Capítulo 2

Elara

El aire nocturno estaba cargado de secretos, y el jardín, normalmente un refugio de paz, se sentía como una jaula. Garrick y yo nos habíamos escapado de la tensa reunión, buscando un respiro de las palabras no dichas y las miradas preocupadas.

—No entiendo por qué mi padre apoya a Riorson —dije, mi voz temblando ligeramente—. Siempre ha sido leal al consejo.

La traición me quemaba la garganta, una mezcla de confusión y dolor. ¿Cómo podía mi padre, un hombre de honor, apoyar a un rebelde?

—Mi padre tampoco está de acuerdo con él —respondió Garrick, su voz baja y seria—. Pero teme las consecuencias de oponerse.

Nos quedamos en silencio, contemplando la oscuridad del jardín. La luna llenaba iluminaba las sombras, creando formas extrañas y amenazantes. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda.

—Tengo miedo —confesé, mi voz apenas un susurro.

Garrick me tomó la mano, su tacto cálido y reconfortante.

—Yo también —admitió—. Pero juntos, encontraremos una manera de detener esto.

Sus palabras me dieron un atisbo de esperanza. Juntos. Éramos amigos, aliados, y juntos enfrentaríamos lo que fuera que se avecinara.

Pero la duda persistía. ¿Podríamos detener a Riorson? ¿Podríamos confiar en nuestros padres? El futuro era incierto, y el miedo me apretaba el pecho.

Garrick

El jardín, normalmente un lugar de paz, se sentía cargado de secretos esta noche. Elara y yo nos habíamos escabullido de la tensa reunión, necesitando un respiro de las miradas preocupadas y los tonos apagados.

"No entiendo por qué mi padre apoya a Riorson", dijo Elara con la voz confundida. "Siempre ha sido leal al consejo".

Entendí su confusión. No tenía sentido.

"Mi padre tampoco está de acuerdo con él", respondí en voz baja. "Pero teme las consecuencias de oponerse a él".

Nos quedamos en silencio, contemplando la oscuridad del jardín. La luz de la luna proyectaba sombras largas y misteriosas, haciendo que todo pareciera un poco más siniestro. Elara se estremeció.

"Tengo miedo", admitió, con su voz apenas un susurro.

Tomé su mano, intentando consolarla. Estaba fría y sentí una punzada de preocupación por ella.

"Yo también", admití. "Pero juntos encontraremos la manera de detener esto".

Lo decía en serio. Ya lo resolveríamos. Teníamos que hacerlo. Pero incluso al decirlo, un nudo de duda se me hizo en el estómago. ¿Qué podíamos hacer contra Riorson y sus partidarios? ¿Y por qué estaban involucrados nuestros padres? Las preguntas me daban vueltas en la cabeza, aumentando el miedo que ya sentía.

Elara

La luz del amanecer se filtraba a través de las ventanas del salón, pero no lograba disipar la oscuridad que se había instalado en mi corazón. Garrick y yo habíamos pasado la noche en el jardín, buscando respuestas en las estrellas, pero solo habíamos encontrado más preguntas.

Al entrar en el salón, encontramos a nuestros padres esperándonos, sus rostros serios y decididos. Algo había cambiado en ellos, una dureza que no reconocía.

—Hemos tomado una decisión —anunció el padre de Garrick, su voz resonando en el silencio de la sala—. Apoyaremos a Fen Riorson.

Mi corazón se detuvo por un instante. ¿Apoyar a Riorson? ¿Después de todo lo que habían dicho anoche? Intercambié una mirada confusa con Garrick.

—Pero, ¿por qué? —pregunté, mi voz temblando ligeramente—. Anoche estaban en contra de él.

—Las circunstancias han cambiado —respondió mi padre, su mirada evasiva—. Riorson tiene un plan para proteger Navarra, un plan que el consejo no puede ofrecer.

— ¿Y cuál es ese plan? —Preguntó Garrick, su tono lleno de sospecha.

—No es importante que lo sepan ahora —dijo la madre de Garrick, su voz suave pero firme—. Lo importante es que confíen en nosotros.

Confiar en ellos. Esa palabra resonó en mi mente, vacía de significado. ¿Cómo podíamos confiar en ellos cuando nos ocultaban la verdad? Algo no encajaba, una pieza del rompecabezas que se negaba a encajar.

La evasiva de mis padres me hizo sentir incómoda, como si estuvieran construyendo un muro entre nosotros. ¿Qué secretos ocultaron? ¿Por qué apoyaban a Riorson? Las preguntas se arremolinaban en mi mente, creando una sensación de vértigo.

Sabía que no podíamos quedarnos de brazos cruzados. Debíamos descubrir la verdad, aunque eso significara desafiar a nuestros propios padres.

Garrick

La luz de la mañana era fría, un marcado contraste con el calor que habíamos encontrado en el jardín. Pero el calor había desaparecido, reemplazado por un escalofrío que me calaba hondo. Elara y yo habíamos regresado a la mansión esperando respuestas, pero encontramos algo completamente distinto.

Nuestros padres nos esperaban en el salón principal, con el rostro serio y serio. Algo había cambiado en ellos durante la noche.

"Hemos tomado una decisión", anunció mi padre con voz firme. "Apoyaremos a Fen Riorson".

Me quedé boquiabierta. ¿Apoyar a Riorson? ¿Después de todo lo que dijeron anoche? Elara y yo intercambiamos una mirada, ambas completamente desconcertadas.

—Pero... ¿por qué? —preguntó Elara con voz ligeramente temblorosa—. Anoche, te opusiste a él.

—Las circunstancias han cambiado —respondió el padre de Elara, con la mirada desviada—. Riorson tiene un plan para proteger Navarre, un plan que el consejo no puede ofrecer.

"¿Y cuál es ese plan?" pregunté con la voz cargada de sospecha.

—No es importante que lo sepas ahora —dijo mi madre con voz suave pero firme—. Lo importante es que confíes en nosotras.

¿Confiar en ellos? La palabra sonaba vacía. ¿Cómo podíamos confiar en ellos si nos ocultaban secretos? Algo andaba claramente mal.

Su evasividad me revolvió el estómago. Sentía como si estuvieran construyendo un muro entre nosotros, dejándonos fuera. ¿Qué ocultaban? ¿Por qué de repente apoyaban a Riorson?

Sabía que no podíamos aceptarlo sin más. Teníamos que averiguar qué estaba pasando realmente, incluso si eso significaba ir en contra de nuestros padres.