Letra & Música

Capítulo 32. Una pesadilla muy real. Parte 1.

Anya.

Me encuentro asustada, nerviosa y tensa, o al menos así me he sentido desde el día del accidente. No es tanto por lo que pasó, es porque JungKook ha actuado muy raro desde ese día. Esta callado, ya no es tan cariñoso y puedo asegurar que trata de evitarme, lo que me hace pensar tantas cosas negativas, que estoy segura, mi cabeza explotara a causa de la tensión.

Sé que necesito hablar con él para aclarar la situación, pero debido a su modo reciente de actuar, siento que no lograré mucho, pero la versión de Jimin mientras me empuja a la habitación de JungKook, es muy contraria a lo que pienso. Su parloteo me hace querer darle un golpe para que se callé y me dejé pensar.

–Ya basta –lo detuve, quedando frente a la puerta de la habitación de JungKook –. Puedo caminar sola, Mochi –murmuré molesta.

–No parecía cuando te encontré muy cómoda en el sofá –me recriminó.

–Me estaba preparando.

–Claro, como digas –rodó los ojos, mirando hacia la puerta –. Ve y enfrenta el problema, todos estamos apoyándote.

–Gracias –respondí, observándolo irse.

Inhalé hondo, troné mis dedos y decidí hacer esto. Dicen que quien no arriesga, no gana y creo que esta vez, probaré su eficacia. Toqué la puerta de la habitación y esperé un momento, antes de escuchar un adelante que me dio valor para abrir la puerta y entrar.

–Anya, eres tú –murmuró él sorprendido.

–Sí… yo… vine a hablar contigo –musité, más nerviosa que antes.

– ¿Sí? ¿Sobre qué?

–Bueno –rasque mi nuca, comenzando a hablar –. He notado que estas muy raro estos días y eso es algo que me preocupa, tampoco has hablado del tema conmigo, incluso, intuyó que evitas hablar sobre eso cuando estamos juntos. ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte o es muy personal? –pregunté con esperanza de que me respondiera.

JungKook bajó la mirada, lo que me hizo saber que no quería hablar del tema o que estaba avergonzado de sus acciones. Bueno, sea lo que sea, es un avance, sus silencios resultan exasperantes para mí.

–Yo… sólo he estado pensando en algunas cosas.

–Eso he notado, pero es muy raro que no lo platiques conmigo… Pero si crees que es muy personal este bien, yo lo entenderé –me apresuré a decir.

–De hecho, lo que he estado pensando tiene que ver contigo –me interrumpió.

–¿De verdad? ¿Qué hice ahora? –pregunté confundida.

–Quiero dejar en claro que pensé mucho en esto, analicé todas las opciones posibles, pero siempre he llegado a la misma solución… y yo… yo creo que lo mejor será terminar nuestra relación ahora –sentenció, sin mirarme a los ojos.

–¿Qué? –pregunté muy confundida, porque de todas las cosas que pensé que podría decirme, esta ni siquiera estaba contemplada, por muy raro que suene.

–Dije que…

–No necesito que me lo repitas –aclaré–, sólo quiero saber porque me dices eso.

–Porque me di cuenta de que las cosas no son tan fáciles como creímos.

–¿Y por eso tomaste esa decisión?

–Así es.

–No lo comprendo, no entiendo nada de esto –murmuré confundida, estoy comenzando a alterarme.

–Lo siento Anya, pero ya lo he decidido. Tú te quedaras aquí, yo regresaré a Corea, no pienso pedirte que vengas conmigo porque sé que no lo harás –aseguró con una firmeza que me hizo mirarlo con mucha atención.

–¿Según quién? ¿Tú?

–Sí.

–Tus razones no son lógicas.

–No lo creo, sólo no las has entendido, pero las entenderás con el tiempo.

–¿Lo haría? Porque son las razones más estúpidas que me has dado desde que te conozco, ni siquiera creo que sean tuyas, parecen inventadas, una mentira.

–El hecho de que no me entiendas, no quiere decir que puedas ofenderme. No soy estúpido Anya, suelo pensar mucho las cosas, no soy tan impulsivo –murmuró molesto, incluso tenía el ceño fruncido.

Por favor, también enojándome. Nunca creí que JungKook haría esto, que tomaría una decisión tan drástica, sin consultarlo conmigo, sin decirme alguna sola palabra que me hiciera intuir este desastre. ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Por qué cambió de repente? ¿Por qué no se detuvo de ilusionarme y ahora rompe mis esperanzas?

Dejando a un lado el dolor que estaba sintiendo, intuía que JungKook estaba mintiéndome. Podía preguntarle, pero sabía que no me respondería, y soy lo suficientemente orgullosa o estúpida para irme y jamás saberlo, aun cuando eso me despierte en las madrugadas, con un dolor que no creo soportar del todo.

–Veo que ya tomaste tu decisión, en ese caso, no es necesario la mía –murmuré, respirando hondo –. Voy a respetar esto que has decidido, así que ya no hay nada más que hablar –fueron mis palabras, dándome vuelta para irme con una calma que sólo fingía.

–Anya –me llamó, deteniendo mi caminar hacia la puerta –. Esto es lo mejor para nosotros.

–Ya no existe un nosotros, JungKook –respondí a media voz, sin darle ni siquiera una mirada.




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