Legalmente enamorados

CAPÍTULO 20

Las últimas dos semanas han sido grandiosas. Harry y yo hemos conectado en todos los sentidos. No tenía idea de la cantidad de cosas que teníamos en común. Y pensar que éramos rivales a morir, ahora trabajamos juntos en cada caso y es más fácil resolverlos.

Me vestí rápidamente para ir a la oficina del señor Craig. Era un día nublado, así que tomé mi paraguas. Caminé unos sentimientos hasta llegar a la puerta y salí del apartamento.

(...)

—Buenos días —dije, entrando a la oficina del señor Craig.

Harry sonrió amablemente. El señor me saludó para luego lanzarle una mirada extraña a Harry. El señor Craig todavía no sabía lo que había pasado entre Harry y yo, así que para él era extraño el comportamiento que traíamos desde hacía semanas.

—La estábamos esperando señorita Clarke —regresó su atención a mí—, como sabe, nuestro siguiente caso es el último de la temporada, por lo tanto, debemos dar lo mejor.

Harry y yo dimos un pequeño asentimiento.

—Estaremos trabajando con Gregory Walls. Es acusado de asesinar a su esposa clavándole un cuchillo 3 veces en la garganta. Quién lo acusa es su cuñada Britney Clever.

—¿Es él realmente culpable? —pregunté.

El señor craig me fulminó con la mirada por unos segundos.

—Señorita Clarke, ¿sabes por qué no me interesa si mis cliente son culpables o inocentes? —preguntó, esquivando mi pregunta.

Esperé por su respuesta.

—Porque todos mienten —se limitó a decir.

Desde cierta perspectiva, el señor Craig tenía razón, sin importar que los clientes fueran inocentes o culpables, siempre guardaban información importante o mentían.

Él señor Craig nos habló un poco más del caso por varios minutos. El señor Walls no estaba bajo arresto, no tenían las pruebas suficientes para hacerlo, así que iríamos a visitarlo, necesitábamos hacerle algunas preguntas.

(...)

—Deberíamos hacer algo para celebrar el fin de la temporada de casos —escuché a Harry decir.

—¿Qué te gustaría hacer? —pregunté, mirándolo conducir.

—No sé, tal vez podríamos ir a cenar.

—Tengo una idea mejor —sonreí—, ¿qué te parece un picnic?

Harry sonrió incredulamente.

—¿Un picnic? —preguntó.

—Sí... ¿No te gusta la idea? —respondí con desanimo.

—Sí, si... —sonrió Harry avergonzado—,  sólo que nunca he estado en un picnic. No se me había ocurrido la idea.

—Yo tampoco —me limité a decir.

Harry me lanzó una mirada acusadora y estiré los hombres antes de sonreír.

—Llegamos —dijo Harry inclinándose un poco adelante para tocar el timbre del gran portón de hierro.

Era un lugar enorme. Las verjas frente a nosotros estaban pintadas de negro. A la izquiera había un muro con un micrófono en él, para que los visitantes pudieran anunciarse. Después de qué las majestuosos puertas fueron abiertas, Harry aceleró para acercanos a la casa. El jardín estaba bien cuidado, y la fuente en el centro de laba el toque perfecto al lugar. Las columnas de la mansión parecían montañas, me atrevería a decir que tenían unos 20 metros de largo.

Nos acercamos y tocamos el timbre. Una mujer de servicio nos abrió la puerta rápidamente. Nos dirigimos a la sala de estar a esperar al señor Walls, la señora que nos atendió dijo que él estaba tomando una ducha.

Harry se sentó en el gran sofá de terciopelo. Yo empecé a inspeccionar la habitación. Tenía cortinas largas color beige que combinaba a la perfección con el papel tapiz blanco.

Caminé unos centímetros hasta llegar a un pequeño estante de madera. Tenía fotos de toda la familia Walls, incluso parientes lejanos y amigos; parecían ser una familia unida, que horrible debía ser la tragedia por la que estaban pasando.

Tomé una fotografía en la que aparecía la fallecida señora Walls y su hermana, habían muchas similares, parecía que solían ser inseparables.

—Apuesto a que ella lo hizo —escuché a Harry detrás de mí.

Me di la vuelta para confirmar que estaba parado a mi lado.

—¿Qué? —sonreí—, ¿por qué dices eso? —pregunté.

—Estoy bromeando —Harry abrió sus ojos como platos—, o tal vez no —dijo, fingiendo una voz terrorífica antes de reírse.

—¿Quienes son ustedes? —escuché una voz femenina.

Harry y yo dirigimos nuestra atención a ella. Era la misma chica de la fotografía, la señorita Britney Clever. Con solo verla era evidente su oficio; era modelo en redes sociales, por lo tanto su ropa a la moda y maquillaje moderno fueron su carta de presentación en ese momento.

—¿Están sordos? —dijo al no tener una respuesta de nosotros.

—Disculpe —reaccioné—, trabajamos con el abogado Craig.

—¿Quién? —frunció el ceño.

Caminé unos centímetros hasta acercarme a ella y estiré mi mano para saludarla.

—¿Crees que me atrevería a estrechar mi mano con los defensores del asesino de mi hermana? —dejó salir una sonrisa incrédula—, cínica —me dijo antes de darse la vuelta.

Miré a Harry y estaba aguantando la risa. Rodeé los ojos.

Había olvidado por completo que la señorita Clever era la demandante en este caso, ni siquiera recordaba que viviera en esta casa, así que fue un momento inesperado.

(...)

Minutos después fuimos a la oficina del señor Walls a hablar con él. Nos dijo que hacía 1 año desde que un tío abuelo de su esposa falleció y hasta hace solo un mes el testamento del señor salió a la luz; dejándole todo a su esposa.

—Sé que todos creen que yo lo hice —el señor Walls aclaró su garganta—, pero nunca haría algo así, yo amaba a mi esposa —exclamó.

Harry y yo nos quedamos en silencio.

—Estoy seguro de que Britney lo hizo, siempre estuvo celosa de mi esposa —dijo el señor Walls.

—¿Por qué está tan seguro? —preguntó Harry—. Ella tiene una buena coartada, ni siquiera estaba en la casa cuando ocurrió el asesinato —explicó.

El señor Walls explicó que la señorita Clever solía ser manipuladora y mentirosa con su hermana. También dijo que desde que su hermana había recibido la noticia de que era la única heredera de su tío abuelo, su hermana se había estado comportando diferente.




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