Legalmente enamorados

CAPÍTULO 22

PERSPECTIVA DE HARRY

Estiré mis brazos entre las sábanas blancas antes de abrir los ojos por completo. La cama de Lena era mucho más cómoda que la mía, sus almohadas repletas de plumas se sentía como acomodar la cabeza entre nubes.

Me levanté trastabillando para llegar al cuarto de baño. Podía ver mi rostro arrugado en el espejo. Acomodé mi ropa interior, para luego cepillar mis dientes. Tomé un pantalón corto antes de ir a la cocina y lo puse hasta mis caderas.

—Buenos días —le dije a Lena desde el umbral de la puerta.

—Buenos días —respondió ella después de darle un sorbo a su taza de café—, ¿quieres café?

—Por favor —me limité a decir, caminando unos centímetros hacia ella.

—2 cubos de azúcar, ¿cierto? —preguntó.

La tomé con mis manos por la cadera y le di un suave beso. Vi como cerró sus ojos, cómo si estuviera atrapándolo en su mente.

—Sabes que sí —respondí apartándome un poco.

Durante algunos minutos estuvimos tomando café, comiendo galletas y conversando. Disfrutaba mucho hablar con ella, se había convertido en mi nuevo "lugar seguro", podría conversar con ella sobre cualquier tema sin sentirme incómodo.

—¿Vas tú primero o yo? —preguntó Lena.

Teníamos planeado hacer un picnic el día de hoy, así que teníamos que prepararnos para ir a la tienda a comprar algunas cosas.

—¿Por qué no los dos? —sonreí—, tu ducha tiene espacio suficiente.

Lena dejó salir una sonrisa sin cortar el contacto visual. Coloqué la taza vacía sobre la pequeña mesa y tomé la mano de Lena. Nos dirigimos al cuarto de baño y abrí la ducha. Estiré mi mano para confirmar que el agua estaba fría. Esperé algunos segundos antes de entrar a la ducha, mientras lena se quitaba su pijama.

—Tan grande y con miedo a un poco de agua fría —escuché a Lena bromear a mi espalda.

Me di la vuelta. Ella estaba desnuda frente a mí. Sus ojos estaban clavados en los míos.

—Entra —dijo, haciendo un poco de presión con su mano en mi pecho.

Di pocos pasos antes de entrar a la ducha, el agua estaba tibia. Lena se puso frente a mí y vi como su pelo se mojaba. Tomé una botella con gel de baño y dejé caer el líquido viscoso sobre mi pelo.

Vi a Lena lavando su cabello y no pude evitar acariciarlo. Tomé un peine y empecé a peinarlo. Su pelo era suave y rizado, el peine se deslizaba con delicadeza a través de las hebras. El champú recorría todo su cabello hasta llegar a la silueta de su cadera. Lena parecía ser esculpida por los mismos dioses desde la cabeza hasta los píes.

Minutos más tarde, salimos del cuarto de baño para empezar a vestirnos. Lena se puso un vestido ablusado color blanco y sandalias del mismo color con detalles café. Entró al cuarto de baño para secar su pelo húmedo. Aproveché para vestirme con rapidez, me puse unos pantalones beige y una camisa holgada color blanca. Entré al baño para pedirle a Lena que secara mi cabello, lo hizo casi de inmediato.

Luego de esto tomé mis llaves y dos bolsas rehusables que yacían sobre la cama. Lena tomó sus pertenencias e imitó mis pasos hasta llegar al estacionamiento. Subimos a mi pequeña Jeep 4x4 e iniciamos nuestro camino a la tienda.

Fuimos al mercado central de Springfield, era ruidoso y asfixiante, había una gran cantidad personas que iba a comprar a ese lugar. Tratamos de hacer las compras en la menor cantidad de tiempo. Compramos pan, frutas, diferentes tipos de quesos y embutidos, galletas saladas, jugos naturales y algunos postres.

Volvimos a la Jeep con rapidez para empezar nuestro recorrido. Estuve conduciendo por unos 15 minutos hasta llegar a las afueras de Springfield. Ahí se encontraba el lugar perfecto para nuestro picnic. Era un lugar elevado, silencioso, fresco y sombreado, desde allí teníamos la vista perfecta a toda la ciudad.

Estiramos la alargada manta sobre el suelo. Colocamos todo el pan dentro de una canasta y los embutidos sobre una tabla de picar. Los postres y bebidas yacían alrededor de nosotros.

—Me parece demasiado irónico que estemos haciendo un picnic juntos, cuando hace 4 meses ni siquiera nos soportábamos el uno al otro —dije sonriente.

—Si me hubieras dicho desde el principio que te tenía loco tal vez las cosas hubieran sido diferentes —dijo Lena, antes entrar un cubo de queso blanco en su boca.

—Estoy seguro de que me hubieras mandado al diablo —sonreí—, ¿estoy en lo correcto o no?

—¿Qué? —Lena dejó salir una sonrisa—, ¿por qué dices eso?

—¿Estoy en lo correcto sí o no? —repliqué levantando una ceja.

Lena sonrió nuevamente sin ninguna otra opción.

—Sí, tienes razón —le dió un sorbo a su jugo de naranja—. En mi defensa puedo decir que eras muy molesto.

La miré seriamente por unos segundos y ella hizo mismo. Empezamos una competencia de miradas que parecía eterna hasta que ambos rompimos el silencio dejando escapar algunas carcajadas.

—¿Qué pasa? —Lena puso su mano en mi hombro—, ¿estás bien?

Sin darme cuenta había cambiado mi semblante. De tener una sonrisa, mi cara había pasado a verse triste.

—E-eh... —tragué saliva—, sí. Sólo que no me sentía así de feliz desde hace mucho tiempo.

—Nunca me has hablado de tu pasado... —dijo Lena.

Hubo silencio por unos segundos. Ella esperaba una respuesta de mi parte.

—No hay mucho que contar la verdad, no tuve la mejor infancia... nunca tuve un cumpleaños, nunca tuve regalos de navidad y mucho menos lujos... logré entrar a Springfield University con una beca por tener buenas calificaciones y labores sociales... No soy tan grandioso  ni privilegiado como los demás estudiantes o, como tú —bajé la mirada.

—No importa tu posición social —me interrumpió Lena—, lo que importa es el valor que tienes como persona, todo lo que necesitabas está en tu cerebro —me dio un pequeño beso—. Te quiero Harry Willer...

Yo también te quiero —sonreí—, Lena Clarke.
 

FLASHBACK DE LA NIÑEZ DE HARRY




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.