Legado

Capítulo 2

Corro con todo lo que da mis pies, no sé exactamente cuánto tiempo lo estuve haciendo, sólo sé que llegue al campo de fútbol donde había una práctica de futbol en proceso.

Me paró en medio del campo y miro a mi alrededor, mi respiración es errática por haber corrido todo el camino hasta aquí. Mientras contemplo mis alrededores, noto que todas las personas están estáticas en un solo lugar parecen estatuas casi como si no tuvieran vida.

Siento como algo frío cala mis huesos, y una niebla espesa empieza a cubrir el campo lentamente. Los susurros regresan, pero esta vez parecen gritos, gritos de agonía, de personas pidiendo auxilio y pidiendo que no la deje salir.

Llevo mis manos a mis orejas en un inútil intento de acallar aquellos lamentos, aprieto los ojos con fuerza y cuando los vuelvo a abrir no estoy en el campo. El lugar donde estoy es muy diferente a cualquier lugar que haya visto, mis ojos se llenan de asombro al ver el lugar tan precioso. Los susurros se detuvieron

no sé en qué momento, pero al contemplar aquel lugar tengo la sensación de ya haber estado aquí

El lugar es como un campo de flores, veo de muchas especies, pero llama mi atención unas rosas negras al lado de un gran árbol de manzanas. Parece que las rosas fueron plantadas recientemente, el aire en ese lugar es puro y me provoca una extraña sensación de nostalgia, a lo lejos se puede contemplar un pequeño pueblo y desde donde estoy puedo escuchar la risa cantarina de unos niños, inconscientemente me descubro caminando hacia ese sonido con una sonrisa en mi rostro.

Al llegar al pueblo me dedicó a contemplar sus casas, son de piedra y paja al igual que sus calles las personas vestían raro; los hombres tenían unas especies de trajes y las mujeres usaban unos vestidos algo extravagantes con corpiños. Había carretas y carrozas impulsada por caballos unas más finas que otras.

Todo esto es como si estuviera en otra época, de un momento a otro todo este bello paisaje, tranquilo y puro, se tiñe de rojo. Las risas de los niños son sustituidas por los gritos de horror de los adultos, escucho llantos por todo el lugar y veo cómo son consumidas poco a poco, todas las casas por el fuego. El terror y el horror invaden mi cuerpo y me toman presa, intentó correr, pero mi cuerpo está completamente paralizado.

Una mujer siendo consumida por las llamas se dirige hacia mí, no me puedo mover para ayudarla y soy testigo de cómo colapsa a mis pies y es completamente carbonizada, sus gritos casi desgarran mis tímpanos y mis lágrimas se desbordan de mis ojos. Levanto la vista de la mujer y vuelvo a mirar hacia el lugar, todo está pulverizado, todo está reducido a escombros, todo fue consumido por el fuego, todo fue pintado rojo y negro...

Cierro los ojos y los vuelvo a abrir, y cuando lo hago ya no estoy en ese pueblo.

Lo primero que canta mis ojos son un par de cortinas blancas que dejan entrever los rayos del sol, miro a mi costado y me tocó con una pared también blanca, pero en esta hay folletos y pancartas pegados que ponen consejos sobre la buena alimentación y el aseo, también hay una sobre huesos y el cuerpo humano. por todo eso puedo deducir que estoy en una enfermería. Trato de incorporarme, pero un dolor punzante en mi cabeza me lo impide.

- ¡tks! Duele - me llevó las manos a la cabeza y la sujeto con fuerza. Bajo la mirada.

- ¿Estás bien? - escucho que me preguntan desde atrás. Levantó la mirada y me encuentro con tres pares de ojos mirándome fijamente – oye, ¿te sientes bien? - es Chloe quién pregunta. Esta vez va vestida como siempre, su cabello volvió a ser rubio y ya no viste de negro. ¿qué fue lo de antes?

- sí, estoy bien - logró murmurar y la voz me sale un poco rasposa siento la garganta reseca y me duele. Hago una mueca de dolor. - tengo sed – digo

- toma – me tienden en una botella de agua, quién me la tiende es uno de los hermanos vizzano, Dennis, él también está normal, ¿será que lo imaginé todo?

- ahora responde mi pregunta - dirijo la mirada hacia el otro hermano vizzano - ¿Quién eres tú? - me pregunta. Su rostro es tan serio y carente de emoción como siempre, pero tengo la extraña sensación de que no siempre fue así.

- ¿A qué te refieres?

- No te hagas la tonta - acerca su rostro al mío y yo retrocedo por la sorpresa - sé perfectamente que fue tu culpa lo de antes, así que explícame ¿cómo demonios lo hiciste? - lo dice tan serio que parece casi enojado, de repente se me queda mirando fijo a los ojos y por su cara cruza la confusión - ¿por qué tus ojos están grises?

- ¿Qué? - pregunto.

- grises, ¿por qué están grises?, hace un momento eran cafés - lo miró con desconcierto ¿cómo es posible aquello?

- pregúntale - escuchó una voz muy cerca de mis oídos. - pregúntale que quiénes son ellos - miro a todos lados de la habitación, pero sólo estamos nosotros ¿de dónde viene esa voz?

De la nada veo a una mujer hermosa de unos cuarenta y tantos, sentada al fondo de la sala.

La mujer tiene una postura aristócrata, parecer refinada y viste casi de la época de Las Guerras civiles. Su cabello es muy largo y abundante con un hermoso color negro profundo. Ella se ve que es alta y muy delgada tanto que a simple vista se le pueden ver los pómulos, sus manos son casi esqueléticas y su nariz perfilada, sus cejas son escasas, pero bien cuidadas de color negro, tiene unos ojos negros y expresivos de color café oscuro. Su mirada da miedo, sus labios son pequeños y delgados, eso le da un aire de más seriedad, pero los lleva pintado de un rojo escarlata que la hace ver un poco más pálida de lo común.

- ¿De dónde salió de ella? - me preguntó.

la mujer se levanta de su puesto y a paso sosegado se acerca a mí.

apartó la mirada de la mujer y miró a los chicos, pero por sus expresiones puedo adivinar que ninguno ha notado todavía a la mujer cerca de mí. vuelvo la mirada a ella, y ella hace un gesto de restar importancia a la vez que dice con una voz en un tono meloso - tranquila cariño, nadie aparte de ti puede verme u oírme. Todo es gracias a esto – ella saca su mano derecha de uno los bolsillos delanteros de su falda y sacó un trozo de alguna piedra color morado – esto, querida niña, es una amatista. En ella hay lagrimas mías que harán que la persona que la tenga me pueda convocar, ahora solo tú me vez, porque así lo deseo yo, y cómo quiero que tú me ayudes te la voy a dar para que podamos comunicarnos - ella extiende el pequeño trozo de amatistas y lo cubre con su mano izquierda, sale una luz dorada de entre sus dedos, y a este punto mi mirada es de total desconcierto gracias a todos lo que ha pasado, ¿será que estoy soñando? ¿Qué clase de realidad alterna es esta? La mujer termina lo que está haciendo y extiende su mano derecha empuñada hacia mí. En ella, el pequeño trozo de amatista se convirtió en un collar precioso, pero no muy llamativo pues sólo tiene una especie de cadena a la cual le cuelga la piedra.



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En el texto hay: fantasia, fantasia aventura, fantasa y magia

Editado: 22.08.2025

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