Anya.
–Pensé que jamás llegarías –me burlé de Kike, cuando lo vi acercarse a la banca de parque donde estaba sentada esperándolo.
–Estaba arreglando algunas cosas –se excusó, sentándose a mi lado –. Pensé que tu novio iba a venir.
–Ya te dije que no es mi novio, ahora sólo estamos saliendo.
–Por ahora, porque en serio traes al chico loco, no dejaba de verte cuando estaba platicando contigo ayer, incluso creí que me iba a arrancar la cabeza.
–Eres un miedoso, pero tenías razón él estaba celoso –murmuré un poco incómoda de darle la razón.
–Te lo dije, pero como siempre eres muy incrédula –se burló, picándome la mejilla de un modo molesto, que me hizo darle un manotazo.
–Sabes que es mi naturaleza.
–Naturaleza o no, debes de creer en las personas de vez en cuando, no todas van a lastimarte.
–Intentaré hacerlo, no pierdo nada al intentarlo.
–Hasta que te escuchó decir algo coherente –aplaudió, como si fuera un gran acontecimiento –. Te conviene estar con ese chico, cambia tu modo pesimista de pensar.
–No es un modo pesimista de pensar...
–Claro que lo es –me interrumpió, sacando la lengua de manera infantil, haciéndome reír.
–Eres tan maduro.
–Muchísimo, pero ya hablando en serio, ¿desde hace cuánto conoces al chico?
–Hace casi dos meses.
–¿Y te sientes bien con él?
–Claro que sí.
–Entonces, ¿por qué sigues dudando de tus decisiones?
–¿Ah? –expresé confundida, preguntándome si había escuchado bien.
–Veo en tu rostro que aún no estas convencida de lo que estás haciendo, así que te diré algo que me dijiste a mi hace algún tiempo.
–Te escuchó.
–Si le dijiste que sí fue por algo, tú no haces las cosas sólo porque si o por agradar a otros, tú haces las cosas porque quieres y lo deseas, así que deja de joder tu pequeña mente y disfruta del momento.
–¿Por qué de pronto todos parecen querer que haga algo con respecto a mi vida y emociones? –pregunté curiosa. Él me sonrió y revolvió mi cabello, como si fuera alguna clase de niña pequeña, cuando el menor era él.
–Porque todos estamos esperando a que dejes de victimizarte y que seas feliz con alguien que mereces.
–¿Y para eso tenías que despeinarme?
–Como si te peinaras –se echó a reír, levantándose de la banca –. Acompáñame a comprar algunas cosas mientras me sigues platicando de ese chico.
–JungKook, su nombre es JungKook.
–¡Qué gracioso! Igual a ese chico de ese grupo que tanto te gusta.
–Sí, muy gracioso –me reí nerviosa, porque no le había dicho ese detalle.
–Oh, por Dios, ¿es él? –preguntó sin creérselo.
–Tienes que guardar el secreto, de lo contrario, te cortaré aquello que más amas.
–Secreto guardado, lo prometo –aseguró, caminando conmigo hacia el lugar donde haría sus dichosas compras.
♫♫♫♫♫
–Oye Anya, ¿no vas a ver a tus amigos el día de hoy? –preguntó mi mamá de pronto, mientras estábamos en la mesa comiendo.
–Sí, pensaba ir más tarde a hacerlo.
–Tenemos una mejor idea –intervino mi abuela –, invítalos a cenar.
–¿Por qué? –pregunté intrigada, entrecerrando los ojos hacia ellas.
–¿Qué no podemos hacer una simple invitación a aquellos que te están haciendo tan feliz? –preguntó mi abuela con aparente inocencia.
–Ustedes no hacen nada porque sí, siempre tienen una doble intención –las señalé con la cuchara.
–Tal vez sea porque mamá quiere conocer mejor a ese chico con el que sales –soltó Jasón burlonamente, dándome la razón de su “invitación”.
–Gracias Jasón, ahora jamás te contaré nada a partir de hoy –le sonrió mamá con dulzura, pero usando un tono de reproche que lo hizo quejarse y a mi reír.
–¿Lo ven? Los conozco bien –sonreí victoriosa.
–¿Qué? ¿Acaso tienes miedo a que te espanten a tu pretendiente? –preguntó Rick, dándole un golpe en el brazo, al estar cerca.
–No seas tonto.
–¿Entonces?
–Nunca dije que no, quería saber las razones.
–¿Lo vas a traer entonces? –preguntó mamá, con lo que parecía esperanza. Suspiré, sintiéndome nerviosa de pronto, si les decía que no, insistirían hasta que aceptara.
–Voy a llamarlos y veré que dicen.
–Llámalos ahora, queremos hacer una buena cena –sugirió mi abuela.
–Lo haré–asentí, levantándome del asiento para ir a mi habitación, donde dejé mi celular.
Lo tomé de la mesita de noche, observando en la pantalla que tenía un mensaje de JungKook, deseándome un buen día. Sonreí de inmediato, JungKook era muy lindo, demasiado lindo. No contesté su mensaje, decidí llamarlo para preguntarle de la cena, inhalando hondamente, pensando en que palabras usar para avisarle de la cena que mi familia quería hacer para ellos.