Legalmente enamorados

CAPÍTULO 23

PERSPECTIVA DE LENA

La tarde había transcurrido como lo esperábamos. El picnic, el ambiente, nosotros, todo era perfecto. Harry y yo habíamos decidido quedarnos en el mismo lugar hasta tarde para poder ver el atardecer.

Yo estaba recostada en el suelo con mi cabeza sobre sus piernas, mientras leía un libro español llamado "Antes de diciembre". Harry estaba sentado en el suelo apoyando su espalda sobre una gran roca, mientras leía un libro de filosofía. Él sostenía este libro con su manos izquiera al mismo tiempo que acariciaba mi pelo con la derecha, para mí esa era una de las sensaciones más relajantes del mundo.

—¿Quieres yogurt? —le pregunté al mismo tiempo que enderezaba mi torso para quedar al nivel de sus ojos.

—Por favor —se limitó a decir, quitando el libro de su cara.

—¿Fresa o Vainilla? —le pregunté con un frasco de yogurt en cada mano.

—El que quieras mi amor —dijo en voz baja volviendo a sumergir sus ojos en el libro.

Puse el yogurt de fresa en la mano de Harry. Era mi favorito, pero, quería que él lo disfrutara. Él sonrió, como si esperaba que le diera el de fresa.

—Tienes algo en la nariz —lo escuché decir.

—¿Dónde? —traté de verme a mí misma.

—¡Aquí! —exclamó Harry antes de ensuciar mi nariz con un poco de yogurt.

—¡No! —me quejé entre risas—, que tonto
 

(...)
 

Llegó el atardecer y el horizonte era igual de hermoso como esperábamos que lo fuera. Los colores naranja, rojo y amarillo se fusionaban a la perfección. Ahí estábamos, parados mirando al cielo y a todo Springfield.

Rodeé a Harry con mis brazos alrededor de su pecho sin quitar la vista del crepúsculo. Él hizo lo mismo posando sus brazos por encima de mis hombros. El sentimiento de paz y unión que existía en ese momento era uno de los sentimientos más hermosos que había sentido hasta ahora.

—Lena —escuché a Harry decir.

—¿Si? —pregunté sin moverme.

—Tengo que preguntarte algo...

Dejé de abrazarlo para apartarme un poco de él. Sus ojos se clavaron en los míos. Unió mis manos con las suyas.

—Quiero que seas mi novia formalmente —se aclaró la garganta—, ¿te gustaría ser mi novia Lena Clarke?

Hubo con completo silencio por unos segundos que parecieron eternos. Estaba emocionada por su propuesta, pero mis palabras no salieron en el momento exacto.

—Sí —sonreí—, Harry Willer.

Nuestras miradas conectaron aún más, ahora con una sonrisa.

—Te quiero —dijo Harry antes de besarme.

Lo besé apasionadamente.

Minutos después de ese momento, mi teléfono empezó a sonar. Era el señor Craig. Harry y yo fruncimos el ceño al mismo tiempo. Era extraño recibir una llamada de él, incluso si no habían casos en los que trabajar.

—¿Si? —contesté el teléfono.

Puse mi pequeño teléfono en voz alta para que Harry pudiera escuchar.

—¿Señorita Clarke? —escuché su voz a través del teléfono.

—Si señor...

—Si —hizo una pequeña pausa—, la estoy llamando para informarle que ha llegado una carta de New York Attorneys At Law, aún no la he abierto, pero supongo que es la aceptación de usted o del señor Willer.

Harry y yo abrimos los ojos como platos. Yo me había olvidado totalmente de ese puesto de trabajo y por la expresión de Harry suponía que él también.

—Como sabe, me voy de vacaciones con mis hijos mañana a primera hora. ¿Podría usted venir ahora por la carta y notificarle al señor Willer que también venga?

Un rotundo silencio continuó en el ambiente por parte de Harry y yo.

—Señorita Clarke, ¿sigue ahí?

—E-eh —aclaré mi garganta—, sí señor.  Está bien, le avisaré a Harry.

—Bien.

—Nos vemos en unos minutos.

Colgué el teléfono y Harry puso sus manos en la cabeza. No salió una sola palabra de su boca. Recogimos todas nuestras pertenencias para entrarlas a la Jeep de Harry. Mientras conducíamos a la casa del señor Craig continuaba el silencio incómodo. Simplemente estábamos sorprendidos por como nos habíamos olvidado de algo que en principio era tan importante para nosotros.

Harry entrelazó mi mano con la suya y me sonrió sin mostrar sus dientes. Era como si hubiera salido de algún viaje astral. Besó mi mano y continuó sin decir una sola palabra.

Llegamos a la casa del señor Craig y rápidamente nos abrió la puerta. Era la primera vez que lo veía vestido con ropa informal. Traía unos vaqueros azules y un polo color blanco. Él se quedó mirándonos por unos segundos antes de invitarnos a pasar. Me atrevería a decir que se dio cuenta de que Harry y yo nos encontrábamos juntos cuando él llamó.
 

(...)
 

—Chicos, la carta está en el estante de mi oficina. Continuaré arreglando mis maletas... —dijo el señor Craig antes de empezar a subir las escaleras con rapidez—. Y quiero que sepan —regresó sus pasos—, que no importa a quién hayan elegido la firma de Nueva York, ambos son excelentes abogados —dijo amablemente.

—Gracias señor Craig —sonreí.

Caminamos algunos metros hasta llegar a la oficina. Casi de inmediato pude ver la carta color crema que yacía sobre el estante de madera.

—Ábrela tú —dijo Harry estirando su brazo hacia mí con la carta en la mano.

—No no, mejor hazlo tú —insistí.

Al principio de esta temporada estaba segura de que yo sería elegida para este puesto. Sin embargo, ahora no sabía que esperar, no sentía inseguridad sobre mi capacidad, solo aprendí a no subestimar a Harry.

Él aclaró su garganta y me lanzó una mirada, como si me estuviera pidiendo permiso antes de leer. Asentí con la cabeza y empezó a leer casi de inmediato.

Estimado señor Leonart Craig,

Le escribo para felicitarlo en nombre de la firma de abogados New York Attorneys At Law por la emisión de los perfiles de sus dos pasantes, ambos son grandiosos abogados. Como sabe, la forma sólo tiene 1 vacante, y esa persona es Harry Willer —Harry hizo una pausa.




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