JungKook.
–¿Cuándo podemos regresar a Corea? –le pregunté a Namjoon de repente, quien iba saliendo de la cocina con una botella de agua en sus manos.
–Ah, no lo sé, aún nos quedan dos semanas y media aquí –contestó, confundido de mi pregunta.
–¿No crees que podamos irnos antes?
–¿Por qué tanta prisa? –preguntó, sentándose en uno de los sillones.
–Anya no podrá seguir avanzando si me quedó, lo mejor es que desaparezca de su vida.
–¿Y dejarás así las cosas? ¿Sin una explicación? ¿Sin una razón apropiada?
–¿Qué voy a arreglar, Hyung? Yo terminé con ella, ahora sólo estoy estorbando.
–¿Eso crees? Porque tu petición sólo parece una excusa para huir –señaló –. ¿De quién huyes, JungKook? ¿De ti o de ella?
–Namjoon Hyung –susurré en voz baja. Namjoon negó con la cabeza, levantándose de su asiento y sentándose a mi lado.
–JungKook, nunca te he preguntado tus razones para haber terminado tu relación con Anya, pero veo que esto te está doliendo mucho. ¿Qué es lo que sucede?
–No puedo hacerlo Hyung, no puedo decir con esta farsa, no puedo seguir demostrando que no me duele, que no me destroza el estar sin ella –solté, sintiendo mis ojos picar por las lágrimas que querían caer –. ¿Creen que no me interesa? ¿Creen que ya no la amo? ¿Qué todo esto fue sencillo para mí?
»Dios, parece que ahora mi amor sólo quema, duele y me destruye. Todo esto me está devastando y la culpa la tengo yo, porque fui un idiota, un estúpido que creyó estar haciendo lo correcto, cuando lo único que hice, fue hacer un completo y gran desastre que ahora no sé cómo arreglar, porque fui lo suficientemente egoísta para buscar otra solución.
»Odio ser la causa de su tristeza, odio ser la causa de su dolor, odio ser esa persona, lo odio mucho. Seguir aquí y saber que ya nada puedo hacer, me está matando. Necesito alejarme o me volveré loco, necesito hacerlo por ella, necesito hacerlo, aunque no quiera –sollocé, soltando las lágrimas que apenas había logrado contener.
Ya no podía con este dolor, ya no podía aguantarlo, me estaba quebrando más de lo que pensé. Namjoon me abrazó, intentando consolarme. Ya no me importaba si me veían llorar, ya no me importaba si vean mi dolor, ya no podía seguir soportándolo, quería tener un poco de consuelo, necesitaba que Anya estuviera conmigo…
¡Dios! La necesito tanto que duele. ¿Cómo algo así puede dolerte más que una herida física? ¿Cómo puedo arreglar mi error? ¿Cómo puedo recuperar la felicidad que perdí? ¿Cómo?
–No puedo decirte que entiendo todo por lo que estás pasando JungKook, no puedo tampoco decirte que hacer, sólo tú puedes hallar la respuesta y solución a todo esto. Lo que quiero es que te calmes y pienses bien las cosas, esta es una situación delicada que no puedes tomar a la ligera.
»Recuerda que no sólo son tus sentimientos y emociones, también son los de ella. Si en verdad crees que ya no hay solución, déjala ir, pero dejando las cosas lo más claras posibles, solo te pido que hagas eso –sugirió, sin dejar de acariciar mi espalda de modo suave.
–S-sí, Hyung… lo voy a pensar… –contesté entre sollozos.
Él asintió y siguió consolándome. Hoy no me importaba quien estuviera abrazándome, sólo me interesaba tener algo de comprensión, para saber que voy a hacer ahora.
♫♫♫♫♫
–Gracias por venir tan pronto, Señor JungKook –decía el detective Martínez, encargado de la investigación del incidente, cuando llegué a la estación de policía.
–No es nada oficial –respondí, estrechándole la mano que me ofreció –. Dígame como van con las investigaciones –pedí, sentándome en una de las sillas de su oficina.
–Luego de lo que fueron tres largas horas, ella al fin confesó. Consiguió toda la información posible de la señorita Anya en las redes. Afortunadamente, nunca se reveló la ubicación de su domicilio, sin embargo, sí tenía conciencia de dónde estaba la universidad y el hotel donde usted se hospeda.
»Menciona que consiguió los números de su seguridad por parte de la empresa, así pudo realizar esa llamada sorpresa y distraerlos del ataque. También aclaró que su única y principal víctima era la señorita Anya, que en ningún momento pensó en lastimarlo, así como tampoco imaginó que ella se defendiera, lo que la hizo actuar de manera más desesperada.
–¿Q-que va a pasar ahora? –pregunté, consternado por la información.
–Recibirá un año y medio de prisión preventiva y servicio comunitario, debido al intento de homicidio. Al ser una menor de edad, las leyes no son tan duras, pero si obtiene un castigo –respondió, leyendo lo que parecían ser unas hojas.
»También se le abrirá un expediente, por si alguna vez intenta cometer su misma falta, así que le sugiero que hablé con su seguridad, para que estén atentos a cualquier cambio.
–Claro, eso haré.
–Bien. Puede retirarse ya, Señor JungKook, le estaremos informando como avanza el caso.
–Claro. Gracias por su tiempo –me despedí, saliendo de su oficina, y posterior a ello, del edificio.