Les Routes

Capítulo 4: La chica miteriosa

14 de Mayo, 2021

15:09 PM – Gimnasio

 

Tras hacer sonar un silbato se escucha el grito de la profesora Jara reuniendo a los alumnos para la clase de educación física. Ahora no solo deben unir dos grupos, sino tres. Séptimo A, séptimo B y sexto A estarán juntos los miércoles y viernes en la última hora por comodidad de las demás materias y de la profesora.

 

—Cuando terminen de cambiarse empiecen a trotar y estirar mientras tomo lista.

 

La orden de todas las clases. Por cada división debían ser solo quince estudiantes y en algunas. Se distribuyen de manera ordenada por todo el gimnasio. Trotando, Connor se acerca a Umi, es la única clase que tienen juntos y ya tiene el valor para no dejarla sola. Séptimo de secundaria, el final de una generación. Umi, que trota enérgicamente ignorando a todos a su alrededor, ve a Connor aproximándose, y desacelera. Comienza a hacerlo tranquilamente.

 

—Hola, veo que cosiste el uniforme.

 

—Hola, lo hizo María, es la esposa de Sergio.

 

—¿Quién es Sergio?

 

—Santos ángeles… Es el nombre de pila del profesor Quinquela.

 

—Ah, ¿llamas a los profesores por sus nombres?

 

—Solo a él y a su esposa, me tienen esa confianza y yo a ellos.

 

La profesora Jara ordena que se detengan, sopla su silbato a todo pulmón. Formidable. Forman grupos para jugar, cada grupo puede elegir el deporte sin importar los integrantes, de forma libre, para que los alumnos disfruten la clase. Se sienta en una banca a vigilar a sus estudiantes mientras llena informes.

Al mismo tiempo que Carlos se acerca a Connor, Ramiro se aproxima a Umi. Los muchachos que suelen jugar con ellos los observan de reojo, cada movimiento, hablan entre ellos. Se preguntan cosas. Ramiro invita a Connor y Carlos a jugar un partido entre los cuatro. La mirada burlona de Umi con un levante de ceja podría interpretarse como una negación o disconformidad, pero es lo contrario, se pregunta cómo tenía esas ideas, que ella piensa pero no sabe expresar. Connor afirma entusiasmado, mueve la cabeza asintiendo pero al abrir la boca, antes de mediar palabra, Carlos se adelanta y responde por él, o más bien, por ambos, con la misma frialdad de antes.

 

—No gracias, ya tenemos nuestro equipo.

 

Toma del brazo a Connor e intenta llevárselo, pero él se suelta. Le pregunta si le pasa algo, a lo que Carlos contesta que no pero como ya dijo, no quiere tener mucho que ver con Umi. Susurran entre un juego de manos. Connor intenta convencerlo, sabe que le debe mucho por ayudarlo y le resulta extraño que después de lo que hizo por Umi siga siendo tan testarudo. Este comportamiento extraño no es igual al de antes, el amigo carismático que suele ser, ¿dónde está ahora? Mientras los chicos llegan a un acuerdo Ramiro se acerca a Umi y habla con ella en voz baja.

 

—¿Ya viste con quién nos tocó la clase?

 

—¿Lo dices por Liz? —frunce el ceño—. Espero que te refieras a ella y no a...

 

—Está bien —apoya la mano en el hombro de Umi, expresa arrepentimiento—, tranquila, no quise ser inoportuno.

 

—Está bien, pero, tampoco estoy segura si quiero que Carlos y Connor se nos acerquen, sabes lo que podría pasar.

 

—No pienses en eso, Carlos también sabe a lo que se enfrenta, si se acerca a nosotros es porque ya lo aceptó y no le molesta.

 

—Pero Connor no sabe… No creo que se lo haya dicho, y no quiero que lo sepa —espera unos segundos en silencio, cierra los ojos, suspira profundamente y ahora, con los ojos abiertos saca eso que la perturba—, me cae bien aunque no lo creas, no quisiera hacerle mal. Es más siento… como, si… fuera poq bod.

 

—¿poq bod? No te había escuchado decir eso en mucho tiempo.

 

Creen que el repentino lazo amistoso ha sido indebido, pero deciden seguir a ver qué pasa. Connor convence a Carlos de quedarse. Son bienvenidos. Los demás alumnos observan detenidamente con sus rostros fantasmales y actitud espía, como una cámara de seguridad que graba todo.

 

Eligen jugar bristaball, el deporte mundial que consiste en formar equipos de dos a tres personas versus otro equipo de la misma cantidad, dejando un total de cuatro a seis participantes en la competición. Estos tienen que pasarse dos o tres pelotas blandas de diferentes colores, tradicionalmente se usan amarillo, azul y rojo; igual número de pelotas que personas por equipo. El material es solo un poco más grueso que un globo pero tienen un gran tamaño, llegando al metro completamente infladas aunque son ligeras. El objetivo que define al ganador, es sacar la mayor cantidad de puntos. Se saca la pelota y se la pasan entre los equipos por encima de una red, todas las pelotas al mismo tiempo, pero cada participante solo puede tocar la pelota de un color dos veces seguidas, pasadas las dos veces, tiene que tocar otra sí o sí para volver a tocar la del color anterior, si toca tres veces el mismo, perderá un punto y el oponente ganará uno; luego se vuelve a sacar. Cuando la pelota toca el suelo también se pierde un punto y el oponente gana uno, en caso de tener cero puntos se pueden usar números negativos. En caso de golpear tan fuerte la pelota que esta reviente, también se pierde un punto y el oponente gana uno.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.