Legalmente enamorados

CAPÍTULO 14

El cielo estaba gris y opaco. Todas las personas con vestimenta negra se veían tristes y desanimados. Los padres de Cassie, el señor Craig, Harry, mi padre e incluso Chad se encontraban aquí. Ver como bajaban el ataúd donde se encontraba mi amiga rompía mi corazón en mis pedazos. Se sentía como si cada tendón se desprendiera.

Después de las oraciones, los señores Smith, el señor Craig y yo dijimos algunas palabras frente a la pequeña multitud. Sus rostros eran lánguidos y apagados, el semblante en cada uno de ellos gritaba desdicha.

—Lamento mucho su pérdida, su hija era una excelente persona y abogada —escuché al señor Craig digirse a los padres de Cassie.

Caminó unos centímetros hasta acercarse a mí.

—Clarke, tómate el tiempo que necesites, estaremos bien en la oficina y si necesitas algo no dudes en llamar —dijo el Craig ahora con su atención en mí.

Me limité a dejar salir una pequeña sonrisa sin mostrar los dientes. Temía que si decía una sola palabra, empezaría a llorar a cántaros.

Mientras cada uno de los allegados brindaban sus condolencias, así mismo iban tomando el camino para regresar a sus casas.

—Estoy aquí para lo que necesites —expresó Harry antes de darme un abrazo con rapidez.

Sus ojos llorosos inundaron mi ser. Su tierno abrazo me hizo sentir que me estaba diciendo que todo iba a estar bien sin decir una palabra. Cuando él estaba apunto de separse lo abracé de vuelta con fuerza.

El funeral terminó. Mi padre y yo regresamos a mi apartamento. Se sentía silencioso y vacío. Al cerrarse la puerta, no pude seguir controlando mis lagrimas y me deplomé. Dejé salir todo el sollozo que había estado aguantando la mañana completa. Mi padre me abrazo con fuerza.

—Todo estará bien princesa, todo estará bien —lo escuché susurrar suavemente.

Pasaron los días y, a pesar de tener a mi padre conmigo y mensajes de texto de Harry, me sentía sola. Mi rostro estaba seco pero mi corazón no paraba de llorar. Me sentía en un pozo vacío y oscuro, sin ninguna salir alrededor. —Ay Cassie, cuanto te extraño amiga. Tus bromas, tus risas, ir de compra juntas, peinarnos el pelo, cocinar, todo me recuerda a ti—, Cada una de mis actividades diarias estaban ligadas a Cassie y no podía evitar entristecerme cuando las tenía que realizar sin su compañía.

Pasaron 6 días. Mi padre tenía que volver a su pueblo. Él hubiera preferido quedarse conmigo, pero su trabajo era muy exigente y ya tenía días sin ir.

—¿Segura que vas a estar bien? —preguntó mi padre parado umbral de la puerta de mi apartamento con su pequeña maleta.

—Si papá, no te preocupes —fingí una sonrisa.

Mi padre me abrazó para luego dejar la puerta vacía. La cerré con suavidad y fui directo a mi habitación. La soledad que se sentía en ese lugar era gigantesca. La ausencia de Cassie creaba un ambiente de melancolía que parecía ser indestructible. 

 

(...)
 

Al día siguiente deseé con vehemencia escuchar a Cassie tocando mi puerta, pero sólo escuché silencio. Me dirigí trastabillando al cuarto de baño hasta pararme frente al espejo. Mi rostro inchado y desmaquillado dejaban al descubierto que había pasado toda la noche llorando. Cambié mi atención hacia la ducha para continuar la misma rutina que había tomado estos días. Ducharme y luego volver a la cama para dormir todo el día. Disfrutaba dormir, sentía que la tristeza hacía silencio en ese momento.

Después de una larga ducha, salí del baño y me vestí con rapidez. Miré mi reloj sobre la pequeña mesa al lado de la cama. Marcaba las 11:57 de la mañana. Estaba apunto de meter mis piernas bajo la sábanas cuando escuché el timbre. Caminé uno metros hasta llegar a la puerta.

—Hola —vi el rostro de Harry con una sonrisa—, creí que tal vez querrías comida china  —dijo levantando una bolsa plástica en su mano izquierda.

Deje salir una sonrisa para luego permitirle pasar. La comida china era mi favorita, pero me daba más alegría ver a Harry. El sentimiento de tener a alguien contigo aunque no lo digas en voz alta, es reconfortante.

—¿Cómo sabías que me gustaba la comida china? —pregunté a Harry antes de entrar una cuchara con arroz frito en mi boca.

—Siempre hablabas de eso con Cassie —fruncí el ceño. Me parecía interesante que el prestara atención a nuestras conversaciones incluso sobre cosas irrelevantes—, ademas, ¿a quién no le gusta la comida china?

—Tienes razón —sonreí.

—¿Sabes que la comida china es una de las menos saludables verdad? —dijo, levantando una ceja e introduciendo un rollo de pollo en su boca.

—Es mi gusto culposo —dije sonriendo.

Mi semblante cambió repentinamente, recordé que eso era algo que Cassie siempre me recordaba.

—¿Qué pasa? —se preocupó Harry—, ¿dije algo malo?

—No no, es... sólo que Cassie siempre decía eso sobre la comida china.




 

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¡Hola! Espero que te haya gustado este capítulo. ¿Que te pareció? Muchas gracias por leerme y elegirme para sacarte de este mundo aburrido, lo aprecio con todo mi corazón. ¡Un beso! (recuerda que actualizo todos los días)




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