Legalmente enamorados

CAPÍTULO 3

PREGUNTA IMPORTANTE: ¿No les está gustando el libro? Veo que casi 30 personas lo tienen en su biblioteca y el libro solo tiene 4 estrellas :( 

 

—Señor James Thomas, ¿jura, solemnemente, decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad en este juicio? —preguntó el juez.

Habíamos pasado los últimos 5 días investigando toda la información acerca del caso; ahora los papeles estaban sobre la mesa y solo nos quedaba esperar para ver como iba a terminar todo. Teníamos plena confianza en el señor Craig, era un buen abogado y tenía toda la información necesaria que habías recolectado para el procedimiento.

—Sí, lo juro su señoría —se limitó a decir.

—Proceda abogado Marshall —dijo el juez Bush, ahora con su atención puesta en el abogado del demandante.

El abogado se puso de pie, acomodó los botones de su traje y se acercó al estrado.

—Señor Thomas, ¿qué estaba haciendo usted cuando le disparó a la señora Bolivar? —preguntó seriamente.

—Estaba probando un arma de balas de salva para una película.

—¿Por qué apunto a la esposa de mi cliente?

—Éramos amigos. Estábamos bromeando.

—¿Hay testigos que sustenten el suceso?

—No. Estábamos solos, solíamos quedarnos trabajando hasta tarde.

—Tenemos conversaciones de ustedes teniendo una discusión por mensajes de tex... —El abogado Marshall fue interrumpido.

—¡Objeción! —Exclamó el señor Craig.

—A lugar —el juez miró a Craig—. Abogado Marshall, sólo haga preguntas directas al demandado.

—Muy bien. ¿Por qué estaba bromeando si habían tenido una discusión 2 días antes? —replanteó el abogado.

—Nunca hemos discutido —respondió el señor Thomas.

—El señor Escobar encontró mensajes de texto entre usted y su esposa que prueban lo contrario.

—¡Objeción! —Exclamó el señor Craig nuevamente.

—¡A lugar! Haga preguntas específicas señor Marshall.

—Bien. No tengo más preguntas por ahora su señoría —se limitó a decir el abogado Marshall antes de tomar asiento.

Al cabo de unos minutos se subió al estrado el esposo de la difunda fotógrafa. El señor Thomas volvió a tomar asiento al lado del señor Craig.

—Señor Juan Escobar, ¿jura, solemnemente, decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad en este juicio? —replicó el juez.

—Sí, lo juro —respondió el señor Escobar manteniendo su mano derecho levantada.

—Señor Craig, puede proceder con sus preguntas.

—Gracias su señoría —se acerca al estrado—. Señor Escobar, ¿cómo encontró los presuntos mensajes entre su esposa y el señor Thomas?

—Revisé su celular —se limitó a responder.

—¿Por qué estaba irrumpiendo en la privacidad de su difunta esposa? —el señor Escobar tartamudeó—. ¿Era algo que hacía muy seguido? ¿Qué tan seguido lo hacía?

El señor Escobar se quedó mudo antre tantas preguntas.

—¡Objeción! —exclamó el abogado Marshall

—¡A lugar! —respondió el juez. —Tomemos un receso de 15 minutos. Se levanta la sesión —exclamó antes de golpear el mazo contra su base.
 

(...)

Cada persona salió del juzgado por el tiempo acordado, faltaban unos pocos minutos para retomar el juicio cuando Harry entró apresurado a la sala. Chad, Cassie y yo yacíamos en nuestros respectivos asientos.

—Señor Craig —susurró Harry acercándose a él—. El señor escobar pagó a un ingeniero en software para crear una falsa conversación por mensajes de texto.

—¿Qué? —el señor Craig frunció el ceño—. ¿Cómo sabes eso? —preguntó.

—Luego le explico todo, solo confíe en mí.

El señor Craig miró cada uno de nuestros, como si no nos conociera.

—Está bien señor Willer —se limitó a decir en voz baja.

El juez, el jurado y los abogados volvieron a sus puestos. El señor Escobar continuó en el estrado y Craig debía proceder con sus preguntas.

—Señor Escobar, ¿a qué hora se lavó los dientes el día de hoy?

—¿Qué clase de pregunta es esa? —el demandante frunció el ceño—. Alrededor  de las 7:45 —respondió con incredulidad.

—Muy bien —dijo el señor Craig—. ¿A que horá se duchó el día de hoy?

—¡Objeción! —exclamó el abogado Marshall.

—¡A lugar! Señor craig haga preguntas concernientes al caso.

—Tengo un punto concerniente, permítame continuar.

—Entonces llegue a su punto rápido. Continue —respondió el juez Bush seriamente.

—Sí su señoría —regresó su atención al señor Escobar—. ¿A qué hora se duchó el día de hoy?

—Alrededor de las 9.

—¿Cuánto le tomó vestirse?

—Unos 10 minutos.

—¿A qué hora almorzó?

—Al medio día.

—¿Volvió a cepillar sus dientes?

—No.

—¿Usted creó los mensajes falsos?

—Sí —todos se sorpredieron—. E... espere, no sé de qué está hablando —tartamudeó.

El caso dio un vuelco inesperado y todos estábamos boquiabiertos, incluso el señor James Thomas. Harry se veía satisfecho.

—Eso es todo su señoría —dijo el señor Craig antes de volver a su asiento—. Bien hecho Willer —felicitó el señor Craig a Harry.

Me lanzó una mirada arrogante y sonreí falsamente.

(...)

Al final de todo, "ganamos" el caso. El señor James Thomas fue condenado por homicidio involuntario en segundo grado a 5 años de prisión con derecho a libertad condicional en 2 años por buena conducta. Por otro lado, el señor Escobar tuvo que pagar a nuestro cliente 100 mil dolares por daños a su imagen con la acusación y los mensajes falsos.
 

———————————————–———

¡Hola! Espero que te haya gustado este capítulo. ¿Que te pareció? Muchas gracias por leerme y elegirme para sacarte de este mundo aburrido, lo aprecio con todo mi corazón. ¡Un beso! (recuerda que actualizo todos los días)
 


 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.