Anya.
–¿Anya? ¿Anya? ¿Estás ahí? –me preguntó Taehyung por la línea, recordando que estaba hablando con él por teléfono.
–S-sí, es que choqué con alguien –mentí, sentándome en una banca cercana –. Así que ya pronto regresarán a Corea.
–Sí, JungKook habló de eso con Namjoon, pero aún no se decide la fecha.
–Vaya, que indeciso.
–Tú… ¿Vendrás a despedirte? –murmuró inseguro.
–No lo sé, la noticia me ha caído de sorpresa.
–Todos estamos sorprendidos, nunca pensamos que JungKook tomaría esa decisión.
–Tiene derecho a hacerlo.
–Pero…
–No Taehyung, él está tomando sus decisiones, a mí sólo me queda respetarlas.
–¿Segura que harás eso?
–Incluso si se me va la vida en ello –aseguré.
–Esas son tonterías –soltó, sorprendiéndome –. JungKook está tomando malas decisiones basadas en suposiciones tontas, estás tú con tu orgullo y dolor que te impide ver eso. ¿Qué no se dan cuenta de lo mucho que se lastiman? ¿Qué nos están lastimando a nosotros con esa actitud tan estúpida?
»Todos queremos intervenir, todos queremos ayudarlos, pero también sabemos que no podemos hacerlo, porque son cosas privadas sobre ustedes, son cosas que sólo pueden decidir ustedes, pero verlos chocar constantemente contra una pared es frustrante, me hace querer llorar de la impotencia –explotó con voz quebrada.
–Taehyung, ¿estas llorando? –pregunté confundida.
–¡Claro que sí! Esta situación me duele. Antes eran muy felices, y ahora, parece que todo eso se fue a la basura. Estamos muy dolidos y tristes por esto, todo se está desmoronando por el orgullo y la culpa, y los únicos que no se dan cuenta de eso son ustedes.
–Taehyung…
–Lo siento… lo siento… es que detesto verlo a él tan vacío y a ti tan fría… lo siento…
–Yo igual lo siento Tae, no pensé que les afectará tanto.
–Sólo quiero que arreglen esto Anya, todos somos una familia y queremos lo mejor para ustedes –mencionó, sorbiendo por la nariz.
–Lo sé, Tae, lo sé.
–Tengo que irme, debo ir con los chicos a un lugar, te llamaré más tarde.
–De acuerdo, nos vemos –respondí, colgando la llamada.
Dejé el celular a un lado, colocando ambas manos en mi rostro. Toda esta situación está afectando a otros, es algo que se nos está yendo de las manos y nos está jodiendo. Debo hablar con JungKook, aclarar esto de una vez por todas. ¿Cuándo? No lo sé, pero lo pensaré seriamente, de todos modos, él se irá y dudo verlo por un largo tiempo, así que creo que mi corazón puede aguantar verlo por una última vez.
Sacudo mi cabeza, tomo mi celular y sigo caminando hacia la universidad para asistir a mi clase. Tal vez el intentar concentrarme en otras cosas me haga tener una buena idea, ya saben, las mejores ideas vienen cuando menos te lo esperas, es una buena estrategia que pondré en práctica apenas entre al salón y me hunda en mis pensamientos.
♫♫♫♫♫
A veces cuando quieres huir de algo, no te das cuenta de ciertas cosas. Una de ellas, es que no te fijas en el tiempo, o llegas muy tarde o muy temprano. En mi caso, no me fijé que publicaron en el grupo de estudio que la clase se canceló, debido a que el maestro fue a un congreso, por lo que debo esperar dos malditas horas para la siguiente clase.
Podría regresar a casa y hundirme en mi aparente depresión, pero no tengo ganas de dar tantas vueltas, así que mejor me quedé en un pequeño jardín, donde de vez en cuando, iba con mis compañeras a comer o sólo platicar de estupideces. Recordé ese tiempo, donde sólo me preocupaba por mí misma y dejaba de lado otras cosas, una época donde al parecer, era feliz.
¿Cambiaría lo que viví con JungKook por esa aparente tranquilidad? Díganme loca, pero no. A pesar del dolor que siento ahora, a pesar de que sienta que sólo caigo en un pozo oscuro llenó de desesperanza, lo único que me mantiene a flote, son esos bellos recuerdos con JungKook. Creo que lo único que podría pesarme, es que no le dije que lo amaba.
No lo odio, no puedo odiarlo, sólo estoy enojada de que me esté mintiendo, eso me pone tan furiosa, que me impide hablarle. Los dos estamos jodiendo esto, así que espero que llegué un punto donde quiera mandar el orgullo al carajo e ir tras él. Supongo que ese momento no debería tardar en venir, o al menos, ruego porque no sea de ese modo.
Suspiró y me levantó del suelo. Faltan como quince minutos para que empiece la clase, así que comienzo a caminar hacia la facultad, para llegar a tiempo. A pesar de mi tristeza, no olvido que estamos en exámenes finales, y faltar a una clase sería algo estúpido, al menos para mí. Mi promedio es algo de lo que me siento orgullosa, perderlo sería una tontería.
Para mi mala suerte, una voz llamándome me detuvo en seco, preguntándome como carajos tenía el valor para buscarme de nuevo, cuando le dejé en claro que se alejará de mi jodida existencia.
–¡Hasta que al fin te encuentro sola! Ese novio tuyo parecía chicle pegado a ti.