Lazos y Balas

Capitulo 1. (Borrador)

El refugio número veintisiete se ve sofocado por la oscuridad de la noche, los faroles hacen los posible por iluminar las calles en ruinas mientras la luna apenas ilumina aquellas esquinas donde no cae luz y las estrellas brillan en el cielo siendo opacadas de vez en cuando por alguna nube. Las calles del refugio yacen en silencio y la mayoría de refugiados descansan en sus hogares, mientras algunos pocos rondan por la oscuridad evitando a los militares. El refugio había cambiado ciertamente, las calles se habían vuelto más silenciosas y los refugiados más temerosos o más impertinentes, por no decir idiotas, después de lo que había pasado hace dos años. Después del ataque de los Vacíos que destruyó media área militar y se llevó la vida de varios militares el miedo se propagó por las calles, y pronto en algunos ese miedo se convirtió en duda hacía el área militar, mientras que en el área militar en un grupo de reclutas lo único que cambió fue cierto sentimiento hacia una persona tachada de traidor, en especial en una mujer que ahora caminaba por las calles desiertas del lugar.

Los pasos de Elizabeth Reims, mejor conocida como Liz por sus amigos y conocidos interrumpen el natural sonido de la brisa al golpear los árboles y su silueta en medio de la noche destaca a primera vista, una hermosa mujer de ojos claros, piel bronceada y cabello largo ondulado, de un color castaño claro, busto un poco más grande que el promedio y cintura delgada donde se formaba una curva antes de llegar a sus caderas también seductoras. Una hermosa mujer quien caminaba por las desoladas calles del refugio durante la noche, con una tarea por delante.

Los pasos de Liz se detuvieron frente a una antigua casa abandonada de la cual se rumoreaba que su dueño había muerto en el ataque de hace dos años. Pero Liz sabía que no era así, después de todo ella conoció a esa persona, ella amó a esa persona, y por eso sabía que seguía con vida, en alguna parte, el antiguo cazador, recluta y Vacío Axel Tears. 

Al llegar a la puerta principal Liz se llenó de nostalgia al recordar la primera vez que se encontró frente a esa puerta, tímida, triste y temerosa en busca de consuelo y rápidamente ese recuerdo se esfumó. Ya no era la misma mujer, había cambiado en los dos años transcurridos desde aquel ataque, y no solamente era su físico lo que había cambiado por lo que, mientras aquella puerta hacía un chirrido mientras se abría, trataba de eliminar esa imagen de quien alguna vez fue de su mente. Tras entrar Liz encendió las luces de la casa y caminó entre los tablones de madera podridos que había por piso hasta llegar al salón principal donde un montón de libros en una repisa, un reproductor de música, ciertos sofás y una mesa de centro yacían cubiertos de polvo. Encendió el reproductor de música y agarró el último libro en el que se quedó y continuó leyendo. Llevaba un mes haciendo ese trabajo, un mes tratando de encontrar una respuesta al paradero de Axel y aún no tenía nada. Había revisado las habitaciones, los muebles y los objetos de la casa pero no había encontrado nada, por lo que decidió empezar a leer los libros en busca de alguna respuesta pero tampoco había alguna. El paradero de Axel era importante ya que podría revelar información importante de los Vacíos y por eso le habían asignado el trabajo. Como Recluta ella solo seguía órdenes, pero muy en el fondo lo hacía con otros motivos.

Tras leer la última línea del tercer libro de esa noche Liz lo cerró de golpe y suspiró. Se sentía frustrada y cansada, otra noche sin obtener nada por lo que tras colocar el libro en donde estaba decidió retirarse del lugar. Necesitaba respirar aire fresco, por lo que decidió tomar el camino largo al área militar. Por su mente pasaban varias incógnitas relacionadas con Axel como todas las noches, así como el firme sentimiento de odio hacía él por traicionarlos y engañarlos, mentirles. Por mentirle. Pero junto con estos sentimientos de frustración y duda, yace en el fondo aquel sentimiento de duda con respecto a todo, incluyéndose a ella.

Al llegar al área militar una enorme bestia fue la primera que recibió a Liz. Un enorme lobo de metro y veinte treinta en cuatro patas, que no paraba de agitar la cola de un lado para otro en señal de emoción al ver a Liz, quien tras darle una leve caricia en la cabeza continuó con su camino. A los minutos llegó a la Habitación de los “Falcón” y colocó su dedo tras el escáner e inmediatamente las puertas se abrieron. El repentino sonido de una risa encantadora salió inmediatamente al momento en que las puertas se abrieron junto con los quejidos de frustración de un hombre, Iris de 17 años se encontraba jugando videojuegos junto con Will de 18 años. Ella se había vuelto increíblemente atractiva, su busto se había desarrollado al igual que sus caderas y su cuerpo se mantenía delgado debido a los entrenamientos diarios mientras seguía teniendo su encantadora sonrisa junto a su dulce carácter combinaban con sus ojos claros y su pelo colocho, mientras que él era un hombre más maduro, con músculos un poco más marcados y de un atractivo mayor junto a su piel pálida y pelo castaño, pero siempre con un carácter infantil e irritante. Iris reía al llevar tres victorias consecutivas a cero en un juego de peleas, llegando a la cuarta en el instante en el que su personaje lanza una serie de patadas consecutivas en forma de combo hacia el de Will el cual queda a nada de vida de morir. Will lanza una exclamación mientras Iris le mira riendo. Pero en su mirada hacía él se nota algo más. Entre risas Iris notó a Liz.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.