—Eres cabeza dura cono tú sola —le digo a Alysson cerca de la entrada que hemos elegido para hacer nuestra parte del plan porque la muy testaruda, se antojó de venir conmigo.
—Aprendí de la mejor —contesta con una sonrisa y la imagen de América viene a mí golpeándome con fuerza. Definitivamente no había nadie más testaruda que ella.
—Edward se pondrá furioso cuando te vea conmigo.
—Genial. Es justo lo que quiero, a ver si así despierta del control en el que lo ha inducido Lohan.
—¿Aun tienes esperanzas con él?
—Tener esperanzas hace que la decepción sea más dolorosa, así que digamos que estoy abierta a posibilidades.
Recorremos en silencio el resto del camino. Sin hacer mucho ruido, nos escondemos tras unos arbustos de forma que podemos ver claramente a dos Legnas custodiando el árbol que tiene uno de los portales, justo el que hemos escogido por abrir dentro de la muralla que rodea el palacio.
El resto de nuestro grupo ya debe estar atravesando el reino de las Banshee. Para mi gran sorpresa, las hadas de la muerte les permitieron el paso sin mostrar resistencia, algo que nunca creí posible porque eso implica poner las almas que custodian en peligro, pero supongo que ninguna quiere a un rey que mata a los suyos sin piedad para encontrar una piedra y lograr la inmortalidad.
—¿Lista? —le pregunto y ella asiente con la cabeza.
Alysson sale detrás de los arbustos y se dirige a los Legnas, que al percatarse de su presencia, se ponen un poco nerviosos. Hacen una leve reverencia, pero mantienen sus armas listas por si las necesitan. Me acerco a ellos ganándome su atención, son demasiado jóvenes, no deben reconocerme.
—Alteza... —Saluda el más alto de los dos.
—Rufus, ¿verdad? —El chico, que debe rondar los veinticinco años, asiente con la cabeza—. ¿Tengo prohibida la entrada? —Vuelve a asentir con la cabeza y Aly sonríe dulcemente—. No te preocupes, no haré nada a la fuerza, pero necesito que le den un recado al rey: Alysson Brown, la mejor amiga de América Harper está aquí y solicita una audiencia con él.
Los dos jóvenes se miran confundidos por unos segundos hasta que el más bajo, abre el portal y desaparece tras la corteza del roble.
No tenemos que esperar mucho, poco menos de diez minutos, hasta que el guerrero regresa anunciando que podemos pasar.
Me pongo el gorro de la capa de la Logia que Lucio me prestó y con la cabeza gacha, entramos al árbol. El ya desconocido descontrol del portal, hace que deba sujetarme de Alysson mientras la cabeza me da vueltas. Demonios, había olvidado lo desconcertante que era entrar al reino.
Ally se ríe por lo bajo ante mi reacción, pero no me da tiempo a decir nada porque la puerta se abre y somos recibidos por diez Legnas dispuestos para atacar ante cualquier movimiento en falso.
Unos metros más allá, en lo alto de la escalinata frente a la puerta del palacio, Edward O'Sullivan nos observa con la cabeza en alto. Yo bajo la mía para que no me reconozca aún.
—Alysson.
—Edward.
—¿Qué haces aquí?
—Esta es mi casa.
—Este dejó de ser tu hogar cuando decidiste traicionarnos —responde con voz fría.
—No he traicionado a nadie, Ed, solo escogí un nuevo rey porque Lohan no se merece ni una pizca de mis respetos.
—Lohan es el único rey y lo será hasta su muerte.
Que no demorará mucho.
—Pensé que habías sido inteligente, Aly... No quiero tener que actuar en tu contra, pero no me dejas alternativas. Debiste mantenerte alejada.
—¿Sabes que tu hijo murió? —pregunta Aly y en su voz se deja ver lo mucho que le duele. No puedo ver la cara de Edward, pero por el silencio que hace, supongo que sí lo sabía—. Eres increíble —comenta con una sonrisa incrédula—. Solo he venido a acompañar a un amigo que quería saludar al rey.
Lentamente levanto mi cabeza y retiro la capucha. El rostro de Edward, ese hombre que por años consideré mi mejor amigo, me observa primero confundido, luego asombrado, por último asustado. Y tiene todos los motivos del mundo para temerme.
—N...Nick —susurra.
—Ha pasado un tiempo, Ed.
—Tú... —Su rostro ha perdido el color, pero no es para menos, tiene lo que podría considerarse un fantasma frente a sus ojos—. Tú no... Tú estás muerto.
—Lamento decepcionarte, pero no... Estoy muy vivo, Ed.
Edward observa a su esposa quien lo mira con una sonrisa de suficiencia.
—¿Lo sabías?
—Claro que sí, yo lo ayudé a escapar.
—Nos has traicionado, Alysson, desde hace veinte años.
—Lo que tú llamas traición, yo lo llamo lealtad hacia los míos. Me he desvivido intentando hacer lo mejor por los Legnas y Lohan, en solo segundos, mandó a la mierda al mejor guerrero que teníamos acusándolo de traición sin darle siquiera la oportunidad de explicarse. Y no conformándose con eso, se pasó veinte años buscando a la hija de un Nefilim para poderle inyectar su sangre a los Legnas y hacerlos más fuerte. Eso por no mencionar los ataques a las hadas para encontrar una piedra que lo haría inmortal.