Letras Perdidas En Esta Ciudad

Lo que se lleva el Hospital

Viernes 12 de enero del 2024

El pitido de la máquina que se mantenía conectada a mi cuerpo me informaba que aún vivía, había despertado hace pocos minutos en un silencio extrañamente calmo, con el olor a hospital y la garganta seca. Ya sabía qué hacer en estas situaciones y esperaba a que mi médico y amigo de confianza terminara de revisarme y cerciorarse de que todo esté bien en mi cuerpo, o por lo menos por ahora.

—No sabes el miedo que tuve al pensar que te perdería-comentó sentándose en la camilla.

—Debes de quitarte ese miedo, Marco.

—Sabes que es imposible—me acarició la mejilla y se levantó—Ahora, todo está bien, pero te dejaré hasta mañana por la mañana conmigo para prevenir.

—Solo deseas tenerme cerca—bromee.

—Puede ser—me dio un beso en la frente y sonreí como niña consentida—Por cierto, me disgusté un poco con Morya pero ya me disculpé.

Reí—Y lo dices tan tranquilo ¿Fue grave?

—Pudo ser peor.

Y así sin decir más salió de la habitación y fue cuestión de segundos para que Morya apareciera junto a Carlos quien llevaba un oso demasiado grande que casi no cabía por aquella puerta.

—Que susto nos has dado a todos Oda, no debimos dejarte sola—dijo abrazándome tan fuerte haciéndome reír.

—Lo siento por el susto, pero lo importante es que ya estoy bien ¿Cómo están?

Miré a Javier y su semblante reflejaba lo cansada y preocupado que en mi imaginación ha de haber estado así desde lo sucedido. Marco me informó que solo se movió para ducharse o comer. Sus brazos me rodearon con miedo a hacerme daño y una lágrima rodó por mi mejilla ante lo que pasaba por mi mente, esa lágrima traicionera que Carlos se encargó de secar por mí en secreto y me sonrió para tranquilizarme.

—Deberías ir a descansar—le comenté.

—Lo haré cuando salgas de este hospital, descansaremos los dos.

—Eso será mañana, Marco necesita mantenerme bajo control.

—No es la primera vez que sucede, por lo tranquila que te veo ¿Qué te causa esto? Nunca me lo has dicho.

—Ni a mí—sonreí ante el tono de indignación de Carlos.

Era un gran actor después de todo.

—Presión arterial alta, nada más.

—Morya no debes descuidarte nunca de Oda o te mataré—Carlos imitó la voz de mi mejor amigo haciendo que mi novio medio sonriera y supe que esta conversación iba adjunta a la discusión que mencionó Marco anteriormente.

—Marco solo me dijo que discutieron y ya se disculpó. ¿Me cuentan los detalles?

—No—la negativa de mi novio se vio interrumpida por el "Sí" emocionado de Carlos quien se sentó en la cama.

—Resulta que nos avisaron de tu estado y Carla te tenía en sus brazos mientras llegaba la ambulancia que alguien ya se había encargado de llamar, fue cuestión de minutos para que Paula, Marco y unas cuantas cámaras llegaran antes de traerte hasta acá. Luego de estabilizarte cuando mi querido amigo preguntó por ti a tu médico y gran mejor amigo este le gritó "Nunca en tu puta vida vuelvas a descuidarla o te juro que te mato"—reí ante la imitación de la voz—luego de eso Morya si se siente bastante culpable, pero todos sabemos que nadie tiene la culpa. Fue cuestión de minutos para que tu amigo se disculpara y nos diga que estarías bien, fin.

Cuatro cosas se habían quedado grabadas en mi mente:

Carla

Cámaras

Paula

Culpa que sentía mi novio.

—¿Carla estuvo conmigo? —pregunté para empezar a despejar mis dudas.

—Sí, y vino hasta acá a acompañarnos. Nos resumió que ambas están en paz ¿Es cierto? —era entendible que Javier dudara ante aquello luego de lo sucedido.

—Totalmente, admito que me agrada. No quiero decir que somos las mejores amigas, pero no hay rencor en mi alma y en mi lindo corazón.

Carlos se burló por mi comentario, pero luego de mi mirada supo que era cierto y su risa se esfumó.

—Voy a dejarlos solos ¿Necesitan algo?

—Comida, por favor. Pero no de la que me dará Marco—le rogué.

Estaba muy cansada de la comida del hospital.

—Vamos a traficar comida entonces.

Sonreí y se marchó prometiendo que realizaría la misión con éxito.

—Lo sien...

—No Mor—lo interrumpí al saber hacia dónde Iban sus intenciones—no es tu culpa ni la de nadie. No debes pedirme disculpas, ni sentirte culpable por lo que sucedió. Marco erró al decirte aquello y hacerte pensar que es tu obligación cuidarme a toda hora, cuando no la es. Así que necesito de todo corazón que saques esa idea de tu mente y me sonrías.

Sonrió riendo y acarició mi brazo mientras me miraba encantado— ¿Ya dije que te amo hoy día?

—Claro que no, recién me levanto—reí.

—Te amo Odalys, nunca lo olvides.

—También te amo, en esta y en todas las vidas posibles, recuerda eso.

Carlo llegó con comida para todos incluso luego de ser descubierto por Marco quién le autorizó traerme comida que no sea de hospital, y de igual manera le trajo a él de forma se agradecimiento.

Estoy segura de que si hubiera podido repartía comida "decente" (como la llama) en todo el hospital.

Obligué a mis dos acompañantes a dar una vuelta por el hospital y relajarme un poco de aquella cama incómoda y de aquellas cuatro paredes muy blancas

Había algo en los hospitales, un sentimiento indescriptible al recorrer los pasillos y salas.

Se me hacía el corazón pequeño al ver el rostro de muchos, eran emociones difíciles y extrañas de descifrar.

Muchas veces he pensado en lo que se lleva el hospital.

Se lleva vidas, muchas vidas ya cansadas y en agonía, vidas que cumplieron su misión en este mundo y se despiden en paz y calma.

Se lleva dolores, aquellos que atormentan por las noches y nos limitan día a día a realizar lo que deseamos, dolores que no sabes si regresarán o no al día siguiente, pero agradeces a quienes hacen su labor para aliviarte.

Lo que se lleva el hospital no son solo muertes y dolores, también se lleva la tristeza y trae alegrías a muchos que esperan por más oportunidades, prótesis, trasplantes o un "Has vencido el cáncer"




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