Libera tu alma

PREFACIO

Mikaela.

Me encuentro sentada en una banca leyendo un libro afuera de la casa de mi prima cuando comienzo a escuchar unos pasos acercarse apresuradamente, luego sentir un dolor en mi cara y mi libro caer al piso. Me acomodo para observarlo mejor y dedicarle la peor mirada asesina que pueda existir. Si la frase "Si las miradas matarán..." fuera real, el estaría literalmente bajo tierra.

—Piensa rápido. —me dijo cuando me lanzó el balón en mi cara y salió corriendo en dirección opuesta a la mía porque sabe cuales son las consecuencias.

—¡Idiota! ¡Me dolió! —salgo corriendo detrás de él intentando alcanzarlo pero es muy rápido, maldito fútbol.

Seguimos corriendo hasta que veo que llegamos a un parque que está cerca de donde vive Kiana en Hageby, va directo al columpio con cesta en donde se acuesta respirando agitadamente. Llego a su lado y le pego en su cabezota provocando que suelte un grito con voz aguda que me hace reír.

—Gritas como una niña, sabías? Aparte te lo mereces por lanzarme el balón —. le digo acostándome a su lado. Me cansé, necesito hacer deporte.

—Si vuelves a golpearme, me quedaré sin neuronas y tengo que preguntarte algo, Mimi.

—Está bien. Te pegare en otro lado entonces, nadie quiere que te quedes sin neuronas porque serias peor que ahora y mi nombre es Mikaela, tonto. 

—Lo sé, lo sé. Me gusta hacerte enojar—me da un pequeño empujón con su hombro.— ¿Harías una juramento conmigo?

—Me estás asustando, Jojo.

—¿Si o no?

—Por supuesto que si. ¿Qué ocurre?

— ¿Me juras que siempre seremos amigos y que nunca me olvidaras?

—Te lo juro. —le digo confundida.

—¿Pinky promise?—me dice mostrando su dedo meñique.

 —Pinky promise.

Uno nuestros dedos apretándolos y el le da un beso a la unión que se forma sin despegar sus ojos de los míos, provocando que me sonroje.

—¿Ahora me contaras que está pasando?

—En resumen, a mi padre le dieron una propuesta muy buena de trabajo por 1 año en Noruega, aceptó y nos vamos en 1 semana.

—Pero volverás después, cierto?

Desvía su mirada hacia el cielo para luego sentarse y volver a mirarme.

—El ultimo en llegar a la banca, invita el helado.

Se levanta rápidamente para salir corriendo y para evitar totalmente lo que dije. Pero yo me quedo pensando en lo que dijo y en lo que significa. Lo extrañare mucho, así que me levanto y voy corriendo hacia donde él me espera.

—Tu invitas, mimi. —me grita porque él llego primero. Pero cuando yo lo hago, no le digo nada y simplemente lo abrazo.

—Te quiero, Jojo.—le digo sintiendo como se queda muy quieto.

Definitivamente no se lo esperaba, nunca se lo había dicho pero reacciona y me abraza de vuelta.

—Yo también te quiero, mimi. 

Luego de eso fuimos a comer helado, cuando terminamos me acompaño a la casa de mi prima. Nos despedimos y yo me quede parada en el mismo lugar mientras el se iba, pensando en como se le cayó el helado y se tuvo que comprar otro, en lo mucho que me reí y burle de el. Pero sobre todo no puedo pasar por alto que el rato que pasamos juntos, se sintió absolutamente como una despedida, una situación de dos preadolescentes que no volverán a coincidir en la vida.

O al menos, eso era lo que pensaba después de todo lo ocurrido...



#19796 en Novela romántica

En el texto hay: baile, amor, música

Editado: 21.07.2021

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