ADA
Quisiera concentrarme, desearía con todas mis fuerzas no pensar en Evan, pero es imposible y más cuando estando en cafetería está de fondo la canción Dusk Till Dawn. Me vienen tantos recuerdos a la mente, como comenzó todo, lo extraño, pero tomé mi decisión; no quiero saber nada de él hasta que no descubra toda la verdad. Hasta ese entonces me comunicaré con él, ya sea para pedir perdón o terminar nuestra relación, depende lo que descubra.
Estuve pensando tanto y creo que la única persona que puede llevarme a la verdad es Stephan, tengo que acercarme a él, pero no encuentro la manera.
Jackson levanta la mano y me sonríe, pronto llega hasta mi mesa y se sienta a mi lado.
—¿Cómo dormiste? —pregunta.
—Demasiado bien para merecerlo, ¿tú?
—Feliz porque estas de regreso, por cierto ¿Cómo te fue con tu madre?
Le quito la tapa a la botella de jugo y le tomo, después niego con la cabeza.
—Nada bien, no quisiera hablar de ese tema.
—Entiendo —frunce los labios y suspira—, ¿pensaste en lo que te dije?
Adoro a Jackson, a pesar de lo que pasó en nuestra relación, pero me está empezando a molestar que quiera saberlo todo, tengo la cabeza hecha un lio, necesito dejar de pensar un poco, pero si lo hago me voy a desviar del objetivo: saber quien es realmente Evan Taylor y su familia.
—No quiero hablar mas de eso, por favor. Lo único que quiero es olvidar.
—Yo puedo ayudarte.
Se acerca demasiado a mi y me agarra de la mano, por suerte suena la campana que anuncia el inicio a clases y me levanto a prisa.
—No quiero llegar tarde.
—Te entiendo, te acompaño a tu salón.
Caminamos hombro a hombro, las miradas y susurros hacia mi siguen y trato de una vez por todas de ignorar. No debe afectarme, son solo chismes.
Mientras estoy en clase de Biología mi mente divaga, ¿Qué estará haciendo Evan? Seguramente está vuelto loco porque no le he llamado, trato de imaginarlo caminando de un lado a otro con el celular en la mano esperando saber de mí, tengo que ser inteligente, si no me comunico con Evan es capaz de tomar un vuelo y estar aquí y no puedo permitirlo. Si lo veo ahora todo se va a venir abajo, siempre que lo tengo en frente me nubla la vista, las piernas me tiemblan y sobre todo mis muslos se calientan. Eso ultimo me gusta, pero no quiero tener contacto físico con él. Cuando terminan las clases cruzo el campus y voy a mi habitación, llego casi sin aire porque a nadie se le ocurrió poner un ascensor.
Saco el celular de mi mochila y lo escondo enseguida cuando alguien entra. Es una chica morena, de estatura baja con cabello negro corto.
—¿Tu quien eres? —me pregunta golpeado.
—Ada, ¿y tú?
—Cristina —dice y se tumba en la cama—, anoche no quise interrumpir tu ritual de llanto. ¿Siempre eres así? Porque no me dejabas dormir.
—Lo siento, no te escuché llegar.
Es verdad, y esta mañana al despertar estaba sola en la habitación. No escuché cuando llegó ni cuando se fue. Hasta antes de que ella llegara pensé que la habitación estaba sola.
—Solo no lo vuelvas a hacer.
—Lo prometo.
Se levanta de la cama, agarra unas cosas de su armario y entra al baño, momento que yo aprovecho para terminar de configurar el celular. Tarda alrededor de cinco minutos, recuesto la espalda y pongo el teléfono bajo la almohada. ¿Qué voy a decirle? Seguramente está muy enojado conmigo, realmente pensé que en cuanto encendiera el celular él iba a llamar, o tal vez muy en el fondo es lo que quiero, que llame y escuchar su voz, aunque sea para gritarme. Tocan la puerta, me levanto y abro. Nuevamente Jackson.
—Nuevamente yo —dice como si me hubiera leído la mente.
—Hola de nuevo —trato de no sonar enfadosa.
Entra sin que se lo pida.
—Te traje un regalo.
Trae con él una caja blanca, la acerca a mi y me pide que la tome.
—¿Un celular?
—Supuse que no uno y no es muy bonito estar incomunicado.
Es muy parecido al que me ha dado Evan.
—No debiste, en verdad.
—Claro que sí, ábrelo.
Lo saco del empaque, es rosita, como yo lo hubiera escogido y sonrío. Me conoce tan bien. No me viene nada mal, Evan me dio un celular para solo comunicarme con él y ni siquiera lo puedo sacar en público, y este que me a dado Jackson me encanta. Le pongo todas mis cuentas y se le ocurre la idea de hacernos unas fotos. La verdad es que pasamos un momento agradable.
—¿Quieres salir a comer? O podemos pedir algo y comer aquí, como en los viejos tiempos.
Hago una mueca.
—Si quisiera, pero quiero ponerme al corriente con la escuela. ¿Te molesta?
—Claro que no, pero, si necesitas compañía solo avísame.
Me guiña el ojo y da un beso en la mejilla antes de irse. Me pongo a descargar música de Taylor Swift y me pongo los audífonos, extrañaba tanto esto, poder escuchar a mi artista favorita como antes, como antes de que mi padre muriera y apareciera Evan a mi vida. Empieza a sonar The way i loved you y de nuevo me pongo a pensar en él. ¿Qué voy a hacer? Siento que me hace falta mi otra mitad, que me falta todo, lo extraño, lo amo, no puedo seguir así. Es un hombre malo, aunque no lo ha sido conmigo, ha matado gente, está metido en no sé qué cosas, pero lo amo, joder, lo amo con cada parte de mi ser. Cristina toca mi hombro con una toalla en su cuerpo y otra mas en la cabeza. Me quito los audífonos y me siento.