Letras Perdidas En Esta Ciudad

Un golpe de realidad

Pensaba ver a Morya el día de mañana, pero ese hombre parecía que iba dos pasos por delante y me había escrito para recogerme hoy día en la próxima hora para llevarme a una galería, su idea era que alguien profesional le diera un buen punto de vistas a esas obras. 

Me arreglé con algo elegante, dejé ordenado mi departamento y estuve lista para cuando el timbre sonó.  

-Te luce el negro Morya-comenté cuando lo ví.  

-Y a ti el rojo- Me besó en la mejilla y cerró la puerta por mí. -Vamos que la noche es joven y nos espera mucho arte.  

- ¿Me dirás de quién es la galería?   

-No, es una sorpresa. 

Viajar en su auto era cómodo, podría dormir aquí toda la noche y no me quejaría. Olía a él, su perfume era delicioso y atractivo. Ante esto recordé a Paula y sus palabras “Olía a hombre dominante”  

- ¿Esa sonrisa es por el momento o por un recuerdo? - me preguntó aún concentrado en la carretera.  

-Un recuerdo-le sonreí- Tienes dos opciones ¿Playa o montaña?  

Me miró cuando el semáforo frente a nosotros se puso rojo- ¿Mi respuesta influye en algo?  

Reí-En mucho, ahora elige.  

Se tomó su tiempo en pensar bien la respuesta mientras me miraba- Montaña-terminó eligiendo.  

No pude evitar reírme ante su respuesta, no creo que haya sido la mejor opción-Escogiste la peor-le dije aun riéndome.   

- ¿Por qué? Me fascina más la montaña que la playa.  

-Pero es la peor para ir a trotar.  

Volvió a conducir cuando el semáforo se puso en verde-Me hubieras avisado eso primero y elegía la opción más fácil. 

-Muy tarde, ahora iremos a la montaña.  

-Que maldad- Su celular empezó a sonar y se estacionó a un lado de la carretera para contestar- Dime-contestó mirándome.  

Saqué mi celular y le escribí a Marco para que no se preocupara por si me iba a buscar a mi departamento y no me encontraba.  

“Tenemos que hablar” 

Aquel mensaje era lo suficientemente claro de lo que trataba.   

¿Antes del viaje o después?  

Durante este.  

Está bien.  

Lo sabía, sabía que había llegado.  

- ¿Una reunión a las nueve de la noche? Carol no voy a ... mierda.  

La chica con la que hablaba ya le había cortado la llamada, se estacionó a un lado de la carretera y me miró, ya no habría galería de arte.  

-Deberías ir, puede ser importante.  

-Odio cuando me arruinan los planes. 

Le sonreí- No hay problema, yo tomo un taxi de regreso.  

Negó con la cabeza-No pienso dejarte ir sola.  

-Estaré bien.   

-No Odalys, no te dejaré ir sola. Pero, si deseas podrías acompañarme a la reunión.  

No creo que esa sea una buena idea- No creo que yo deba estar ahí.  

-No te preocupes son buenos amigos ¿Deseas acompañarme?  

Empezaba a sentirme un malestar en el cuerpo, pero sabía que no era nada que no podía controlar-Está bien.  

Me sonrió-Prometo recompensar lo de esta noche.  

-No me debes nada Javier.  

- ¿Javier? -preguntó sonriendo.  

-Si no te gusta, no hay problema. -comenté.  

-No, Javier está bien.     

Condujo de regreso en silencio creo que en el fondo ninguno de los quería ir. Al llegar nos esperaba una maravillosa casa, poseía un jardín hermoso y lleno de flores de esos que ves en telenovelas.   

-Hemos llegado.  

Me baje apreciando la casa desde afuera, era de admitir que me encantaba. Tal vez en otra vida me compraría una de estas para que existan niños disfrutando de ella 

- ¿Bonita verdad? -preguntó.  

-Mucho.  

Nos encaminas hacia la puerta principal esperando que alguien nos abriera, admitía que me ponía nerviosa conocer gente nueva y exponer mi vida ante ellos, era demostrarles un poco de lo que era, y no quería que mucha gente me conociera.  

 -Buenas noches, pasen-le agradecimos a la señora que nos acogió y nos retiró el abrigo-todos se encuentran arriba- nos avisó.  

-Muchas gracias.  

Me detuve a apreciar la casa, tenía una sala inmensa, con un desnivel hacia la chimenea. Parecía de película navideña donde todos se sentaban alrededor a abrir los regalos. Sentí como Javier se detenía detrás.  

-Linda espalada- el vestido que cargaba poseía un escote en la parte de atrás grande y profundo-Lindos tatuajes.  

Sentí como sus dedos tocaron uno en particular, mi favorito.  

- ¿Tiene historia? -preguntó.  

-Sí, pero no la puedo contar ahora-me giré para observarlo-algún día lo has de descubrir.  

Sonrió- ¿Tienes más tatuajes?  

-Muchos, pero están bien ocultos en ciertos lugares.  

Creo que no fue la mejor manera de decirlo al ver como sus pupilas se dilataban, de pronto el frío del exterior se esfumó y empezó a hacer un ligero calor. 

-Deberíamos subir.  

Nos encaminamos en silencio mientras ignoraba lo que había pasado y apreciaba los cuadros que se encontraban al subir las escaleras.  

Al llegar a la terraza todas las miradas se posaron en nosotros, y aunque quería salir corriendo no lo hice.  

- ¡Morya! -una pelinegra divina ya conocida se abalanzo sobre mi acompañante dándole un beso en la comisura de los labios.  

-Carol-saludó- ella es Odalys Granda.  

Puse la mejor cara que poseía y me saludó con un beso en la mejilla-Un gusto.  

-Pasen.   

-Ya sabemos la razón por la demora e insistencia para que Morya viniera- un pelinegro ojo café me sonreía.   

-Odalys Granda-le extendí mi mano, pero no le importó y me dio un beso en la mejilla.  

-Albert Martínez.  

Morya me presentó a los demás y me sentí cómoda con muchos de ellos, tal vez las malas vibras solo las tenía Carol.  

-Eres la pintora secreta ¿Verdad? -una chica que si no mal recuerdo se llamaba Camille llegó a mi lado.  

Reí-Si lo dices así imposible creer que hay otra.  




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