Maratón 3 de 3
Sam:
—Iré a decirle a Alexander las nuevas circunstancias. Supongo que no nos quedaremos de brazos cruzados esperando a que los demonios vengan.
El emplumado está de acuerdo conmigo y juntos salimos de la habitación. La verdad es que se siente un poco extraño sostener una conversación cordial con él sin que me esté recriminándome por ser la pareja de Dios.
—Están en la cocina esperando —dice Gabriel.
—¿Cómo lo sabes? —pregunto solo para hacer conversación.
—Rafael me lo ha dicho. —Lo miro, no creo que tenga celular, así que supongo que se refiere a conexión angelical o como sea que ellos lo llamen.
Llegamos a nuestro destino, encontrándonos con la manada completa aguardando por nosotros, incluyendo a Nick y a Alysson a los que debieron avisarle de los últimos acontecimientos. Todos nos observan con preocupación.
—¿Cómo está? —pregunta Sharon y yo me percato de que su mano ya está sana. Benditas sean sus hierbas.
—Durmiendo —respondo—. Pero tenemos un problema. Según Gabriel, la jaula de Lucifer se ha abierto, no en su totalidad, pero sí lo suficiente como para que sus demonios salgan. Estima que mañana en la tarde…
—O antes. —Me interrumpe.
—O antes, podría estar llagando el primero…
—O los primeros. —Lo miro con mala cara. Odio que me interrumpan cuando hablo—. Continúa.
Resoplo.
—Según él, la cúpula no verá la luz del sol. Creo que tendremos una noche movidita. —Me encojo de hombros—. Tú dirás cuál será nuestro próximo movimiento, O´Sullivan.
Los ojos ligeramente abiertos del rey, me dicen que no se esperaba que yo estuviese dispuesto a acatar sus órdenes así sin más, o que fuera el que lo propusiera en primero lugar. Sin embargo, soy consciente de que él es el monarca, el Guerrero principal, digno descendiente del idiota emplumado de Miguel, es más que obvio que, si yo formo parte de esta lucha, haré lo que él diga.
—Ok —Se recompone rápido—. Durante el día, varios grupos al mando de Lucio y otros integrantes de la Logia, han viajado a Nordella para hacer un conteo de daños. Lamentablemente la Ciudad ha sufrió fuertemente las consecuencias de la profecía. Hemos intentado poner a los humanos a salvo en zonas apartadas al centro, fundamentalmente en las colinas. Están siendo atendidos por criaturas de la Sociedad Sobrenatural que, al no ser guerreros, nos apoyan en otros aspectos.
»Los brujos que no quedaron muy mal heridos, se han encargado de darles lo que necesitan. Han construido albergues para mantenerlos seguros mientras las cosas en la ciudad se normalizan, algo que como sabemos, no sucederá pronto. A estas alturas, el mundo Sobrenatural es de conocimiento público. Algunos se lo han tomado bien, otros no tanto.
»Se han movilizado todas las fuerzas del orden público, seres sobrenaturales en su mayoría, para que nos ayuden a mantener la calma, pero tenemos un problema. Cuando la cúpula caiga, todos van a salir despavoridos de Nordella, de eso no tengo dudas; será prácticamente imposible mantenerlos a raya. Esto va a ser un sálvense quien pueda.
—¿No hay nada que podamos hacer? —pregunta Jazlyn y todos se quedan pensando, algo que me frustra sobremanera.
Tal vez me haya reivindicado un poco, pero sigo siendo el mismo vampiro al que no le importan mucho los humanos. Si se pueden salvar, genial, si no, mala suerte para ellos.
—Tienen dos opciones —digo de repente y miro a Sacarías—. Esas barreras que ustedes los brujos hacen para proteger sus propiedades, pueden usarlas para mantenerlos encerrados hasta que todo se calme… si se calma. La otra opción es dejarlos hacer lo que les de la puta gana. No va a haber barrera que impida que esos demonios ejerzan su poder sobre ellos y nosotros tenemos cosas más importantes, como, por ejemplo, encargarnos de Lucifer, como para andar preocupados por los humanos.
»Estamos en guerra, unos saldrán victoriosos, otros no tantos. No somos suficientes como para preocuparnos por todos. —Me encojo de hombros—. Si quieren huir, que lo hagan, los siete pecados los van a alcanzar igual.
»Eso que hicimos en el pasado de concentrarnos en evitar los mayores daños posibles, que hicimos de todo para protegerlos, nos funcionó porque nos enfrentábamos a seres tangibles. Podíamos luchar contra ellos y, aun así, muchos perdieron la vida. ¿Cómo se supone que nos vamos a enfrentar a algo que no vemos mientras los controlamos a ellos? Justo ahora, me parece que la supervivencia de los humanos es lo que menos debería preocuparnos.
—Si no nos preocupamos por los humanos, ¿por quién se supone que luchamos? —pregunta Alexander.
—Estamos hablando de los ciudadanos de Nordella en comparación al resto del mundo. Sé que lo que digo suena mal y créanme, después de lo que he luchado para salvarles el culo, me jode cantidad tener que dejarlos a su suerte, pero no hay mucho que podamos hacer.
»Entiendo tu posición como rey de los Legnas, Alexander. Entiendo que la misión de tu raza es la de protegerlos, pero hay un mal mayor en todo esto que, como no consigamos neutralizarlo, va a acabar con el mundo. No digo que tenemos que dejar desprotegidos a los humanos, mientras esté en nuestras manos, los ayudaremos. Lo que quiero decir es que no podemos malgastar todas nuestras energías en ellos, solo eso.