Más chocolate por favor🤍
Viene hacia acá, me alejo rápido de la ventana y al girar tropiezo con el escritorio y termino tirando los lápices y resaltadores al piso, que desastre, me tiro a recogerlos cuando escucho que golpean a la puerta y es la voz de Gaby, ¡ay no! ¿por que a mi? me levanto con los lápices y los devuelvo a su lugar, me sacudo un poco la ropa, tomo aire hasta llenar mis pulmones y me dirijo a la puerta para abrir.
—Hola, Susan —aqui está frente a mi, con la sonrisa más fingida que puede tener.
—Buenas tardes, Gaby —en cambio yo, soy neutra, mi cara no refleja nada ante su presencia.
—Gary te busca.
—¿Gary?
La miro pasmada, pero si que es atrevida mi amiga, para ti es el señor Bermúdez, no Gary.
—¿Ya me olvidaste?
Se asoma a la puerta ¿Cómo crees que te olvidaría? pienso y siento mis cachetes arder.
—No. Sigue adelante.
Lo hago entrar con el niño que viene de su mano, y Gaby tras él, pero y esta ¿qué?
—Te agradezco Gaby, ya te puedes retirar.
Y la muy descarada me mata con la mirada "vamos niña que han venido a verme a mi" amo a mi conciencia cuando defiende lo que es suyo, bueno no han venido a verme a mi, viene por la matricula del pequeño y no es mío. Así que vamos a calmarnos.
— ¿Estas lista para ir por el helado?
Tan directo y yo tan nerviosa y tímida ante él, es que me pone tan mal tenerlo cerca, me debilita.
— ¿y nuestro chaperón? —pregunto, mientras me acerco al sofá donde ahora están ambos.
—Mathias es nuestro chaperón —me señala al pequeño y yo boquiabierta.
—No creo que nuestro amiguito tenga edad para ser uno.
—Vamos que si tiene edad suficiente ¿verdad Mathias?
El pequeño asiente con una mirada tierna y Dios quien puede negarse a este par, como si con él no fuera suficiente trae refuerzos y uno mas pequeño y aún más guapo a él.
— ¿Entonces vienes con nosotros?
—Iré con ustedes.
Por un momento, mientras lo medito, desconozco de donde provienen mis nervios, tal vez por subir al auto de un extraño que no se que bien maneja o si tenga licencia o por el hecho de que este mismo extraño es el doctor en el que no he dejado de pensar.
— ¿que tanto piensas?
Él pasa las emisoras en la radio y escucho la voz de Rio Roma.
—Puedes regresarla por favor.
—Si, claro.
"Hoy es un buen día para decirte que
para mi es un honor que me quieras también
que me encanta cada espacio de tu piel espero en verdad me puedas entender"
Muero por cantar, pero la pena de hacerlo me gana, así que solo callo la escucho y la vocecita de mi conciencia se encarga de susurrarla para mi, sin embargo volteo hacia él anonadada al escucharlo cantar ¡No es cierto! se sabe la canción, yo lo miro, como boba, al menos así me siento perdida en él, no se oye para nada bien, sonrió. Pero me encanta que la conozca, pensé que a los hombres hoy en día no les gustaba el romance, o sea este tipo de canciones.
— ¿te gusta Rio Roma? -pregunta al ver que no dejo de mirarlo.
—Me encanta —susurro
— ¿por qué no la cantas?
Muero de la vergüenza, ahora si.
— ¿Que los ángeles no cantan? yo tenia entendido que si lo hacían, al menos las caricaturas que ve Mathias ahí lo hacen —sonríe y mira por el retrovisor para ver como va el pequeño, yo sin entender ni una palabra de lo que ha dicho.
—Pensé que a los hombres no les gustaba el romance
— ¿Eso es lo que piensas?
—Vivo esa realidad desde el día de mi nacimiento.
— ¿Con que clase de hombres ha salido señorita? me decepciona.
—Con ninguno que se le parezca a usted sin dudar.
— ¿Eso como lo debo tomar?
—Como un cumplido, quizás.
Sonríe, sonríe y yo detallo sus dientes blancos, mientras evito que observe la cara de boba que debo tener en este momento.
—Entonces toda su vida creyendo que el romance estaba muy alejado de los hombres.
—Si, algo así.
—Entonces ¿cómo crees que Rio Roma escribe y canta sus canciones? sí según tú los hombres no sienten el romance, porque de hecho creo que usted señorita no lo sabe, pero ellos son hombres y son dos.
— ¿Te burlas de mi?
—No, no podría hacerlo.
—Pues acabas de hacerlo.
— ¿por qué crees que ya no existe el romance en mi género?
—No solo es en los hombres, hoy en día las personas le huyen al romance, tanto hombres como mujeres, y eso de verdad es muy triste, como esconderte de aquello que te lleva a otro nivel.
— ¿Por qué crees eso? hoy en día las parejas aun se casan.
—Exacto, aún se casan. Eso es lo primero que debes hacer para matar el romance.
—Un momento, un momento, no te entiendo. ¿No se supone que si te casas es por amor y a través del amor vives el romance?
—No, te casas porque quieres pertenecer a alguien, te casas porque sigues patrones, te casas porque quieres un vestido blanco, una buena esposa, porque quieres sentir a alguien tuyo.
—Sigo sin entender —me mira de reojos.
—El romance solo se vive al inicio de una relación, con los años se acaba.
— ¿Que es el romance para ti? ¿Cómo lo vivirías?
—Que te dediquen canciones, que te escriban cartas o pequeñas notas, que te enamoren cada día, los detalles simples como que te cojan de la mano.
—Algo debe de quedar de todo eso aún en el aire.
Me encojo de hombros y decido callar.
Entramos a la cafeteria "Mas chocolate por favor" siendo esta mi favorita y la del pequeño Mathias por lo que veo, Pastor el encargado del lugar y el que prepara las mejores recetas con lo que pueda llevar chocolate, nos saluda con afecto y choca la manito del niño, mientras nos indica una mesa cerca a la ventana que da hacia el jardín, sabiendo que me encanta y siempre me complace en ello, el clima ya se esta tornando un poco mas frio por lo que ya no tarda en llegar la noche y en este que no se ve que se alcance a asomar la luna y hay ausencia de estrellas lo mas seguro es que al final de la noche nos llueva.