No te dije adiós 🤍
Sigo dormida, no sé después de cuantas horas, aunque me temo que hayan sido días, quiero despertar, busco hacerlo y mis ojos se niegan a abrir, en el fondo de mi pelea subconsciente oigo la voz de mi madre y alguien mas, un hombre, pero no es la voz gruesa y fuerte de mi papá ¿él donde está? ¿Por qué nadie me despierta? esto debe de ser una pesadilla, esas de las que por mas que lo intentes no logras despertar.
—Calabacita
Esa voz, miro hacia los lados y no alcanzo a ver a nadie mas que solo una habitación sin paredes y aun así sin salida, una habitación tan blanca, tan resplandeciente, muy alumbrada y con varias puertas que no te llevan hacia ningún lugar, salir de un laberinto seria mas fácil que de este extraño lugar ¿Dónde estoy?
—¿Papá? —Es tu voz, la podría reconocer hasta estando sumergida debajo del agua.
—Despierta mi niña.
Me desespero corriendo por el lugar, no obstante todo es igual, una gran habitación sin salida que me lleva siempre al mismo punto, me estaré volviendo loca.
—¿Dónde estás papá? te escucho, pero no puedo verte.
Por favor aparece, ven por mi y ayúdame a encontrar una salida, me desespero, corro nuevamente hacia cada una de las puertas, pero igual al cruzarlas termino en el mismo lugar. Háblame, así podre perseguir tu voz, guíame.
—¡Despierta mi niña! mamá te necesita.
Y nosotras a ti sin dudar, mamá nos necesita a ambos ¿Por qué siento que se despide? ¿Por qué siento tanto miedo?
—Y tú ¿Dónde estas?
—Siempre estaré con ustedes mi calabacita.
No responde a mi pregunta, pero si le contesta a mi subconsciente, ahora puedes desaparecer y leer mis pensamientos ¿acaso solo estas en mi cabeza?
—¿Cómo es que te escucho tan cerca y no te veo? —suspiro fuerte y me aferro a su voz para salir de acá y retengo con todas mis fuerzas ese millón de lagrimas que desde hace rato quieren escapar. Es una pesadilla, claro que lo es, al despertar todo estará bien.
—Las quiero a ambas, y no pienses que las he dejado solas, yo siempre estaré aquí para ustedes, ahora anda mi niña abre tus ojitos que mamá te necesita.
las lagrimas aparecen nuevamente, sus palabras me saben a despedida, es obvio que se despide, pero ¿Por qué? creo que nunca había estado tan llena de preguntas sin respuestas como ahora.
—¡No puedo! —grito, grito lo mas fuerte que pueda para que alguien mas me oiga.
—Claro que puedes.
—Papá ¿Qué sucede? ¿Por qué no puedo verte? se debe a que mis ojos siguen cerrados, no entiendo solo siento mucho miedo.
Siento que alguien toma mi mano izquierda, unas manos grandes la arropan, están heladas y muy suaves ¿serás tú papá? no me dejes por favor, no me sueltes ¿Cómo es que tus manos están tan heladas? ayúdenme a despertar.
No se que había sido todo eso, si fue un simple sueño o solo era yo negándome a toda la realidad, por 15 días estuve en un coma inducido debido a aquel accidente donde ha fallecido mi papá, ahora entiendo esa habitación blanca y su voz en ausencia de su cuerpo, entiendo cuando decía mamá te necesita debes despertar, él nos había tenido que dejar y no quería que yo hiciera lo mismo, no me pude despedir, no dije adiós, ni a su cuerpo ni a su alma.
. . .
16 días atrás.
—Calabaza ayuda a mamá con las maletas
Aprovecharemos el verano en el campo, en la granja de mis abuelos maternos, vamos cada año a ese lugar a los tres nos encanta, respirar paz absoluta lejos de la ciudad y las responsabilidades que esta trae consigo, un mes entero lejos del frio de Hannah, que me encanta mucho, pero mi cuerpo siempre desea algo de calor.
—¡5 minutos y nos vamos!
El mismo grito de papá cada año antes de salir "5 minutos y nos vamos" y siempre mi madre y yo nos demorábamos mas, luego de ese pequeño comunicado, papá siempre se desespera con tanta espera por su parte y sin embargo sabia que no podía hacer mucho que sentarse al volante a esperar a las dos mujeres de su vida, como sonrío.
—Mis amores dije 5 minutos y tardaron 10 —siempre de tierno gruñón nos regaña por la demora.
—Somos dos mujeres papá —le revuelvo el cabello desde mi lugar— Sabes que 5 minutos nunca serán suficientes —mi padre sonríe, no tiene mas remedio y mi madre en complicidad me guiña un ojo.
—¿Los abuelos ya saben que iremos? —la pregunta va de sobra es obvio que lo saben.
—Como cada año hija, como cada año —me mira mi padre por el retrovisor y yo le sonrío ante su respuesta.
Ya van 2 horas de viaje y a mi por no desayunar entre tanta carrera ya me ha entrado el hambre y de que manera y se me amarga el estomago al tener presente que aun nos faltan hora y media y antes debemos parar en el lago azulejo como cada año diría mi papá "como cada año"
—¿No tienen hambre? —pregunto escondida entre una manta que he traído conmigo esperando el regaño de ambos por no comer nada antes de salir de casa.
—¡Susan! —reprende mi mamá— ya no eres una niña, ya tienes 20 años ¿Cómo es posible que no comas nada?
Antes de que pueda defenderme al decir algo mi padre se me adelanta.
—Yo tampoco alcance a comer algo, también tengo hambre cielo —mi padre mira a mi madre divertido y posa su mano derecha junto a la de ella que mantiene en su pierna. Como me encanta verlos así.
—Esta bien, antes del lago hay unas pequeñas cabañas donde podemos comer algo —accede mi mamá, papá y yo asentimos con la cabeza de manera de agradecimiento.
—¡oye! ¡oye! ¿que haces amigo?
—Henry —la voz temerosa de mi madre se escuchó en todo el auto.
—Mamá.
Despierto de golpe como si mi alma hubiera regresado a mi cuerpo, luego de haber escapado, regresa débil, asustada y escapando de esos sueños que no me dejaban despertar, observo rápido en la habitación en busca de mi padre y solo observo a mi madre recostada sobre un sofá amarillo, se nota cansada su respiración me lo dice, no se si despertarla o dejarla.