Lunes 16 de octubre del 2023
—¿Por qué no me avisaste que ibas a adelantar tu famoso viaje? Me la pasé llamándote todo el domingo, me la he pasado preocupada por ti y no obtuve respuesta hasta el día siguiente con el mensaje de Marco diciéndome un simple "Estamos bien, no te preocupes" ¿No era más fácil llamarme? ¿Y por qué él viaja contigo y yo no?
Estaba reprimiendo una carcajada porque segura estoy de que una pequeña risa y Paula saldría histérica y enojada de mi departamento.
—Pasaron ciertas cosas que hicieron que tuviéramos que adelantar el viaje, perdón por no avisarte. La próxima vez te dejo un mensaje o te llamo anticipadamente ¿Está bien? —la abracé, aunque no quisiera—Además Marco va conmigo porque es algo que hacemos desde siempre, es nuestra tradición. Vamos, no seas celosa.
—¡No soy celosa!
Reí—Claro que sí, ahora. ¿Me disculpas?
—Está bien, pero no me vuelvas a dejar preocupada.
De pronto su mal humor se transformó y me sonrió coquetamente. Ya sabía por dónde iría esta conversación.
—¿Y ese galán de la galería? Mira que te ha dejado tus flores favoritas de seguro tuvo que haberte investigado por redes o escuchar aquella entrevista donde mencionaste tus gustos.
Sonreí mirando hacia el jarrón donde se encontraban las flores. Me había asegurado de que durante mi ausencia se le hiciera llegar el cuadro con una pequeña nota y ayer cuando regreso me encuentro con este bonito detalle de su parte un poco ya marchitadas.
Paula ha sido cómplice de él, aunque no me lo admita. Se que le encanta esta situación más que a mí misma.
Mi amiga tomó la nota y se acercó pasando su brazo alrededor de mi cuello.
—Agradezco poder apreciar tu arte todas mis mañanas, pero sería mejor ver a la artista frente a mis ojos ¿Me concedes una cita?
Admito que esa nota me hizo sonreír toda la mañana del día en que llegué.
—Todo un poeta—reí.
—¿Vas a aceptar la salida?
—No lo sé, no quiero arriesgarme en el amor.
—¿Arriesgarte a qué? Lo peor que puede pasar es un corazón roto.
Me reí ante aquello y me apoyé en el balcón mirando a las personas pasar.
Lo peor no es eso, claro que no.
—Solo no quiero terminar mal.
—¿Y quién dice que vas a terminar mal?
—Yo.
Sonrió—Odalys, en medio año cumples veinte. Eres joven debes enamorarte, llorar, reír. Debes intentarlo, estoy segura de que en el fondo de tu corazón ese tipo te atrae, porque no por nada le das un gran momento y tu cuadro sin dinero de por medio, admítelo.
—Lo habría hecho por cualquiera.
Me miró sabiendo que eso no era cierto.
—Te volviste más sabía desde que nació Stela ¿Lo sabes? Eres toda una madre que conoce a sus hijos.
Sonrió ante aquello orgullosa—Dotes de madre, pero sabes que debes intentarlo porque en el fondo es lo que deseas. Te atrae Morya, admítelo.
—Solo compartimos una noche.
—Eso sonó como algo más.
Reí—No vayas por ese camino, pervertida.
—Está bien, pero concédele la cita y ya veremos que sucede después de eso.
—Lo pensaré.
—Pero no lo pienses mucho o se te va la vida. No es tan viejo, por cierto.
Se te va la vida.
Admito que esas palabras pegaron más fuerte de lo que debía y me dejó pensando muchas cosas.
¿Cuántas veces me he reprimido al hacer algo solo porque pensaba que se me iba la vida, por miedo o por el qué dirán?
Muchas veces, claro está. Tal vez sí debería arriesgarme más.
—¿Cuántos años tiene?
—Veintitrés añitos, es soltero y no tiene hijos. Perfecto para ti mi querida Oda.
Reí—¿Por qué piensas que es perfecto para mí?
—Ya te lo he dicho, dones de madre.
Reí—Me pondré en contacto con él. Ahora, ¿Sabes que quiero en este momento?
—¿Qué?
—Un día en el spa, siento que me hace falta.
Se puso de pie y tomó su bolso—Vamos a uno entonces, porque siempre que llegas de tus viajes te ves más pálida, tengo una teoría de que te gustan los países fríos.
Me reí ante aquello—Tal vez viajo al polo norte, duermo en iglús y comparto cama con pingüinos.
—Gracias, tengo una nueva teoría.
Me jaló fuera de mi departamento y cerró todo por mí.
—Sabes que nunca vas a adivinar ¿Verdad?
—No pierdo nada intentándolo, ya te lo he dicho.
Salimos caminando hacia uno de nuestros lugares favoritos, quedaba relativamente cerca de mi departamento así que no hubo necesidad de pedir que nos llevaran.
Una de las cosas que había aprendido de la vida es a compartir momentos con quienes amas porque nunca sabes cuando no vas a estar o cuando esa persona se ha de ir de tu lado y no hablo solo de morir, a veces las personas simplemente se van porque ya han cumplido su misión contigo y tu vida.
Todos tenemos una misión en la vida propia y en la de los demás, todos sin e sección alguna.
Al compartir con quienes queremos no necesitamos cosas extravagantes o lujos, pequeñas citas o un café donde se puedan reír de la vida y sentirse cerca luego de tanto tiempo lejos, tenerse mientras puedan o mientras la vida se los permita.
Cuando conocí a Paula tenía tan solo quince años, nos conocimos en una audición para una película, a esa edad sabía que me encantaba el arte, pero no había definido la rama con la que me quería quedar, entonces hice me presenté a una audición que salió pésima, pero Paula sí que era asombrosa para la actuación, que incluso se quedó con el papel protagónico a su corta edad. Luego al ver mi semblante me pidió disculpas de una manera diferente o natural de ella.
Sus palabras fueron:
"Lo siento por ser asombrosa"
Era una etapa de mi vida donde muchas cosas habían empeorado y me enojó de gran manera su comentario que incluso la llegué a insultar cuando en mi vocabulario no caben malas palabras. Al ver con seriedad la situación se disculpó de manera correcta y me invitó a una cafetería cercana. Nos volvimos amigas desde ese día y nunca más me molesto su actitud, al contrario, me encantaba.
Editado: 09.10.2024