo único triste era su futuro condenado a este castigo.
Por otro lado en la tarde, Hana pasaba su día en la escuela tratando de distraerse de su inminente desgracia. Durante una de las clases, en lugar de prestar atención al profesor, su mirada se desvió hacia la ventana, donde un pequeño pájaro se posó en una rama cercana. Lo observó moverse de un lado a otro, libre y sin preocupaciones.
"Qué envidia."
Suspiró, apoyando su cabeza en su mano con fastidio. Luego recordó a Emilia y frunció el ceño.
"Esa bruja no tiene corazón. Nos va a hacer pasar todas las vacaciones en este estúpido castigo, todo por algo que ni siquiera dañaba a nadie. ¿A quién le importa si la reputación de la escuela baja? Es más entretenido así."
Pero no. Emilia no lo veía de esa manera, y ahora Hana estaba atrapada en este destino injusto.
La noche cayó y, en su casa, Izan estaba en el baño, terminando de cepillarse los dientes. Cuando terminó, levantó la mirada y vio su reflejo en el espejo. Sus ojeras estaban más de lo normal. Se enjuagó la boca y salió del baño, pero antes de acostarse, miró el reloj.
Las vacaciones de verano estaban cada vez más cerca. Su desgracia también.
Se dejó caer en la cama con un suspiro dramático.
"Cada día que pasa, estamos más condenados."
Y con ese pensamiento, cerró los ojos, esperando que el día siguiente no fuera tan terrible... aunque sabía que lo sería.
[A otro dia]
Los tres caminaron hacia el club de fotografía en completo silencio, pero no porque estuvieran tranquilos. No, era un silencio tenso, lleno de resentimiento contenido. Caminaban separados, con expresiones de fastidio. Cada uno estaba convencido de que el otro tenía la culpa de su actual desgracia.
Cuando finalmente entraron al club, se quedaron mirándose unos segundos, y entonces comenzó la guerra.
-¡Esto es tu culpa! -espetó Hana, señalando a Niko con el ceño fruncido.
-¿Mi culpa? ¡Por favor! ¡Si tú fuiste la que insistió en escribir sobre ese escándalo amoroso! -se defendió Niko, cruzándose de brazos.
-¡Y tú fuiste el que le agregó el toque dramático con lo de la traición y la venganza!
-¡Eso lo hizo más entretenido!
Las palabras pronto se volvieron empujones y jalones de ropa. Hana trató de agarrar a Niko del cuello del uniforme, pero él esquivó y le devolvió el gesto tirándole del cabello.
-¡Suelta mis mechas, desgraciado!
-¡Lo haré cuando tú sueltes mi uniforme, psicópata!
Mientras tanto, Izan, que estaba en una esquina viendo el espectáculo con cara de fastidio, suspiró y se masajeó las sienes.
-Dios, ¿por qué tengo que soportar esto?
Pero la paciencia no era su fuerte, así que finalmente perdió la calma.
-¡¡¡YA CÁLLENSE, MALDITOS DRAMÁTICOS!!!
Hana y Niko se quedaron congelados en su lugar, todavía agarrándose de la ropa, pero en completo silencio. Izan los miró con una mezcla de desesperación y agotamiento antes de soltar un largo suspiro.
-¿Se pueden tranquilizar por un segundo? ¡Somos amigos desde el primer año de secundaria! ¿En serio van a pelear así por esto? ¡Además, si alguien aquí es la verdadera víctima, soy yo!
-¿Tú? -replicó Hana, entrecerrando los ojos.
-¡Sí, yo! -exclamó Izan, señalándose dramáticamente-. ¡Tenía un viaje planeado para estas vacaciones! ¡Un viaje hermoso, lleno de paz y felicidad! ¡Y ahora lo tengo que cambiar por este estúpido castigo!
Niko y Hana intercambiaron miradas.
-Izan -dijo Niko con calma.
-¿Qué?
-Cállate.
-...Malditos ingratos.
Hana suspiró y se cruzó de brazos.
-Está bien, dejemos de pelear. Necesitamos un plan.
-Oh, claro, el gran plan A -ironizó Niko-. Déjame adivinar, ¿el plan A es suicidarnos?
-¡Niko! -gritaron Hana e Izan al mismo tiempo.
-¡No, idiota! ¡Ese es el plan de emergencia en caso de que nuestros padres revisen nuestros teléfonos!
Hubo un breve silencio.
-...Ok, eso es justo -admitió Niko.
Los tres se sentaron en la mesa del club con los brazos cruzados y miradas de absoluta frustración. La tarea que les habían impuesto parecía una condena imposible de cumplir.
-Necesitamos una historia que haga que la escuela se vea bien -dijo Izan, apoyando la frente en la mesa-. Algo conmovedor, algo que la gente lea y diga: "¡Wow, qué escuela tan increíble!"
-Entonces... ¿qué tal una historia sobre un perrito o un gato? -propuso Niko, levantando la mano como si estuviera en clase-. A la gente le encantan los animales. Si inventamos algo trágico pero con un final feliz, seguro lloran y se olvidan de que la escuela es un desastre.
Izan lo miró con una mezcla de decepción y cansancio.
-Niko, necesitamos mejorar la reputación de la escuela, no hacer que todos se pongan a llorar.
-Pero a la gente le gusta llorar con cosas tristes -insistió Niko-. ¿Has visto la cantidad de videos de rescates de animales con música dramática?
-Eso no funciona aquí.