Letras Perdidas En Esta Ciudad

Ángeles en el cielo y en la tierra

El timbre sonó y me apresuré a abrirle la puerta, me regaló una sonrisa y me abrazó adentrándonos al departamento-Aunque Paula me explicó de las semanas que te desapareces, no pude evitar preocuparme por ti.  

Le sonreí-Soy impredecible.  

-Totalmente.  

Una semana de muchas emociones y sucesos, sin comunicarnos, nerviosos y yo con una duda o más bien una pregunta sobre aquel miércoles donde Carla estuvo en su departamento. Esta semana me comuniqué solo con una persona, la misma que estuvo a nada de quedarse todos estos días conmigo.   

-Me he unido al juego de adivinar el lugar donde vas de Paula-comentó.  

Reí-No puede ser, ahora van a conspirar juntos. 

-Yo creo de viajas al Polo Norte.  

Una carcajada se escapó de mi ante esa idea-¿Polo Norte? ¿Es en serio?  

-Sí, es que siempre regresas pálida. 

Ya lo sabía, y al igual que él Paula también trataba de ignorar ese aspecto. Se que en el fondo más que un juego para ella es una preocupación e incertidumbre que posee.   

-Buena hipótesis-comenté-pero el lugar es incorrecto.  

-Dime que al menos me acerqué.  

-Al contrario, te alejaste.  

Su risa me hizo sonreir, lo había extrañado a pesar de todo.  

-Antes de irme fuí a ahcer una compras y te he comprado algo-lo tomé del brazó y nos adentramos a mi habitación, busqué en mi escritorio aquel libro que me había encantado justo para él.  

-Maneras de quitarte el estres por el trabajo, te encantará.  

Al girarme lo encontré mirándome con una admiración tan inmensa que me sentí diminuta en esas cuatro poredes, lo único que hice fué sonreir tímidamente ante aquello 

- ¿Qué sucede? -pregunté.   

-Es el mismo cuadro, pero plasmado en tu techo, me encanta.  

La verdad no pensé que se iba a dar cuenta de aquello, este diseño era mucho más grande y con agunas modificaciones, el cuadro de él solo era un fragmento de este.  

-No sabes cuánto me costó y los dolores que tuve que soportar para obtener este resultado.  

-Eres una gran artista, mi artista favorita.  

Le extendí el libro timidamente y empezó a ojear las primeras páginas, me reí al observar como su sonrisa se plasmaba en su rostro.  

-Admito que pensé que iba a ser más psicológico.  

-Cantar algo bobo, en voz alta te hará reirte de ti mismo y olvidarte por un momento tu alrededor. 

-Creo que empezaré a poner en práctica muchos de estos.  

Se movió por mi habitación prestándole atención a cada uno de los detalles que podría encontrar, mi closet extravagante, las paredes blancas, el techo con toda una obra de arte, el atrapasueña encima de la cabecera de mi cama, la torre Eiffel en la esquina, el televisor sin usar, las fotos, los dibujos y los instrumentos que había aprendido a tocar.  

Mi habitación me representaba totalmente, hasta aquello que ocultaba de los demás se escondía entre la esquinas de este cuarto. Era yo misma en objetos, en música y en arte. Era todos esos libros en la estantería que alguna vez recorrí una por una sus páginas.  

-No es para nada tu estilo-mencioné.  

-Aquel estilo minimlista que me encanta no se compara con esto, es único-se rescostó en mi cama flexionando sus brazos para usarlos como almohada-Podría quedarme a dormir aquí y sentiría que esos mismos ángeles me arrullarían para hacerme dormir.  

-A veces dan miedo, toman vida y se mueven.  

Se burló de aquello-Si tomaran vida, no creo que den miedo. 

Me recoste a su lado apreciando el techo. 

-Mira a ese-señalé a aquel ángel que emprendía su vuelo hacia el cielo-ese podría ser yo, ahora elije uno.  

-Déjame pensar-pasaron pocos segundos cuando sonrió y señaló aquel que se encontraba apoyado en una nube obsevando al que ascendía-soy yo, apreciándote.  

-Admito que cuando empecé a conocerte y a indagar por redes no pensé que ibas a ser así de romántico.  

-Mi reputación de chico malo por mis protagónico es horrible.  

-Y el de mujeriego también.  

Sonrió-sin duda alguna.  

Reí volviendo a mirar mi techo y perderme en los detalles.  

-Yo si creo que existán ángeles en la tierra así como en el cielo.  

-Totalmente de acuerdo, tu eres uno de aquellos que se encuentran en la tierra.  

-Y algún día todos nos convertiremos en ángeles de cielo.  

-Yo prefiero ser uno de techo.  

Lo miré y reí ante aquello no podíamos tener una conversación tranquila sin que uno de sus comentarios me haga reir.  

-También sería una muy buena opción- me levanté buscando el control del televisor y le sonreí-Resulta que deseo ver aquella nueva película que te ha tenido estresado.  

-Ni yo he tenido tiempo de verla, me parece una buena idea.  

-¿Es en serio? ¿No has visto ni el trailaer?  

Río ante aquello-El tráiler sí, pero la película, incluso no tuve la oportunidad de verlo ni en la premiere, Carla y yo hemos estado con una agenda terrible con esto del protagónico.  

Carla... 

Creo que mi rostro lo había dicho todo cuando me miró.  

-Sabes que no me gusta, es mi amiga y compañera de trabajo.  

-Sé que es tu trabajo Morya, pero no es sobre esto que quiero hablar.  

Me senté en la silla de mi escritorio mientras giraba levemente para aliviar un poco el tema.   

-¿Qué sucede?  

-El miércoles pasado estaba de compras cuando una reportera me acorraló en pleno pasillo, y casi que reclamándome me dijo que porqué me metí en la relación de ustedes.  

-Nunca fuimos nada y lo sabes, también sabes como es la prensa- pude notarlo enojado ante el tema que empezaba a profundizar.  

—Me enseñó unas fotos—comenté esperando su reacción y solo recibí una risa irónica y divertida a la vez.  

-Y esas fotos son de ese mismo día donde fue a mi departamento ¿Verdad?  




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.