Anya.
Es curioso, nunca pensé que volvería a este parque a ver a Axel, un parque que guarda gratos y buenos recuerdos, pues a pesar de que él me lastimó demasiado, me dio una época de mi vida donde fui feliz y conocí lo que el amor te podía dar. Iba caminando hacia una banca donde lo vi recargado con la vista fija en su celular. En ese momento, ladeé un poco la cabeza, caminando un poco más lento para observarlo mejor.
El chico que antes me volvía loca con su sola presencia ahora producía una extraña sensación de fastidio, tal vez porque no estaba muy a gusto con esta visita sorpresa. Solía hacer esto, aparecer cuando me sentía tranquila y sin ninguna preocupación, como si adivinara el momento exacto. De pronto, alzó la mirada, sorprendido de verme, como si no procesara mi presencia, como si no me reconociera, pero no creo haber cambiado tanto en tres años.
Aceleré el paso para terminar con esta situación y volver con los chicos, así podría darle su regalo al pequeño Esteban, aunque creo que debía esperar a que JungKook apareciera, no lo veo por ninguna parte y seria grosero irme sin él.
–Pensé que no ibas a venir –comentó Axel, guardando su celular en el bolsillo de su pantalón.
–Me retrasé por cinco minutos, no seas exagerado –me quejé, rodando los ojos.
Él se echó a reír, inclinándose a mí para besar mi mejilla a modo de saludo, aunque no le correspondí, me quedé quieta para evitar malas interpretaciones.
–Me alegra verte de nuevo.
–Eso parece. ¿Qué es lo que me tenías que decir? –pregunté directamente.
–Oye, no vayas tan rápido, mínimo pongámonos al día.
–Me encantaría, pero tengo algunas cosas que hacer. Hice un pequeño hueco en mi agenda para verte y que me dijeras eso tan importante que mencionaste ayer.
–¿Tus cosas son más importantes que verme? –preguntó enarcando una ceja, señal de que estaba incrédulo.
–¿En serio vas a perder el tiempo haciendo berrinches?
–Sí que has cambiado. Antes no decías esas cosas.
–Es natural, las personas cambian.
–Pero contigo se siente más, eres más directa, más fría, incluso eres más bonita que antes.
–Gracias por notarlo, pero ya lo sabía.
–Incluso sigues siendo muy poco modesta –señaló divertido, a lo que me alcé de hombros.
–Es parte de mi encanto –afirmé, desviando mi vista a unos niños que jugaban no muy lejos de nosotros.
–De seguro eso fue lo que más le gustó a tu novio de ti.
–No sé decirte eso, ya no salgo con él.
–¿Por qué? –preguntó interesado.
–La relación no prosperaba, ¿para qué seguir?
–¿Eso significa que estas soltera?
–Así es, pero esa una pregunta muy estúpida –señalé, girando a verlo, pero fue una mala idea, porque su rostro se acercaba al mío muy rápido.
Para mi mala suerte no pude reaccionar y me besó, quedándome paralizada ante su osadía, sobre todo, cuando intento morder mi labio inferior. No sentía nada del pasado, no había anhelo, pasión, deseo o un atisbo de amor, no había nada. Lo empujé con fuerza cuando sentí su lengua queriendo ir por más, dejando mi labio inferior ardiendo por lo que fue su mordida.
–¿Qué mierda pasa contigo? ¿Por qué te atreves a besarme así? –pregunté bastante enojada, pasando el dorso de mi mano por mi boca.
–No pude evitarlo, quería hacerlo apenas te vi…
–¿Qué es lo que quieres de mí? –pregunté interrumpiéndolo.
–Anya, quiero que volvamos a intentarlo, te he estado extrañando mucho este tiempo y me di cuenta que no te he podido olvidar.
–Tienes que estar bromeando –siseé, pasando ambas manos por mi cabello –. ¿No fuiste tú quien hace un tiempo me preguntó si mi mejor amiga estaba soltera para salieras con ella? ¿Qué clase de persona hace esa pregunta y luego sale con el cuento de que no puede olvidarme?
–Pensé que si salía con ella podría olvidarte, pero no fue así. Nunca salías de mi pensamiento, ahí fue cuando me di cuenta de que jamás te dejé de amar… Te amo Anya, te amo mucho –confesó, intentando tomar mi rostro con sus manos, pero me alejé, empujándolo lejos de mí.
–¡No me toques! No puedes meterte en mi vida cada vez que quieras, estoy cansada de esta situación, ya no quiero seguir pasando con esto.
–¿A qué te refieres con eso? ¿Q-qué ya no me amas? –preguntó confundido.
–No Axel, ya no te amo. Lamento decírtelo así, pero ya no quiero que te acerques más a mí, no de ese modo, lo considero parte de mi pasado y así lo quiero dejar –fue mi respuesta.
Me entristeció ver el dolor en su mirada, pero no podía ir en contra de mis sentimientos, no de nuevo y menos en esta situación que ya era exasperante e irritante.
–No Anya, por favor, dame otra oportunidad –pidió él, intentando tomar mis manos, pero me alejé, negando con la cabeza.
–No, lo lamento Axel. Mejor me voy, no quiero seguir con esto –me despedí, girando para alejarme de él.