Letzter stand

Capítulo 3

La boca del lobo

21 de febrero de 2004 00:00 central de investigación nazi LETZTER STAND (Día 1)

Llevaban 20 minutos sin saber qué hacer, les habían dado fusiles con dardos narcóticos mientras que los soldados llevaban una escopeta cada uno, entonces el borracho le dijo a uno de los soldados:

  • A ver, porque tú tienes un buen fusil y yo una pistola de juguete??

El soldado giró la cabeza para mirarlo, y la volvió a girar para ignorarlo.

  • dime. ¿porque?
  • Porque tú luchas por dinero y yo por mi patria.
  • ya, ya, lo que tu digas.

Uno de los soldados trataba de decirles algo importante sobre el trabajo, pero el cowboy no le dejaba hablar, así que el hombre musulman le dijo:

  • Te callas?
  • O que, me vas a pegar? - dijo el borracho en tono burlesco - O acaso estás en ramadán?
  • Hijo de puta

El borracho acabó sentándose al fondo del helipuerto dejando al soldado hablar:

  • Los sistemas de seguridad son simples: hay un conjunto de cámaras en el interior del edificio y una red de torretas en el exterior que os dispararán narcóticos a no ser que antes de salir paseis la tarjeta de seguridad.

Un concepto simple que ha mantenido a los activos en el interior de las instalaciones.

Los chicos formaron tres grupos de dos y solo uno de tres, el cowboy se quedó solo.

  • ¿Y… a dónde vamos? - preguntó Alex dubitativo.
  • Por ahí, a ver si hay documentos o el activo.
  • Por lo que han dicho creo que no queremos encontrarnos a ese activo.

Ambos caminaron pasando de largo un cartel que decía: SECTORES A4 Y A5 CRIOGENIZACIÓN Y PRUEBAS MÉDICAS EN ACTIVOS.

En otra parte de la central Cristina estaba caminando junto con una de los soldados (la mujer) en ese momento entraron en una especie de pabellón con una fuente en el centro y decoraciones a modo de arbustos que habían tomado el lugar (el pabellón era señalado por varios carteles como sector 1A). Entre todos los lujos abandonados había algo que predominaba: una esvástica tallada en el cemento aparte de las telas rasgadas con símbolos semejantes. Entonces ella recordó lo que esa misma soldado le había dicho al borracho “por patria”.

  • Eres una nazi - Mierda, lo había dicho en vez de simplemente deducirlo.

En otro sector de la zona A el viejo y la morena caminaban lentamente conversando:

  • Oye por cierto - dijo el señor aburrido - porqué estás aquí?
  • Bueno… pues… - la chica estaba dudosa de responder - Primero explicate tu.
  • De acuerdo, primero que todo, me llamo Cristobal y soy veterano de guerra

A Cristobal se le denotaba la tristeza y melancolía en los ojos

  • Sabes, a nosotros nos pintaban la guerra como algo necesario e incluso recomendable, algo que nos dotaría de fama y honor pero los que ganavan eso eran los altos cargos, no los soldados.

La chica permanecía atenta y conmovida ante la historia.

  • Pero claro - prosiguió el señor - nada es tan bonito como te lo presentan, yo era un simple chiquillo que acababa de cumplir 18 años, apenas tenía en cuenta el concepto de muerte, hasta que, le dispararon en la cabeza al general delante mio. No fue una muerte demasiado sangrienta pero el simple hecho de ver que alguien simplemente desaparecía, dejaba de ser persona en un instante, me traumatizó de por vida, ese pobre hombre, junto a todos los que vi morir son los que me atormentan cada vez que cierro los ojos.
  • Lo siento mucho - dijo la chica consolando al ex-soldado.
  • Necesito el dinero para pagar a alguien que me ayude a superar este trastorno.
  • Un psicólogo - dijo la mujer sin afán de ofender.
  • Si, exacto.
  • Bueno, supongo que ahora me toca a mí - mencionó la chica sin mucho ánimo.
  • Exacto.
  • Pues me llamo Marta, y trabajo vendiendome…Si sabes a lo que me refiero.
  • Si.
  • Necesito el dinero para huir del país ya que salir de este mundillo es muy complicado.
  • Entiendo, ¿pero no te puede ayudar algún familiar?
  • No, los únicos que tengo son mis padres y mi hermana.
  • ¿Y porqué no te apoyan?
  • Mi padre es un cabrón el cual no entiende que sin mi no estaría vivo, que entré en esta mierda para poder pagar su estancia en un hospital mientras padecía un cáncer del cual desafortunadamente sobrevivió, el cabrón no se digna a contestarme una llamada.
  • Y tu madre?
  • Es difícil de explicar, ella está mentalmente esclavizada con mi padre, todo lo que él dice es lo que cuenta, aunque haya pruebas de que no es así.
  • Y tu hermana?
  • Ella… para ella soy una vergüenza, una fracasada. Según ella su hermana murió mucho tiempo atrás.

La conversación fue cortada por un extraño sonido parecido a el gorgejo de un ave pero mucho más grotesco, entrecortado y junto al sonido constante de algo masticando.

Por otro lado, el cowboy se había instalado en una sala para beber alcohol por montones. Hasta que.

  • Mierda, se me ha acabado el whisky, me debería de haber traído más.

Comenzó a maldecir a gritos mientras buscaba algo entre documentos.

  • Estos cabrones se tienen que haber dejado alcohol como que me llamo Jack.

Mientras buscaba encontró un documento que llamó su atención.

  • Blut Racche… Ese era el objetivo no?




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