Legalmente enamorados

CAPÍTULO 19

—Excelente trabajo señorita Clarke —dijo el señor Craig mientras me acercaba a él.

—Gracias señor.

—Sabía que podías hacerlo —dijo Harry sonriendo—, felicidades.

—Gracias —respondí mientras agitaba su mano.
 

(...)
 

Después de que el juicio finalizó volví a mi apartamento para descansar un poco. El señor Craig, Harry y yo habíamos acordado ir a celebrar a un bar más tarde. No necesitaba mucho tiempo para arreglarme, ya que el lugar estaba cerca de mi casa.

Unas cuantas horas más tarde desperté de mi siesta. Miré mi reloj de mesa y marcaba las 6 de la tarde. Me levanté trastabillando para dirigirme al cuarto de baño. Entré a la ducha y tomé un baño largo, tenía tiempo suficiente para alistarme.

(...)

Llegué al bar. Era un lugar bastante iluminado y limpio. Esperaba ver más personas, pero tenía la cantidad perfecta. El ambiente estaba poblado, pero no asfixiante. Desde la entrada puder ver al señor Craig y a Harry en la barra. Me acerqué a ellos para saludarlos.

—Justo a tiempo —dijo Harry abrazándome con su brazo derecho mientras sostenía una bebida en su mano izquierda.

—Siempre a tiempo —sonreí.

Después de ese momento estuvimos bebiendo y hablando sobre muchas cosas; especialmente cosas personales para conocernos mejor. Era agradable conocer a Harry y al señor Craig más a fondo. El hermano mayor de Harry era abogado también, el señor Craig lo conocía, habían hecho la pasantía juntos. A pesar de que Harry y su hermano se llevaban 20 años de diferencia, Harry dijo que tenían una excelente relación, pero que prefería alejarse de la rama familiar y crear su propio camino. El señor Craig habló un poco de su exesposa, nunca lo había hecho. Tenía 2 hijos que vivían con ella, ellos se habían separado hacía 5 años.
 

(...)
 

Dos horas mas tarde, entre bromas y risas me di cuenta de que estaba borracha. Estaba tratando de ocultarlo, pero me era difícil. De todos modos, habíamos creado un ambiente cómodo, así que no tenía que preocuparme demasiado.

—Es un poco tarde —dijo el señor Craig después de mirar su reloj—, tengo que irme.

El señor Craig se levantó de la mesa. Miré mi reloj casi de inmediato.

—Solo son las 10 señor Craig —tomé su mano—, quédese un rato más —solté su mano con rapidez.

Nunca lo había tocado, a menos que fuera para saludarlo. En ese momento me di cuenta de lo borracha que estaba. El señor Craig dijo que tenía una reunión en la mañana y por eso debía irse. Harry y yo nos quedamos hablando un poco más, él también se veían un poco ebrio. Minutos después, él se ofreció a acompañarme a mi casa. Estaba cerca, así que había venido caminando.

Subimos a mi apartamento e invité a Harry a pasar. Quería irse pero le insistí en que se quedara un poco un más. Dijo que me haría una sopa mágica para la borrachera, le agradecí y luego aproveché para ir al baño a lavarme la cara. Necesitaba refrescarme. Me tomó varios minutos quitar todo mi maquillaje y cambiarme a una ropa más cómoda.

—Voilà! —exclamó Harry llevando la taza con sopa hasta la mesa.

Caminé unos centímetros hasta posarme frente a ella. La sopa se veía cremosa y, el delicioso olor penetraba suavemente mis fosas nasales.

—Gracias —dije tiernamente a Harry.

Él se limitó a sonreír. Nuestras miradas se conectaron casi de inmediato. Lo besé. Sus labios color salmón estaban más suaves que la última vez.

—Lena —exclamó Harry apartándose de mí con suavidad—, estás borracha, es mejor que me vaya.

—Quiero que te quedes —dije en voz baja sin romper el contrato visual.

Harry era un 10, y que no quisiera besarme pensando que estaba borracha lo hacía un 1,000; pero no estaba ebria, entre la caminata y mi rutina de skincare, me sentía lo suficientemente sobria como para saber las decisiones que estaba tomando.

Harry me besó apasionadamente como si cumpliera alguna orden. Era bastante excitante volver a tenerlo cerca. No recordaba lo fuerte que eran sus brazos. Se sentían calientes y firmes. Podía sentir el relieve de sus venas que tocaban mis temblorosas manos.

—Fóllame —susurré apartándome un poco de él.

Él me miró por unos segundos como si estuviera asegurándose de que lo decía en serio. Miró tiernamente mi boca y empezó a besarme nuevamente. Sus labios y los míos se entrelazaban a la perfección, era como si estuvieran destinados a encontrarse.

—¿En serio quieres hacerlo? —susurró sin falta de masculinidad en su voz.

Afirmé con la cabeza y lo llegué a mi habitación. Harry quitó la blusa de mi pijama con delicadeza. Continuó besándome hasta cambiar su atención hacia mis pezones. Pasaba su lengua húmeda alrededor de estos y mi piel se erizaba sin ninguna otra opción. Comenzó a chupar mi seno izquierdo mientras acariciaba el derecho con su fría mano. Mi respiración se incrementaba cada vez más. Empezó a besar el espacio entre mis senos. Bajó lentamente hacia mi abdomen y empezó a dar pequeños besos en esa área, sabía a donde se dirigía esto.

—¿Puedo? —preguntó amablemente mientras agarraba el borde de mi pantalón con sus dedos índice y pulgar.

Volví a confirmar sin decir una palabra. Me sentía sin aliento en ese momento y lo que único que quería decirle era que arrancara mi pantalón.

Empezó suave y gentilmente su camino hacia mi vulva, besando, acariciando, enviando el mensaje de que deseaba darme sexo oral, pero dejando que yo me vaya abriendo lentamente a la posibilidad. Llegó a la vulva, y no fue directamente a mi clítoris. Empezó a explorar el area circundante e iba acercándose lentamente hasta llegar a mi clítoris.

Una vez decidió empezar a estimular esa parte, antes de tocarlo directamente, lo probó dando "besos de aire". Consiguió eso reproduciendo el mismo movimiento que hacíamos cuando jugábamos a hacer popas de saliva. Harry no soplaba, sino que acariciaba mi clítoris con una brisa de aliento cálido. Incluso a la hora de usar su boca para la estimulación, me dio un beso suave. Él atrapaba el clitoris entre tus labios y lo chupaba suavemente, pero con cuidado para no morderlo. Su lengua era un músculo muy fuerte dentro de mí. A la hora de usarla para estimular mi clítoris aquella estaba relajada, como si estuviera comiendo un helado. Usaba la fuerza de su lengua para explorar la entrada a mi vagina e incluso penetrarla un par de veces. No se quedaba mucho tiempo ahí, él volvía al clítoris mientras me miraba a los ojos, porque sabía que ahí estaba la verdadera estipulación. Dejé salir un gemido y tomé su pelo con fuerza como si quisiera mantenerlo en mi vagina para siempre.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.