Legnas: la profecía 2

Cap 12 Alexander

Antes de comenzar... ¿a que se ve hermoso el nombre de mi niño lindo en el título del capítulo?

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El día en que Lirba y Maira volvieron a la vida

La intensa luz del sol incide sobre mis ojos cerrados arrancándome de un profundo sueño del que solo recuerdo los gritos de terror y la sangre. Mucha sangre.

Intento abrir los ojos, pero la claridad me lo pone difícil, hasta que poco a poco me voy acostumbrando y consigo abrirlos por completo.

Frunzo el ceño.

¿Dónde estoy?

Frente mí se extiende un asombroso manzanar que, a pesar de no haberlo visto nunca, me resulta aterradoramente familiar. Miro hacia arriba y solo veo el follaje de un árbol en el que, ahora me doy cuenta, estoy apoyado.

Confundido, intento incorporarme y es entonces que noto el peso sobre mis muslos. Miro hacia abajo y la cabeza de Jazlyn descansa sobre mí. Está dormida.

Mi corazón se acelera al verla y como si de una bomba se tratase, los recuerdos de los últimos días vienen a mí: la profecía, la traición de mi abuelo, nuestra alianza, nuestro noviazgo, los secuestros, todas las batallas a las que nos hemos enfrentado, el vampiro encajando sus garras envenenadas en mi estómago.

Llevo las manos a la zona donde debería estar mi herida, pero no hay nada.

¿Acaso estoy muerto? Esto definitivamente podría pasar por el Cielo o algo así: el paisaje es hermoso, no estoy herido y tengo al amor de mi vida junto a mí.

Lo último que recuerdo es a Jaz llorando a mi lado mientras la vida se me escapaba sin poder hacer nada para remediarlo. Si yo estoy muerto y ella viva, ¿significa que evitamos la profecía?

¡Oh, Dios, Sharon! Debe estar destrozada.

Un nudo se forma en mi garganta al recordar su rostro aterrado al darse cuenta de que estaba infectado con el veneno mortal. Espero que esté bien, que pueda superar mi muerte... al menos me queda un consuelo, Adams está a su lado. Él la protegerá.

Jazlyn se mueve a mi lado y, poco a poco, va despertando. Observa a su alrededor tan confundida como yo hasta que sus ojos se encuentra con los míos.

Dos gruesas lágrimas descienden por sus mejillas al verme y se lanza a mis brazos llorando desconsolada.

—Oh, Dios... e...stás vivo. Estás... estás bien. Pensé que te ha...bía perdido —murmura entre sollozos y sin entender del todo su reacción, le devuelvo el abrazo.

—Ey, estoy bien, tranquila. —Se separa de mí con fuerza y golpea mi brazo con la mano abierta—. ¿A qué ha venido eso?

—¡Me has dado un susto de muerte! ¿Cómo se te ocurre dejarte herir de esa forma? —Entrecierro los ojos y sin más, vuelve a lanzarse a mis brazos, pero esta vez funde sus labios con los míos.

El beso, a pesar de lo salado de sus lágrimas, me sabe a gloria. Se siente tan jodidamente bien y tan real, que no dudo en acercarla a mi cuerpo y devolvérselo con la misma pasión. Sus dedos se enredan en mi cabello mientras nuestras lenguas bailan a un ritmo desenfrenado. Mi corazón late a millón, mi respiración es errática y…

—Espera... —Se separa de mí. Sus labios hinchados por el beso, avivan mis deseos de continuar en lo que estábamos, pero su mirada confundida, me contiene—. Yo te vi morir, Alex. El veneno se extendió con rapidez por todo tu cuerpo. Moriste en mis brazos. ¿Cómo puedes estar tan bien? ¿O es que estoy dormida y soñando?

Cubre su boca con sus manos y más lágrimas siguen saliendo de sus ojos. Yo no entiendo nada.

—Es eso, ¿verdad? Estoy soñando y por eso estás tan bien, pero en realidad moriste.

—Ey, ey, tranquila —pido tomando sus manos al ver cómo su llanto aumenta—. Estoy bastante seguro de que he muerto y este es el Cielo. Tú debes ser alguna clase de espejismo creado por mi mente o algo así, o sea, no sé cómo funciona esto acá arriba.

Ella frunce el ceño.

—Estoy bastante segura de que no soy un espejismo, aunque tú sí que puedes ser un sueño mío.

—Yo me siento como yo, Jaz, no creo que sea un sueño tuyo. Yo morí en esa batalla, ¿no?

—Eso... eso creo... No. Estoy totalmente convencida de que moriste. Dejaste de respirar en mis brazos, Alex, eso me rompió por dentro. Recuerdo haber perdido el control, mis ojos se volvieron totalmente rojos mientras gritaba y gritaba sin parar y luego... —Hace una pausa y sus ojos se abren desorbitadamente.

—¿Luego? —La apremio al ver que no dice nada.

—Me hirieron.

—¿Qué?

—No... No sé qué sucedió con exactitud. Yo... —Se muerde el labio mientras piensa y no puedo evitar pensar en lo sexy que le queda ese gesto y las terribles ganas que me dan de besarla cada vez que lo veo—. Me hicieron una herida en el brazo y luego todo se volvió oscuro. Lo último que recuerdo es a alguien preguntando que por qué se retiraban y la voz de Sam diciendo que habían conseguido lo que querían.

Frunzo el ceño mientras pienso a qué se refieren.

¿Consiguieron lo que querían?




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