Legnas: la profecía 2

Cap 13 Jazlyn

—¿Sabes cómo llegar al pueblo o a algún lugar? —le pregunto a Alex.

La verdad es que aún no consigo creer que nuestras almas hayan sido intercambiadas por las de Lirba y Maira, aunque pensándolo bien, eso es mejor que estar muertos, ¿no? O sea, tenemos una mínima esperanza de poder regresar en algún momento con nuestras familias y amigos. Eso, si conseguimos mantenernos con vida en un lugar del que no conocemos absolutamente nada y que para colmo, estamos en medio de una batalla de poder entre dos países.
Esto es una locura.

—Para nada. Supongo que no tenemos más remedio que seguir este sendero. 
Suspiro profundo y observo el dichoso sendero.

—Tiene dos direcciones. —Recalco lo obvio. Podemos coger a la izquierda o a la derecha.

Alex observa ambos caminos, se despeina el cabello y golpea su mano izquierda sobre su costado, una señal inequívoca de lo cotumbrado que está a usar las runas. Resopla.

—Humano, soy humano ahora. —Aprieto los labios para no reír. Sé que esta es una situación seria, pero no puedo evitar que me parezca gracioso su reacción ante la noticia de su nueva condición—. Hay una runa que nos permite señalar el camino cuando estamos perdidos, búscala.

No tengo mucho dominio de esto todavía, aún así, meto la mano en la bash y cierro los ojos. No sé cómo luce esa runa así que solo pienso en lo que deseo hacer. Cuando la siento en mi mano, la saco y la golpeo contra el Adaptador y a diferencia de otras ocasiones, la aureola azul o el Saco, como ellos le llaman, no aparece.

—¿Hice algo mal?

—No. —Sonríe—. Observa los dos caminos y sabrás.

Miro a mi derecha, luego a mi izquierda. Repito el gesto par de veces y algo en mi cabeza me dice que es por la derecha. No tengo idea de cómo funciona, si es un instinto o qué, pero estoy bastante segura de que esa es la dirección.

—Derecha.

—En marcha entonces. —Empredemos el camino y antes de que pregunte nada, él me aclara—. No siempre aparecerá el Saco, hay runas que no son objetos. Esas influyen directamente en nosotros como Legnas. En este caso, es como un instinto. Otras runas que funcionan de esa forma son la de Velocidad y Fuerza; son comunes tanto para Sanadores, Profetas como Guerreros.

—Genial.

Permanecemos en silencio durante varios minutos y el camino continúa entre árboles. Lirba sí que se esconde para tener reuniones con el enemigo.

—Debemos buscar aliados —dice de repente—. Nosotros solos no podemos evitar la muerte del rey y al estar en un lugar que no conocemos, no tenemos idea de quién es quién, por tanto, no podemos confiar en nadie.

—Tenmos las cosas difíciles. —Asiente con la cabeza—. ¿Sam? Si estamos en 1817 él debe tener más de cien años, creo.

—¿Estás bromeando? ¿Y qué piensas decirle? Oye, Sam, sé que odias a todo el mundo y eres un asesino sangriento, pero en al año dos mil veinte, te pasas al lado de los buenos y luchas junto a tu hermano. ¿Crees que podrías ayudarnos a evitar una profecía? —Frunzo el ceño ante su sarcasmo—. Solo conseguiremos que nos mate o que nosotros le matemos y puede ser un grano en el culo, pero le necesitamos vivo en nuestra época.

»Ni siquiera podemos usar la debilidad que parece tener contigo porque en esta época aún no conocía a Mía.

Suspiro profundo. En eso tiene razón.

—Ok. ¿Adams y Lucio? Tengo entendido que luego de lo que pasó con Sam, ellos se conocieron.

—Creo que son nuestra mejor opción. Además, Adams me dijo en una ocasión que él conoció a Lirba, que luchó contra él así que debe estar en el pueblo. ¿Qué crees de Sacarías?

—Ni idea. Cuando me hizo la marca del guerrero, Adams lo amenazó. Según entendí, el brujo estaba envuelto en algo turbio antes de ser parte de la Logia y él lo ayudó a salir de eso. No sé en qué época habrá sido y, por consiguiente, no sé qué tan confiable sea.

—Genial. —Suspiro profundo. Las cosas no pintan bien.

Unos minutos después, por fin llegamos al pueblo y me quedo con la boca totalmente abierta ante el paisaje. Desde la arquitectura, la diferencia en los vestuarios, los carruajes… todo. Es absolutamente increíble y tan raro que aún no puedo creer que esté aquí. Es como ser los actores principales de una serie de acción de los años 1800.

—Es hermoso.

—Lo es. —Concuerda con una sonrisa.

Nos mezclamos entre el gentío y las labores de la vida diaria; el bullicio de las personas, los niños corriendo de un lado al otro, vendedores pregonando sus productos, las señoras de la alta sociedad con sus miradas altaneras y seguidas de cerca por sus, ¿criadas?

Estamos en el pasado.

Y tenemos una oportunidad de cambiarlo, de arreglar las cosas y…

Supernatural.

Detengo el caminar y Alex, al notarlo, se detiene confundido.

—¿Has visto alguna vez Supernatural?

—¿Qué es eso?

—Una serie de televisión. —Me mira como quién dice: “y qué carajos importa eso ahora” —. Los protagonistas viajan al pasado en varias ocasiones y siempre les hacen la misma advertencia: no involucrarse. Cualquier cosa que hagas en el pasado, repercute en el presente. Si salvas a alguien que debería morir o asesinas a alguien que debe vivir, podrías provocar un desastre. “El efecto mariposa”, creo que le llaman. Si cambiamos algo, podríamos provocar miles de muertes en el futuro, en el peor de los casos, claro.




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