Les Routes

Capítulo 10: Pesar

28 de Junio, 2021

12:00 PM - Comedor

 

Como acostumbran aunque sean de distintos cursos, los chicos se sientan juntos a platicar. Los días que pasaron fueron muy duros. Luego del arresto del padre de Umi, gracias al testimonio de Sergio, Connor y el doctor Stefano, permanece detenido y el juicio se llevará a cabo sin la presencia de ella, por una pena de prisión perpetua en la cárcel a las afueras de Odimor por violencia familiar e intento de asesinato agravado por el vínculo. Seguirá detenido en Odimor y luego trasladado. Intentaron ubicar a la madre de Umi pero se ve imposible, además a ella no parece importarle, se siente muy a gusto con su nueva familia. La mayoría de sus heridas sanaron y ahora solo debe preocuparse por la más grande, la que lleva en su cabeza. Apenas salió del hospital, organizaron la mudanza a la casa de Sergio, al igual que con Ramiro.

Específicamente, Umi pidió a Sergio refaccionar la casa donde vivía con su padre, para así, una vez cumpla la mayoría de edad, podría vivir allí sola, no quiere ser una carga para él y su esposa, pero está eternamente agradecida. Por otro lado, vendieron todo lo que había dentro y usarán ese dinero para refaccionar. No obstante, Ramiro pidió a Sergio que venda su casa donde vivió con sus padres y todo lo que allí había, ya que él, se iba a vivir a una casa en la ciudad al final del año. Connor recuperó su motocicleta, la cual había dejado en la escena de la casa de Umi. Carlos viajó un fin de semana a Ipagnam, aunque no tuvo el valor de enfrentar a sus padres cara a cara tras los hechos, testificó en su contra. Los localizaron en la ciudad y los encarcelaron por maltrato, intento de asesinato agravado por el vínculo seguido de abandono de persona. Se mostraron sorprendidos al saber que su hijo estaba con vida, mas no se mostraron arrepentidos por lo que hicieron.

 

La conversación de los chicos en el almuerzo parece interesante, todos están opinando, riendo, ninguno se siente excluido, unidos olvidan sus problemas. Surge hablar de Carlos y Félix, el chico que le gusta.

 

—¿Cómo vas con eso? —preguntó Umi con entusiasmo.

 

—Bueno, hablé con él un par de veces pero, no puedo preguntarle si quiere salir conmigo o algo así, no sé cómo.

 

—Hazlo —dijo Connor con ojos juguetones hacia Umi—, cuando mucho te rechazará, como Umi hizo conmigo la primera vez que la invité a salir.

 

—¡¿Por qué tenías que decir eso?! —gritó Umi con la cara roja de vergüenza.

 

—Yo no lo conozco —musitó Liz entre risas—, pero por lo que me contaron, parece una persona simpática, solo habla con él, y no de ropa sucia, intenta acercarte.

 

—¿Umi, qué tal si lo acompañas esta tarde para ayudarlo? —mencionó Ramiro acomodando sus nuevos lentes redondos de marco metálico.

 

Con unanimidad en la devolución, Umi y Carlos muestran su emoción, quedan en ir a la tintorería donde trabaja Félix luego de finalizar el horario escolar. El día pasó volando para ambos. Tal vez por los nervios, la adrenalina. Las penas quedan en el pasado. Tenemos que enterrar a nuestro lado más muerto para relacionarnos con nuestro lado más vivo. Rápidamente terminan las clases y ellos se juntan. Caminan a su destino en una tierra vasta. Ruidosa y sonora como la sinfonía de una armónica.

 

16:58 PM - Tintorería

 

Fueron a buscar indumentaria a la casa de Carlos para fingir que van por una lavada, una vez la tienen, partieron a la tintorería. Excusa perfecta.

Por fuera el lugar parece pequeño, solo se ven dos metros y medio de vitrina polarizada, al entrar no es así. El aroma floral enciende los sentidos de cualquier persona que lo sienta, el vapor de las planchas se percibe pero no molesta. Hay quince máquinas de lavar blancas ubicadas en tres filas de cinco cada una. Las paredes están pintadas de rosa viejo y el suelo es de madera barnizada. Al final de la inmensa habitación está Félix. Un chico que tiene una sonrisa de oreja a oreja, de contextura delgada, cabello anaranjado y ojos marrón rojizos, les da la bienvenida a ambos detrás de un mostrador pequeño. “Es realmente bajito, creo que yo soy más alta, o quizás tenga unos quince años” Piensa Umi, la cual no se queda con la boca cerrada e interroga a Félix mientras Carlos usa un lavarropas.

 

—Oye, ¿cuántos años tienes? No pareces muy grande.

 

—Vaya, me halagas, tengo diecinueve, cumpliré veinte en una semana.

 

—Santos ángeles —susurró con asombro a Carlos—, es más grande que todos nosotros, incluso que tú —pero su interrogatorio no termina allí, prosigue hablando con Félix siendo lo más directa y franca posible—. Y... ¿tienes novio?

 

—No —ríe—, los chicos de Odimor no suelen ser buena onda, como la mayoría tiene dinero son arrogantes. No me gusta ese tipo de persona —echa una mirada de arriba a abajo a Umi—. ¿Por qué la pregunta? Para estar a mano, tú eres bonita y curiosa por lo que veo, ¿tienes muchos novios, no?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.