Les Routes

Capítulo 12: Abismo

 

El chico deja de hablar cuando ve de cerca a Umi. Ella a su vez, con miedo en su expresión, comienza a caminar hacia atrás, mirando al joven mientras suspira con fuerza, siente como si un cuchillo atravesara su alma. Inadvertida, su paso se detiene al chocar con alguien. Los ojos del joven sobre ella son como instrucciones erróneas para desactivar una bomba. Un argumento, una declaración. Cuando Umi voltea, hay otros tres chicos, diferentes de aspecto entre sí, todos ellos con gorras de distintos colores. Forman un círculo alrededor de ella. Queda en medio. Su corazón se exalta y cada pálpito duele.

 

—Miren a quién tenemos aquí. Es la pequeña Umi, que ya no es tan pequeña —dice el muchacho de gorra negra observándola por completo.

 

—Tiempo sin verte —menciona el hombre de gorra roja, alto y moreno, el chico de gorra naranja salta el puesto suspendiéndose en el aire solo con su mano, se acerca al resto y rodean a Umi.

 

—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunta el pelirrojo de gorra amarilla—. No te queremos en este lugar.

 

—Perdón —respondió Umi y bajó la cabeza—, voy a encontrar a mis amigos y me iré.

 

—No —reitera el de gorra roja con severidad—, te irás ahora, llamarás a tus amigos y les dirás que te fuiste.

 

—¡Viejo! —ríe a carcajadas el muchacho de gorra negra—. Debe ser mentira, ¿crees que alguien como ella pueda tener amigos?

 

—¿Acaso no oíste? ¡Te dijimos que te vayas! —el hombre de gorra roja toma a Umi agresivamente del brazo, con fuerza soberana. 

 

El grupo de muchachos la saca a rastras contra su voluntad. Ella no pelea, no les grita, solo alcanza a rogar.

 

—Chicos, por favor, yo aún los quiero, no me hagan esto.

 

—¿Querer? —pregunta el hombre de gorra roja quien parece ser el líder—. Tú no sabes qué significa eso, solo te preocupaste por ti misma, y nos engañaste. 

 

Otro chico con gorra azul se acerca veloz a la escena pero no se une al acto de sus cuatro compañeros, Umi planta los pies sobre la tierra intentando que entren en razón y la dejen, ve al chico de gorra azul a los ojos verdes del mismo. Se muerde la lengua. Las personas con sus miradas encima de ella otra vez y la de estos muchachos no es diferente, son fríos, excepto por el joven de gorra azul, que incomprensiblemente, parece tener más tristeza que ella en los ojos, como un bosque vasto que rodea una ciudad en ruinas. No lo permitas. La mente de Umi se transporta a otra época cayendo en un abismo blanco. Y aparece una imagen. No vivas en el pasado. Donde sonríe, con una gorra de color blanco sobre su cabeza. Se deja llevar. Sus piernas se debilitan y caen, son arrastradas por la tierra y ensuciadas. El viento sopla agresivo. Arranca pétalos de las flores. No permite a los insectos volar tranquilos. 

 

Uno de los muchachos que sujetaba a Umi, el que trae puesta una gorra negra, cae derribado al suelo, por el impacto su cuerpo da cuatro vueltas por la tierra hasta detenerse. Connor observó la situación a distancia, tan pronto vio lo que sucedía, dejó a Lily con Liz, se apresuró y con fuerza de un solo golpe con el puño abatió al chico. A todo pulmón, desesperadamente, Umi grita como hasta el momento jamás lo hizo.

 

—¡Connor, no! ¡Corre, no podrás ganarles! ¡Ellos me enseñaron a pelear!

 

Por un microsegundo, Connor queda inmóvil ante esta revelación. Congelado. Como un cubo de Rubik en su mente que debe acomodar hasta que los colores encajen. Asimila la situación en su cabeza pero su cuerpo no responde igual de rápido. Si esos chicos le habían enseñado a pelear a Umi, son muy peligrosos.

 

El chico que había derribado, un muchacho con ojos rasgados de varios centímetros más pequeño que él se levanta de un salto con una flexibilidad impresionante. Limpia la sangre de su boca que dejó el golpe y va directo a Connor. Con saltos acrobáticos espléndidos llega a él, gira apoyando la mano derecha en el suelo y estirando la pierna contraria, enrosca su pierna en el cuello de Connor y empuja hacia abajo derribándolo. La gente se corre al ver la pelea. Carlos y Félix ven a las personas dispersarse. La altura de Carlos permite ver las dificultades de sus amigos, y van en su ayuda. El chico pelirrojo de gorra amarilla sostiene a Umi de ambos brazos, ella grita con furia e impotencia que se detengan pero sus gritos solo aumentan el vigor, los otros pelean con Connor. Está perdiendo por una gran desventaja. El hombre de gorra roja es más alto que él y posee un cuerpo mucho más entrenado. La fuerza de todos es extraordinaria, le ganan en número y habilidad. Son profesionales experimentados que hacen números de pelea en el circo. Si bien, Connor puede darles algún que otro golpe, no les afectan, entre los tres lo están venciendo. Al arrojar un golpe, su oponente de gorra naranja se agacha dejando pasar su brazo por encima del hombro y sosteniéndolo, este golpea su estómago, pero Connor no se rinde, da un golpe que el chico desvía de un empujón para luego patearlo reiteradas veces en el pecho. Connor cae al suelo, el hombre de gorra roja lo levanta como si fuera un muñeco para seguir golpeándolo. Umi implora desesperada al borde del llanto.




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