Letras Perdidas En Esta Ciudad

Lo material pierde sentido

Las vísperas navideñas hacían que la ciudad se moviera más y de igual manera creaban una emoción y alegría de que llegaran las fiestas. Y aunque sean fechas festivas siempre recuerdas a los que ya no están, pero desearías como niño aquel que le escribe su carta a Santa que bajen un momento del cielo y te acompañen por estos días.   

Las luces alumbraban de más la ciudad y siempre te guían de vuelta casa, aunque muchas veces te pierdes en las exóticas decoraciones, en la pista de hielo y otras atracciones.  

Guardé los retratos que había elaborado en aquella habitación y los aprecié con una sonrisa en el rostro. Han pasado los años y había hecho las paces con esta habitación, ya no la odiaba ni le tiraba la culpa, ya no la destrozaba ni me da pánico entrar en esta. Al contrario, le había tomado cierto aprecie porque de una u otra cosa esta es el único lugar que me representa.  

Ha pasado el tiempo y, aunque muchos no lo crean, pierde sentido cuando llega a tu vida, lo que te demuestra que ya nada lo vale a menos que sea una simple cosa, aquello que me esmeraba por conseguir todos los días. 

Colgué del techo aquellas hojas de papel que guardan más que pocas palabras, moví los implementos para tenerlos más cerca de la puerta, uno nunca sabía.  

Estaba por anochecer y me arreglé para salir con Pau y Stela, las compras navideñas no se harían solas y si existen personas más animadas por la navidad son ellas.  

El celular sonó y sonreí al visualizar aquel apodo.  

- ¿Extrañándome? - pregunté. 

-Cada segundo, ha sido un día cansado.  

Javier estaba en aquel apogeo de estreno de película, las entrevistas lo absorbían últimamente, peor aun grabando otro proyecto.  

-Deberías tomarte un descanso cada que tengas tiempo libre, sé que es tu trabajo, pero no dejes que te consuma ¿Sí? 

Aunque no lo pudiera ver sabía que sonreía- ¿Ya te dije que me encantas?  

-Hoy no.  

-Me encantas, Odalys.  

-Ya lo sé-reí-sabes puedes venir mañana si deseas y estas libre.  

- ¿Es una acción para tenerme solo?  

-Sí, te voy a robar por unas horas.  

-Acepto, te veo mañana.  

-No te apures en que llegue la hora de venir para acá. 

-Para nada, ya cumplí mi cometido de escuchar tu voz, voy a descansar.  

Sonreí-Te dejaré audios más seguido. 

-Preferiría escucharte en persona, pero no me quejo.  

-Descansa, mor.  

La llamada culminó y salí del departamento sonriendo, admitía que yo también deseaba que sea mañana. El centro comercial estaba repleto y era fácil encontrar a mis chicas rodeadas de guardaespaldas que mantenían alejados a todos aquellos que deseaban acercarse de más.   

Era inevitable que se dieran cuenta de mi presencia a pocos metros, los pocos reporteros se me acercaron y Gonzalo el guardaespaldas íntimo de Pau me sonrió desde lejos, sabía que odiaba las cámaras y me dejó sufrir por unos segundos antes de acercarse hacia mí.  

-Odalys ¿Cuándo tendremos nuevas obras?  

Nunca.  

-Odalys ¿Desde cuándo posees una relación con Javier Morya?  

Dos meses y unos cuantos días.  

Mi gran amigo quien parecía no quererme me rescató de aquel momento y me adentró al círculo seguro.  

-Te odio, me dejaste sufriendo.  

-Es para que te adaptes-me abrió los brazos para que le diera un abrazo.  

Gonzalo solo era cuatro años mayor, por esto la gran confianza que nos tenemos, somos buenos amigos. Al principio el marido de Paula poseía celos hacía él, pero entendió que Paula y él poseían una gran amistad, y lo entendió, además cuidaba de las mujeres de su vida.  

- ¡Oda! 

-Muñeca linda, ¿Cómo estás?  

-Bien, mi mani me dio helado de chocolate.  

Reí-Que bueno, vamos a saludar a tu mami.  

Paula me abrazó como si nunca me hubiera visto, y es que llevamos semanas sin hablar.  

-Te he extrañado mujer, ahora que tienes novio un sexy novio me has olvidado.  

-No seas dramática, sabes que te adoro.  

-Y yo a ti, que linda es la navidad. Me llena de mucha emoción.  

Nos levantamos y empezamos a entrar tienda por tienda. El propósito del día era comprar los regalos para todos, pero ambas sabíamos que íbamos a terminar comprando más cosas para nosotras que para el resto.  

- ¿Crees que le quede a Marco? - me mostró un conjunto navideño con un estampado de Santa Claus sexi.  

No pude evitar reírme ante la idea de Marco con eso encima.  

-Sí le queda, hay que obligarlo a vestirse así en la cena.  

-Mani, mira este vestido.  

Stela se llevó a su mamá y me quedé en el pasillo buscándole algo para regalarle a Marco, al final me decidí por unas camisas, le lucía cada que se ponía una.  

Entré en un dilema al no saber que regalarle a Javier, seguramente lo tenía todo y si no podría comprárselo.  

Evité estresarme y me moví por la tienda a la sección de mujeres, encontré unos zapatos que le encantarían a Paula y un pijama de princesa a Stela, me apuré a pagarlos antes de que los vieran, además tenía otras cosas en mentes para darles.  

- ¿Hilo o cachetero?  

Reí ante la pregunta de Paula- ¿Para mí, para ti u otra persona?  

-Para ti.  

-Hilo.  

Me sonrió-Anotado.  

Me adentré a otras tiendas mientras Pau de seguro estaba buscando lo más atrevido para darme.  

Compré algunas botellas de vino, regalos para aquellos que me faltaban y unas cuantas cosas para mí. Sentía las cámaras encima, pero evitaba pensar en ellas para poder disfrutar de mis compras. Antes de entrar a otra tienda me detuve en una de accesorios al observar un dije precioso, sonreí al encontrar el regalo perfecto para Morya.  

- ¿Por qué te entrometiste en la relación entre Morya y Carol.  

Miré a la chica que se encontraba a mi lado, con un celular en mano y un micrófono en la blusa. Maldigo la manera que encontró para tenerme sola en la tienda.  




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