Elara
El aire nocturno era frío, y el jardín, antes un refugio seguro, ahora se sentía como un lugar de exilio. La tensión y la incertidumbre nos habían agotado, a Garrick ya mí, y buscábamos consuelo en la compañía del otro, bajo la sombra de un viejo árbol.
—No entiendo cómo pueden hacer esto —susurré, mi voz llena de dolor—. ¿Cómo pueden traicionar a Navarra?
La traición de mis padres me pesaba como una pérdida, una mezcla de confusión y desesperación. ¿Cómo podría apoyar a Riorson, un hombre que amenazaba la paz de nuestro hogar?
—No lo sé —respondió Garrick, con la mirada fija en las estrellas—. Pero no descansaré hasta descubrir la verdad.
Su determinación me dio un cumplimiento de esperanza. Juntos, enfrentaríamos lo que fuera que se avecinara.
El silencio se instaló entre nosotros, solo roto por el suave murmullo del viento. Apoyé la cabeza en el hombro de Garrick, sintiendo el cansancio a pesar de mis párpados.
—Tengo sueño —dije, con la voz apenas audible.
—Yo también —respondió Garrick, rodeándome con un brazo—. Descansa un poco.
Cerré los ojos, sintiendo la calidez del cuerpo de Garrick a mi lado. El cansancio me venció, y me quedó dormida, soñando con tiempos más felices, con un Navarra en paz y con mis padres a mi lado.
Pero incluso en mis sueños, la sombra de la traición me perseguía, recordándome la incertidumbre del futuro.
Cuando desperté, el sol comenzaba a asomarse por el horizonte, tiñendo el cielo de tonos rosados y dorados. Garrick aún dormía, su rostro sereno bajo la luz de la mañana. Lo observé por un momento, sintiendo una mezcla de ternura y preocupación.
Sabía que debíamos seguir vigilando a nuestros padres, que debíamos descubrir la verdad. Pero también sabía que necesitábamos descansar, recuperar fuerzas para la lucha que teníamos por delante. La verdad nos esperaba, y no podíamos permitir que el cansancio nos detuviera
Garrick
El aire nocturno era frío, y el jardín, antes un refugio seguro, ahora se sentía como un lugar de exilio. La tensión y la incertidumbre nos habían agotado, a Garrick ya mí, y buscábamos consuelo en la compañía del otro, bajo la sombra de un viejo árbol.
—No entiendo cómo pueden hacer esto —susurré, mi voz llena de dolor—. ¿Cómo pueden traicionar a Navarra?
La traición de mis padres me pesaba como una pérdida, una mezcla de confusión y desesperación. ¿Cómo podría apoyar a Riorson, un hombre que amenazaba la paz de nuestro hogar?
—No lo sé —respondió Garrick, con la mirada fija en las estrellas—. Pero no descansaré hasta descubrir la verdad.
Su determinación me dio un cumplimiento de esperanza. Juntos, enfrentaríamos lo que fuera que se avecinara.
El silencio se instaló entre nosotros, solo roto por el suave murmullo del viento. Apoyé la cabeza en el hombro de Garrick, sintiendo el cansancio a pesar de mis párpados.
—Tengo sueño —dije, con la voz apenas audible.
—Yo también —respondió Garrick, rodeándome con un brazo—. Descansa un poco.
Cerré los ojos, sintiendo la calidez del cuerpo de Garrick a mi lado. El cansancio me venció, y me quedó dormida, soñando con tiempos más felices, con un Navarra en paz y con mis padres a mi lado.
Pero incluso en mis sueños, la sombra de la traición me perseguía, recordándome la incertidumbre del futuro.
Cuando desperté, el sol comenzaba a asomarse por el horizonte, tiñendo el cielo de tonos rosados y dorados. Garrick aún dormía, su rostro sereno bajo la luz de la mañana. Lo observé por un momento, sintiendo una mezcla de ternura y preocupación.
Sabía que debíamos seguir vigilando a nuestros padres, que debíamos descubrir la verdad. Pero también sabía que necesitábamos descansar, recuperar fuerzas para la lucha que teníamos por delante. La verdad nos esperaba, y no podíamos permitir que el cansancio nos detuviera