Legalmente enamorados

CAPÍTULO 4

PERSPECTIVA DE HARRY

—¡Objeción! —exclamó el abogado Marshall

—¡A lugar! —respondió el juez. —Tomemos un receso de 15 minutos. Se levanta la sesión —exclamó antes de golpear el mazo contra su base.
 

(...)
 

Salí del juzgado para refrescarme un poco y fui directamente al baño. Mientras estaba dentro de un cubículo escuché una voz, era el señor Escobar.

—¡¿5 mil dolares?! —exclamó—. De ninguna manera te daré 5 mil dolares solo por crear una conversación falsa —se calmó—. Escucha, no me importa que seas ingeniero en software, abogado o doctor, no voy a pagarte 5 mil dolares —hace una pausa—. ¿Me estás amenazando?

—¿Señor Escobar? —escuché al abogado Marshall decir.

¿Si? —respondió éste después de colgar su teléfono.

Esperé unos minutos hasta que el señor Escobar salió del baño para salir de mi escóndite. Era increíble como este hombre había tratado de inculpar al señor Thomas con una conversación falsa. Salí del baño con rapidez para acercame al señor Craig, debía contarle lo sucedido, podría ser útil para el caso.

—Señor Craig —susurré acercándome a él—. El señor escobar pagó a un ingeniero en software para crear una falsa conversación por mensajes de texto.

—¿Qué? —el señor Craig frunció el ceño—. ¿Cómo sabes eso? —preguntó.

—Luego le explico todo, solo confíe en mí.

El señor Craig miró a cada uno de nosotros, como si nos estuviéramos locos.

—Está bien Willer —se limitó a decir en voz baja.

El juicio procedió y ganamos el caso. Fue una gran victoria, el señor Craig me felicitó.

 

(...)

 

Celebramos con vino y algunos bocadillos como era de costumbre. Después de ese momento agradable, Chad y yo fuimos a un bar para continuar bebiendo un poco más. Entramos al lugar y era totalmente moderno, las luces y pantallas estaban por todos lados, parecía un club nocturno más que un pequeño bar. Caminamos unos metros hasta llegar a la barra.

—Dos gin-tonic por favor —escuché a Chad decir.

Era mi bebida favorita desde que empecé a tomar alcohol a los 18 años. Sólo necesita hielo, ginebra, tónica y un cítrico.

—La noche estará buena —dijo Chad mientras veía 2 chicas acercándose a nosotros.

Tomé mi bebida que yacía sobre la barra y me di vuelta hacia las chicas.

—Hola chicos —sonrió—. ¿Tienen compañía para esta noche? —dijo la chica rubia de pelo largo entrelazando sus dedos con la corbata de Chad.

Chad intentó hablar pero lo interrumpí casi de inmediato.

—Solo estamos de paso —miré a la otra chica—. Nos vamos en 5 minutos.

—Aburridos... —dijo la chica rubia antes de alejarse.

—¿Por qué haces eso amigo? —escuché a Chad quejarse—. ¿Acaso no te gustan las chicas? —le dio un sorbo a su trago—. Yo no tendría problemas con eso, pero dímelo.

—No es eso Chad, solo no son mi tipo.

—A ver, ¿cuál es tu tipo? —preguntó volviendo su atención a mí.

—Eso no importa —me limité a decir.

—No, no, dime —sonrió—. Tal vez yo pueda ayudarte a encontrar el amor de tu vida —bromeó.

Sonreí antes de darle un sorbo a mi trago.

—Quiero una chica que sea inteligente, que no necesite la aprobación de un hombre para saber su valor, que sea independiente.

—¿Cómo Lena?

—¿Qué? —lancé una carcajada—. No, no dije que sea molesta —sonreí.

Bromeamos por unos minutos más y luego me fui a mi apartamento. Chad acordó quedarse un rato más. Le exhorté que se vaya a la cama temprano, mañana teníamos trabajo.

Llegué a mi casa y entré rápidamente al cuarto de baño. Tomé una ducha caliente, para luego ir trastabillando a la cama, deseando con vehemencia no levantarme más.
 

(...)
 

—Y cuando esas dos chicas hermosísimas se acercaron —escuché a Chad energético—. Harry las rechazó.

Como podía tener tan energía este chico.

—Buenos días —saludé entrando a la oficina del señor Craig.

—Buenos días —respondieron todos al compás.

—Chad nos estaba contando lo mucho que se divirtieron anoche —dijo Cassie.

—Fue un buen rato —me limité a decir avergonzado.

Miré a Lena por unos segundos mientras leía un libro, era casi evidente de que estaba evitando la conversación o haciendo caso omiso al tema.

—Buen día jóvenes.

—Buen día señor Craig —respondimos al mismo tiempo que poníamos nuestra atención en él.

—Brenda Cheppar, 33 años. Tuvo un accidente de tránsito y la otra persona falleció. La están demandando por daños y por homicidio —leyó el señor Craig de una hoja de papel—. Clarke, estás fuera de este caso —exclamó poniendo su atención en Lena.

—¿Qué? —frunció el ceño—. ¿Por qué?

—Sé que tu madre murió en un accidente automovilístico, me temo que este caso pueda afectarte de manera personal —respondió el señor Craig amablemente.

Lena intentó decir que esto no la iba a afectar de ninguna manera, pero el señor Craig se mantuvo firme ante su decisión.

—Disculpe señor Craig —tragué saliva—. Todos conocemos a Lena, yo la conozco desde hace 3 años y sé que tiene la habilidad de entender, usar y administrar sus propias emociones sin afectar a otros, también sabemos la capacidad que tiene para empatizar con otras personas y aminorar conflictos —hubo silencio total en la habitación—. Por eso, considero que usted debería cambiar de opinión y permitir que Lena trabaje en el caso.

 

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¡Hola! Espero que te haya gustado este capítulo. ¿Que te pareció? Muchas gracias por leerme y elegirme para sacarte de este mundo aburrido, lo aprecio con todo mi corazón. ¡Un beso! (recuerda que actualizo todos los días)




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