Legnas: la profecía 2

Cap 17 Sam

Sam:


Me reúno en el salón principal con el resto del equipo que partirá en busca del brujo. Ya todos están, bueno, todos, excepto la Criaturita que desde que hemos salido de la Sala de los Profetas, no ha dado señales de vida.


No sé qué le pasa, lucía un poco triste o al menos esa fue la impresión que me dio, aunque supongo que tiene motivos. La profecía amenaza con acabar con el mundo que ella y Mors ayudaron a crear. No debe gustarle esa idea.


—Alysson —llamo a la guerrera que conversa con Sharon—. ¿Has visto a Vitae?


—No, hace rato que no sé nada. —Asiento con la cabeza.


—Iré a buscarla para despedirme, no quiero escucharla luego protestando porque me fui sin avisar.


Una sonrisa que no me gusta mucho se extiende por el rostro de la guerrera y yo frunzo el ceño.


—Quédate aquí ultimando los detalles, yo iré a buscarla.


—Ok.


Me acerco a Adams y a Lucio que hablan sobre el auto que nos estará esperando a las afueras del reino y que tendremos que dejarlo antes de adentrarnos al bosque Argor donde el brujo tiene una pequeña cabaña, o al menos eso es lo que cree Sacarías.


—Debemos irnos; entre más rápido empecemos, más pronto terminaremos —anuncia el brujo.


Cojo la mochila del piso y me la pongo en mis hombros. Bajo las escalinatas del palacio con el resto y espero paciente a que se despidan. Lucio y yo estamos rezagados en una esquina, supongo que no tenemos a nadie que quiera despedirnos. Ese pensamiento me hace gracia.


Estoy a punto de meterles prisa cuando Isabel se me acerca. Frunzo el ceño sin entender lo que veo en su mirada.


—Ten cuidado, por favor —me pide—. Eres un gran chico, Sam, solo debes olvidar el pasado y los rencores para asumirlo. Confío en que los protegerás a todos, pero necesito que tengas cuidado tú también. Aquí hay personas que te quieren.


Observo a la profetiza sin tener idea de qué hacer y por si sus palabras no hubiesen sido suficientemente impactantes para mí, acaricia mi rostro tiernamente.


Mi primera reacción es apartarme, pero por algún motivo, mi cuerpo no me obedece. Solo me quedo ahí, mirándola, mientras un nudo de emociones encontradas se me forma en la garganta.


¿Qué tiene esta mujer que se cree con el derecho de actuar toda protectora con los que la rodean incluso aunque nadie se lo haya pedido?


Y lo peor, ¿por qué me gusta que lo haga?


Porque me gusta, ¿no?


Isabel se dirige a Lucio y yo, desconcertado, levanto la mirada. De pie en la escalinata, está Vitae observándome; luce angustiada y eso me preocupa.


Camina hacia mí y yo la observo con seriedad. Está extraña, ha estado así el día entero y no sé si es bueno o malo. 


—Hola —murmura nerviosa.


La imagen de ella nerviosa y angustiada frente a mí hace unos días cuando decidimos atacar al reino de los Legnas para destronar al rey, viene a mi cabeza.


¿Es eso lo que le sucede?


¿No quiere que me vaya?


Solo espero que no se ponga pesadita como en aquella ocasión que no quería que yo me marchara.


—Hola.


—Saaam, yo...


—Escucha, Criaturita. —La interrumpo antes de que comience a negarse a que me vaya—. Debo marcharme, no puedes acompañarme. Necesito que entiendas que esto es algo que debo hacer...


—¡Sam, es hora de irnos! —grita Adams. Asiento con la cabeza en su dirección y me concentro en Vitae.


Su mirada triste hace que me sienta un poco raro, no sabría definir cómo, pero no me gusta.


—Yo...


—Sé que no quieres que me marche, —Vuelvo a interrumpirla—, pero necesito que entiendas que no puedes estar todo el tiempo pegada a mí. Tienes que darme mi espacio, Vi… Criaturita… —Me corrijo al recordar que prefiere que la llame por ese apodo. Sonríe.


—Lo sé. —Frunzo el ceño confundido. ¿Qué sabe?—. Sé que debes irte, que es lo que tienes que hacer. También sé que no puedo ir contigo, que solo estorbaría y dificultaría la misión. 


Abro la boca sin saber exactamente qué decir. 


¿En serio lo ha comprendido?


—Entiendo que no puedo estar pegada a ti todo el tiempo, sé que me ha costado un poco darme cuenta, pero estoy aprendiendo. Solo quería pedirte que tuvieras cuidado.


»Me preocupo por ti Saaam. No entiendo por qué, pero no quiero que te pase nada, quiero que regreses a salvo, solo eso. Eres un vampiro, eres fuerte, antiguo, eres valiente… —Sus ojos brillan un poco más intensos ante esa frase y una sensación rara en mi estómago comienza a asustarme, mucho más cuando toma una de mis manos entre las suyas y las acaricia—. Pero no eres invencible y si olvidas eso, te irá mal.


Traga duro y no puedo evitar pensar que se ve tierna toda nerviosa.




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