Miércoles 10 de enero del 2024
Nos adentramos al edificio de Javier y, mientras evitamos las cámaras me pongo a pensar en lo difícil que es estar bajo los lentes y flashes día y noche siendo tu nombre titular en revistas y noticias todo el tiempo.
En un principio, cuando empezamos en este mundo de una u otra manera nos da igual aquello, incluso amamos las cámaras. Pero, con el paso de los años uno se empieza a dar cuenta del acoso que se empieza a sufrir camuflado a través de un "es nuestro trabajo". Es vivir muchas veces sin poder asomarte a la ventana porque sabes que ahí estarán para sacarte una fotografía y la mañana siguiente te verás en páginas amarillistas comentando hasta lo que no se observa en aquella imagen.
Este acoso aumenta cuando estas metido en un lío o te han metido de manera indirecta en este, ahí sí que no se respira en ningún momento.
Y luego como es normal en la vida, no le agradamos a todo el mundo, pero esto no implica que puedan empezar a acosarte por redes e incluso empezar a amenazar, muchos comentarios tanto en redes como en persona te empiezan a afectar de una u otra manera. Y si uno no controla la mente lo que la sociedad opine tendrá más repercusiones de lo que nosotros opinemos.
Uno es exitoso en la vida cuando controla la mente, no sólo en este tipo de situaciones en todas las que se nos presenten en la vida, el entender que tu cerebro es el que regula todo, entenderlo y controlarlo es un paso al éxito asegurado.
—¿Ya dije hoy día que odio los paparazzi? —me preguntó Mor mientras nos adentramos al ascensor.
—Dos veces, te faltan cinco más.
Ambos reímos antes aquello y una vez arriba nos adentramos a su departamento, sonreí al ver todo despejado con los lienzos en su lugar y el óleo en diferentes colores, la ventana se encontraba totalmente abierta para evitar los olores. Resulta que Javier deseaba pintar conmigo y que le enseñara lo básico dentro de la pintura.
Me senté frente al lienzo mientras él hacía lo mismo mirándome.
—¿Ahora? ¿Por dónde se empieza?
Reí ante su pregunta—¿Vas a pintar después de esto de manera más seria o solo deseas recrearte?
—Siendo sincero, no creo que vuelva a coger un pincel en mi vida, así que sería la opción dos.
Sonreí—Entonces, solo diviértete. Mezcla colores y pinta lo que desees. No busques perfección.
—¿Algo más por considerar?
—Mantén la comodidad siempre o estarás con dolor de cuerpo el día de mañana.
—Entendido, ahora manos a la obra.
Reí cuando al principio no sabía por dónde empezar, y luego de ciertos minutos empezó a mezclar colores y comenzó a fluir. Siempre he pensado que el arte nunca debe hacerse por obligación, más bien por amor y pasión.
Aquellos que nacemos para el arte muchas veces nos vemos encerrado en ese círculo de lo que la sociedad opina sobre nuestro futuro, pero cuando te conviertes al arte todo lo que te rodea se convierte en obras, desde los problemas hasta la alegría se verán reflejados en él.
El color azul, sus gamas y matices predominaban en mi lienzo, en mi mente se había quedado aquella imagen del mar al que le prometí volver, esa calma que asustaba en aquel día oscuro y nublado era inusualmente tranquila. Aún escuchaba el eco de nuestras risas jugar con las olas que rompían mientras regresamos al auto.
Cuando el cielo empezaba a pintarse de naranja Javier me mostró su lienzo, reí ante su intento y me enamoré aún más al ver sus deseos de plasmar el color de mis ojos tan característico.
—Nunca te lo había dicho, pero me encantan tus ojos. Antes de dormir son lo último que veo.
Se me formó un nudo en la garganta al escucharlo decir aquello, él me quería y yo, yo le mentía por amor.
¿Vale mentir por amor y aprecio al otro?
No lo sé, quiero creer que después de todo sí que lo valía.
Le mostré mi cuadro y cautivado por la obra decidió quedarse con los dos lienzos, según él "Aún le falta color a mi departamento" Lo deje quedarse con ambos, después de todo en mi hogar no cabía uno más.
—¿Pizza o pasta? —me preguntó tapando el celular para que no lo oyeran al otro lado.
—Pizza, con mucho queso por favor—pedí.
Sonrió y habló al teléfono, me quedaría esta noche con él y el día de mañana me llevaría al set de grabaciones para acompañarlo, tenía años sin pisar uno que no recordaba muchas cosas, además me hacía mucha ilusión ver cómo se desenvuelve en esa faceta de su vida.
—A través de los años se ha comentado que muchos artistas, famosos y millonarios le han vendido el alma al diablo para obtener lo que desean, y poniéndome a pensar. Yo si lo hiciera.
Casi me atoro con la pizza de las ganas de reírme ante su comentario, teorías que siempre han sonado y que ahora forman parte de nuestra conversación.
—Como Niccolò Paganini y su supuesto pacto con el diablo—comenté.
—Exacto, yo creo que si pudiera lo hiciera ¿Qué opinas?
Sonreí—No lo sé, en este momento de mi vida tal vez lo haría, no antes.
—¿Mas fama o dinero? ¿Viajes?
—Más vida.
Aquella respuesta era verdad y demasiado sincera, he ansiado más vida los últimos meses, en especial estos últimos días.
¿Se puede venir el mundo abajo cuando lo ha sido toda tu vida? ¿Se puede venir el mundo abajo luego de ser feliz los últimos días?
Sí, claro que si se podía.
Sonrió—No sabía que ser un vampiro sería tu sueño.
—Sería una vampira muy guapa—lo molesté.
—Totalmente de acuerdo, me convertirías en tu esclavo.
—Y te mandaría a cazar para mí.
Aquella noche a su lado al igual que los últimos días casi no pude dormir, era una necesidad de no poder cerrar los ojos por miedo.
¿Miedo? ¿A qué?
Al futuro, a lo que sucederá tarde o temprano a ese futuro tan incierto que pone a mi cabeza a dar miles de vuelta.
¿Miedo a que?
Miedo a morir.
¿Y no que no tenías miedo Odalys?
Editado: 09.10.2024