Les Routes

Capítulo 14: Somnium

15:48 PM - Cinema Ipagnam

 

Ipagnam es el nombre de la ciudad, el cine es el único del país. Si bien en Isnett, el pueblo en el país vecino de donde proviene Umi, había uno, a ella nunca la llevaron sus padres. Connor visitó este cine en el pasado, pero ahora quiere que Umi conozca la experiencia. Una vez dentro compran las entradas para ver una película de ciencia ficción en una cabina próxima a la entrada junto con bebidas y dulces. Abunda el aroma a maíz con caramelo. En el salón principal y pasillo camino a la sala hay gigantografías colgadas con estrenos de películas de distintos géneros, llamativas en argumento y escenografía. Los actores y actrices en ellos son como sacados de un cuento, no podían ser reales. Los carteles muestran un poco de ese hermoso universo. Al adentrarse en la sala casi a oscuras buscan sus butacas en un camino de escalones largos con luces al final de ellas. Escasea el público. La pintura gris de las paredes, el telón rojo de gamuza, y el suelo alfombrado son una epifanía, un lugar diferente pero callado como Odimor. 

 

—Bueno, estos son nuestros lugares —toman asiento—. Por esa tela enorme —señala la pantalla—, van a pasar la película, y por allí —señala la cabina—, sale una luz que se refleja en la tela y la reproduce. Recuerda que no puedes hablar mientras la proyectan.

 

—¿No puedo hablar? ¿Y si quiero comentarte algo?

 

—Tendrás que esperar a que termine. Nadie puede hacer ruido y hay que apagar los celulares.

 

—Está bien, ya entendí.

 

Las personas llenan un cuarto de la sala. Los espectadores se deslumbran cuando las luces bajan, todo queda oscuro y silencioso. La película comienza iluminando sus rostros a la espera. Basada en una vieja leyenda conocida por todos los países sobre ángeles protectores que descienden a la tierra para cuidar a los primeros  humanos de unas bestias llamadas demonios dementes que se meten en sus cuerpos y los  usan para generar el mal transformándolos en los llamados “verdugos” sin lengua y ciegos. La odisea es emocionante. Aunque no podían hablar, ambos disfrutaron la función. Los dulces son desenvueltos y devorados. La bebida descendió hasta el final del vaso descartable. Los personajes principales con los que te encariñas por su valentía, acciones y ganas de vivir, aquí no son la excepción. El guion es destacable y los efectos audiovisuales prodigiosos. Las batallas duras en la cinta llevan a Umi a tomar la mano de Connor casi al final y pensar para qué fueron hechas las guerras. ¿A quién se le ocurrió? ¿Con qué propósito? Las lágrimas derramadas y las risas prolongadas llevan un signo de interrogación al principio y uno de exclamación al final. Pero la sangre inocente que toca la tierra en vano es detestable, incomprensible. Un inventario de juegos mentales compuesto a puño y letra por un verdugo perturbado por sus demonios dementes. Connor ve encantado a Umi.

 

Al finalizar la película y salir del Cinema, ha caído la noche. El cielo parece más pequeño oculto por los edificios. Está despejado, sin nubes, las estrellas brillan coordinadas y el viento no sopla. Las calles se encuentran pobladas de gente.

 

—¿Son casi las siete? ¿Tanto estuvimos dentro?

 

—Parece, ¿quieres ir a un bar? Cuando era pequeño me gustaba uno cada vez que lo veía de afuera.

 

—Si quieres, pero yo solo podré tomar algo sin alcohol.

 

—Bueno, iremos un rato.

 

Tomados de la mano caminan hasta el bar. Un último intento de disfrutar este día, aún más de lo que ya lo han hecho. Solo unas calles tuvieron que pasar. Los planes para perder el tiempo valioso los lleva al bar, donde todo es de cristal en el local, desde la parte externa como interna, está repleto de luces violetas. Acogedor.

Cuando entran, no eligen mesa ya que deciden quedarse solo unos minutos, se sientan en la barra. La luna llena sobre el mar es captada a través de una mirada soñadora desde el interior del bar de cristal por los jóvenes que están lejos de casa reconociendo que el "hogar" puede estar en cualquier parte del mundo con la persona correcta. Umi quiere ir al baño y le pide a Connor que ordene por ella. Se aleja dejando con él sus pertenencias. Después de terminar de atender a los clientes que llegaron con anterioridad a ellos, el hombre de la barra se acerca a Connor para pedir su orden. Solo pide una cerveza y para su acompañante un batido de agua y frutilla. Pero cuando el hombre y Connor se miran a los ojos quedan paralizados, como si se hubieran puesto en pausa pero su panorama sigue reproduciéndose. Un recuerdo llega a ambos donde parece que están juntos pero se ven diferente a su forma actual. Connor y este hombre parecen cercanos en ese recuerdo que ven por un instante, perciben unas palabras que divagan y parecen no significar nada, pues son desconocidos el uno con el otro. Escucharon de los labios de ambos “Te encontraré”.

 

Pestañean y vuelven a la reproducción habitual. El hombre procede a seguir con el pedido cuando Connor lo detiene con una pregunta.

 

—Disculpe, ¿nos conocemos?




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