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Emma una vez mas se encontraba en su lugar de paz, leyendo uno de sua preciados libros; se encontraba en la biblioteca.

Podía retirar libros y leer en la comodidad de su casa pero seguro iba a haber ruido, la iban a interrumpir y corría la posibilidad de que algún libro se dañe por algún accidente inesperado y ella no quería éso.

La biblioteca era el lugar mas silencioso y seguro para los libros que conocía, así que ése era el mejor lugar de todo el mundo.

Una silla fue movida a su lado pero lo ignoró.

Seguro que era otra buena persona como ella que amaba la paz y la buena lectura.

-¡Pshh! Hola Emma, soy yo, Erick, tu compañero de clases, al que le ayudaste a estudiar el otro día.
¿Me recuerdas?

La chica al oír éso, fruncio el ceño y miró a ése molestó y ruidoso chico, dispuesta a acabar con éso.

-No te voy a ayudar a estudiar.- aclaró antes de volver a su lectura.

Gracias a ése tipo, chicas algo problemáticas y muy ruidosas, le pidieron ayuda y luego la maestra le pidió el favor que ayudé a sus compañeros sí no entendían algo.

Prácticamente, le pidió que haga su trabajo por no ser capaz de enseñarle bien a los demás.
¿Qué clase de maestra hace éso?

-No vine a estudiar.- dijo Erick.

La rubia, al oír éso, se sorprendió.

¿Entonces su compañero descubrió la belleza de la lectura e iba a leer?

-Y sólo para aclarar, no quiero leer.- aclaró el pelirrojo, al ver el brillo en los ojos de su amiga que se puso seria al oír éso.

Debió saber que un cabeza de músculo como él, no agarraria un libro para leer ni sí le paguen.

-¿Entonces qué quieres aquí?
¿Es tu propósito no dejarme leer en paz?- preguntó la de anteojos, sin dejar de leer su libro.

En su casa, tenía un hermano mayor que cuando la veía leyendo, se acercaba a ella y le soplaba en el oído, se ponía a comer de manera sonora a su lado o en ocasiones le quitaba el libro y huía con el, una de las tantas razones por la que no quiere leer en casa, la otra es su madre que ni bien abre un libro para leer, la llama.

-No, sólo quiero devolverte el favor por ayudarme.- respondió el chico en voz baja.

Emma perdió un poco su enojó al oír éso pero siguió con su lectura.

-No hace falta, no te ayudé para que me debas una, sólo lo hice por que estabas siendo ruidoso e interrumpias mi lectura, justo como ahora.- aclaró ella con honestidad.

No tenía la intención de mentir.
Podía ser considerada grosera pero no le importaba, al menos siendo honesta acabaría rápido con el ruido.

-Me di cuenta de éso, pero de igual modo te quiero ayudar.
Siempre te veo sola así que te quiero ayudar a que tengas ami...

Y antes de que Erick terminé de hablar, Emma se puso de pie mientras cerraba su libro y lo miró con el ceño fruncido.

-Estoy perfectamente bien sola.
No me interesa tener amigos por que son molestamente ruidosos, así que te agradecería que no te metas en donde no te llaman.- y tras decir éso, la chica se fue.

Gracias a ése tipo, nuevamente no pudo terminar de leer en paz, pero al menos ahora dejó bien en claro que quiere estar sola, sin nadie molestó a su alrededor, después de todo, tener a alguien a tu lado puede ser muy molestó.

Mientras la chica se iba, Erick sonrió mientras estiraba sus brazos.

"Sip, definitivamente debo hacer que se abra mas con las personas y que tenga amigos."- pensó el pelirrojo, completamente decidido a ayudar a su amiga.

No es bueno que alguien éste solo y mucho menos alguien tan amable como Emma, así que aunque sea lo último que haga, le ayudaría a hacer amigos y que disfrute de sus días en la escuela.

Quizás no sea una tarea fácil, pero tampoco era algo imposible, pero primero lo primero, tenía que lograr ser él visto como un amigo para poder ayudarla con mayor facilidad.

En el mundo, siempre suele haber personas que prefieren estar solas, sin hacer amigos, pero aún así, sin darse cuenta muchas veces, personas se acercan a ellos y terminan siendo amigos.

¿Será el caso de Emma o ella será diferente?