— ¡Por favor Padre! No me aleje de Nicolás, yo lo amo.
Laila lloraba con desesperación jamás en su vida su Padre la había visto llorar de tal manera, pero poco le importaba eso.
— Ninguna hija mía va a mezclarse con un Sullivan. Hace tus maletas te vas está misma tarde.
Su Padre se fue dejando a su hija sola en la sala llorando.