Lazos

Capítulo 1: Un repentino cambio de opinión

Lucy miró a Amy, su rostro se había enrojecido y su frente estaba caliente como un hierro candente. La niña se apoyaba indefensa en sus brazos, con la respiración débil. Tomó la pequeña mano de Amy entre las suyas y su corazón se apretó de repente mientras todo empezaba a desdibujarse ante sus ojos. Desde el día en que Amy había enfermado, Lucy se había sentido arrastrada por un torbellino de locura, su humor se hundía a medida que su temperatura corporal aumentaba.

──Amy, ¿puedes oírme? ──susurró Lucy, con la voz apagada como si se hubiera tragado una piedra en la garganta y sintiera que le clavaban una aguja en el corazón.

Los ojos de Amy se abrieron ligeramente, huecos, su respiración tan superficial que se desvanecía en el aire. Lucy alargó la mano y le acarició el pelo, y por un momento el calor familiar hizo que casi se le partiera el corazón.

La puerta se abrió de un empujón y entró el médico, inexpresivo, con la última mirada de «tengo malas noticias» que Lucy quería ver.

──Sra. Lucy, el estado de Amy es complicado y tenemos que hacerle más pruebas. ──dijo el médico en voz baja.

──¿Qué le pasa? ──Lucy estaba casi atónita, le temblaba la voz.

El médico vaciló y habló con frialdad:

──El análisis de sangre muestra que su grupo sanguíneo es completamente diferente al suyo, sospechamos que puede tener alguna enfermedad hereditaria y necesitamos hacerle un análisis genético. ──

Lucy se quedó helada. ¿Diferencia de grupo sanguíneo? No se lo podía creer, se le quedó la cabeza en blanco. Siempre había pensado que Amy era su única pariente, su única familia. No fue hasta ese instante cuando se dio cuenta de que todo podía ser mentira.

Se quedó mirando a Amy, dándose cuenta de repente de que aquella niña, su niña, podía no ser su verdadera hija. Los dedos de Lucy temblaron ligeramente al apretar el puño de Amy.

──Prepararemos un examen lo antes posible. ──El médico terminó y se dio la vuelta como si la decisión no fuera de su incumbencia.

Lucy se quedó quieta, con la cabeza revuelta. El grupo sanguíneo no coincidía y eso echaba por tierra todo lo que siempre había sabido de Amy. ¿Amy no era su verdadera hija? ¿Cómo podía aceptarlo?

Unas horas más tarde, el hospital la llamó para comunicarle los resultados de la prueba genética. Sin apenas prepararse, Lucy entró en el hospital, con el corazón hundido como una piedra, la espera la estaba volviendo literalmente loca.

──Señora Lucy ──la voz del médico era aún más grave que antes──: «Los resultados de la prueba genética confirman que Amy no es su hija biológica».

Lucy sintió como si todo su cuerpo se congelara. Su corazón se detuvo durante dos segundos y su cabeza zumbó. Tragó saliva y respiró hondo para reprimir el pánico que sentía en su interior.

──¿Quién es entonces? ──preguntó Lucy en voz tan baja que apenas se oía.

El médico hizo una pausa y habló con calma:

──Averiguamos que su verdadero padre es ...... Carter Willowson. ──

La cabeza de Lucy se sintió de pronto como electrocutada y una violenta oleada de mareos la golpeó. ¿Carter Willowson? ¿El magnate inmobiliario, el monstruo de los negocios a sangre fría, el nombre que ella sólo había visto innumerables veces en los medios de comunicación? ¿Cómo era posible?

──¡No puede ser! ──La voz de Lucy casi se convirtió en un siseo, agarrando el respaldo de su silla en un intento de estabilizarse. Debería haber sabido lo horribles que podían ser las cosas detrás de ese nombre, pero nunca se había imaginado que Amy estuviera siquiera emparentada con ese hombre tan frío.

──Es un resultado médico, no se puede cambiar ──dijo el médico en tono gélido, como si no pudiera oír el dolor de Lucy.

Lucy se quedó helada mientras todo su mundo empezaba a desmoronarse. ¿El verdadero padre de Amy era Carter Willowson? No podía aceptarlo. ¿Amy no era su verdadera hija? ¿Entonces qué era? ¿Cómo podía seguir queriéndola?

De vuelta en casa, Lucy estaba de pie en la cocina, mirando la taza de café que se había enfriado, el nombre todavía resonando en su mente, Carter Willowson. Quería estampar la taza de café contra la pared con todas sus fuerzas, pero sentía que ya no tenía fuerzas para desahogar sus emociones.

Justo cuando estaba sumida en sus pensamientos, sonó su teléfono móvil. Un número desconocido. Casi no quiso contestar, pero su mano pulsó involuntariamente el botón de respuesta.

──Sra. Lucy, hola, soy Charles Webb, el abogado de Carter Willowson ──la voz al otro lado de la línea era distraídamente tranquila──, el Sr. Carter desea verla lo antes posible para tratar un asunto relacionado con la custodia de Amy.»

Lucy se puso en pie de un tirón, sus dedos empezaban a temblar.

──¿Qué quiere? ──Su voz se volvió gélida.

El tono del abogado se mantuvo firme:

──El señor Carter cree que, como padre biológico de Amy, debe asumir la responsabilidad de su crianza y le gustaría concertar una reunión lo antes posible para tratar el asunto. ──

Lucy estaba tan enfadada que casi se le cae el teléfono:

──¿Qué calificaciones? Amy nunca fue suya. No la conoce de nada. ──¡No la conoce de nada!

El abogado no tuvo el más mínimo cambio de humor:

──Entendemos cómo se siente, pero al Sr. Carter le gustaría reunirse con usted lo antes posible para discutir el asunto. Estará mañana en el hospital. ──

Tras colgar el teléfono, Lucy se quedó inmóvil, apenas capaz de sostenerse. Tenía la cabeza hecha un lío. ¿Carter Willowson, ese hombre de hielo, iba a entrometerse en su vida y en la de Amy? Simplemente no podía aceptarlo. Había hecho todo lo que podía por Amy, y ahora... no permitiría que nadie se la llevara tan fácilmente.

Cerró los ojos, respiró hondo y se dijo a sí misma: «No dejaré que se lleve a Amy». Pero sabía que la batalla no había hecho más que empezar.



#3314 en Novela romántica
#1158 en Otros
#253 en Relatos cortos

En el texto hay: multimillonario, madre soltera

Editado: 10.01.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.