Letras Perdidas En Esta Ciudad

Dulce Navidad, sonrisas y felicidad.

Había llegado este día, y con una alegría inexplicable me había levantado desde temprano a empezar a cocinar. La relación que tengo con la cocina no es mi favorita, pero cuando deseaba cocinar lo hacía de maravilla.  

- ¡Llegó lo que faltaba para la cena! -Marco se adentró a la cocina con varias fundas en sus manos. 

-Gracias, ya solo me falta eso y todo estaría listo.  

Me tomó el cachete como niña pequeña y me sonrió-No te esfuerces demasiado, y evita olvidarte de usar aquello por lo menos hasta el almuerzo ¿Entendido?  

-Sí, subo cuando me desocupe. Gracias, te quiero.  

Me lanzó un beso antes de salir de mi campo visual, me apresuré en terminar para luego subir a almorzar con Marco.  

-Sé que aún no es hora de entregar los regalos, pero este es especial-sonrió.  

Tomé el sobre que me extendía y con un nerviosismo empecé a abrirlo. El encabezado llamó mi atención y me apresuré a leer todo lo que decía. Al terminar volví a releerla porque aún con lágrimas en los ojos no me lo creía.  

-Esto es un sueño-murmuré.  

-No Odalys, no lo es.  

Me levanté a abrazarlo y aún con los años sus brazos seguían siendo mi lugar seguro. Y ahora con esto, no tenía palabras. Era maravilloso.  

-Feliz Navidad Odalys.  

-Feliz Navidad Marco, y gracias por todo.  

Luego de aquel almuerzo emotivo bajé a descansar un rato, en pocos minutos sentí como me levantaron y observé a un Marco preocupado mirándome y Javier a un lado.  

- ¿Ya llegaron todos? -pregunté asustada, me había quedado dormida.  

-Solo Morya-sentí como sonrió aliviado y me guiñó un ojo, de seguro se había asustado como aquella noche-los dejo solos, voy a arreglarme y luego bajo.  

Cuando salió de la habitación Javier se sentó junto a mí en la cama-No me abrías la puerta y pensé que estabas con él. Se veía muy preocupado.  

-Marco se preocupa mucho por mí, debes acostumbrarte a eso-me puse de pie y extendí mis brazos estirándome-debo empezar a arreglarme.  

- ¿Te ayudo? 

Sonreí acercándome y arreglándole el traje- ¿Y arruinar como te ves? Ni loca.  

-No me importaría.  

Reí-Claro que no.  

Lo dejé en mi habitación y me apresuré a darme una ducha, al salir se encontraba recostado en mi cama, había dejado el saco a un lado para evitar arrugarlo. Su mirada me recorrió de arriba hasta abajo, deteniéndose en mis piernas.  

Ignoré que estaba ahí y saqué de mi armario el vestido negro destinado para la ocasión.  

-Vamos a andar combinados, sin haberlo planeado antes.  

Con su mirada encima dejé caer la toalla y empecé a vestirme sintiendo como mi cuerpo ardía por su mirada. -Te encanta tentarme y jugar conmigo ¿Verdad?  

Sonreí-Solo un poco ¿Me ayudas?  

Se levantó para subirme el cierre en la espalda y al culminar sentí su aliento en mi cuello y sus manos ir bajando, recorriendo mi cuerpo.  

- ¿Sin ropa interior? -comentó.  

-Es más cómodo.  

-Totalmente, no hay nada que estorbe.  

Puede entender y sentir las intenciones que tenía y me alejé riendo-No, nos vamos a tardar y los invitados no tardarán en llegar.  

Sonrió- ¿Acaso he mencionado o propuesto algo? Tu sola lo piensas.  

-Mor, no te hagas el santo.  

Alzó las manos como un asalto-Yo no he hecho nada.  

Me maquillé lo más rápido posible y dejé mi cabello lacio caer sin hacerle nada. Pocas veces hacía algo con mi cabello, era Paula quien lo asechaba y me regañaba diciéndome que no le saco provecho a mi cabellera.  

Estuve lista apenas sonó el timbre y salí para abrir. Javier, aunque trató de ocultarlo sonrió al ver de quien se trataba.  

-¿Sonnriendo por mi idiota? Vine por tu hermosa novia, no te ilusiones.  

Carlo se adentró al departamento luego de saludarme y se llevó a Javier molestándolo en el trayecto. Mientras tanto esperé a Paula que llegaba con las manos llenas de regalos.  

-Feliz Navidad Oda, te quiero un mundo.  

La abracé como pude mientras reía-Y yo a ti.  

Tomé a Stela en brazos y saludé a Oscar mirando que al igual que mi amiga traía las manos ocupadas-Imagino que casi te obliga a traer toda la tienda en regalos.  

Sonrió-Ya la conoces, que lindo volver a verte.  

-Lo mismo digo, adelante.  

Cerré la puerta y una felicidad inmensa me llenó el pecho al ver a quienes quería reunidos en esta fecha, y en este lugar.  

-Oda, ¿Me tienes un regalo?  

Miré a Stela y le sonreí-Claro que si pequeña, ahora quiero presentarte a alguien.  

Javier se acercó hasta nosotras y le sonrió a la pequeña-¿Y esta muñeca?  

Stela le sonreió-Me llamo Stela, ella es mi tía-sus brazos me rodearon y reí.  

-Y yo soy Javier, el novio de tu tía.  

La pequeña me miró como si me preguntara si era cierto aquello, le sonreí y le afirmé lo que dijo. Se soltó de mis brazos y fue hasta el árbol observando todas las decoraciones.  

-Es hermosa-comentó.  

-Definitivamente, nació poco después de que mi abuela falleciera.  

-Si llegáramos a ser padres me gustaría que mi primar hijo fuera una niña.  

-Yo también.  

Le sonreí y me adentré a la cocina para terminar de arreglar los platos que faltaban, escuché el timbre sonar y a Javier abrirles la puerta a quienes faltaban. Salí dejando los platos en la mesa, Marco me abrazó y saludé a Gonza.  

-No pensé que ibas a venir-le comenté.  

-Pero aquí estoy-me guiñó un ojo y se alejó cuando Stela lo arrastró hasta el balcón para que le ayudase a ver la ciudad desde allí arriba.  

Me acercqué a Javier evitando reirme ante su expresión, al llegar pasó sus brazos por mi cuerpo y me atrajo hacia él.  

-¿Ya te he dicho que dejes de ser posesivo conmigo?-pregunté. 

-Es inevitable ¿Quién es él?  

Sonreí-Gonzalo, un amigo.  




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