Libro 2. No te dije adiós, el diario de Susan

15. El mirador de la ciudad.

El mirador de la ciudad 🤍
 


El camino cada vez se achica más, puedo sentir las ramas de los pequeños árboles rozando el auto a medida que nos vamos acercando, todo está completamente oscuro, y a unos 200 metros, ahora mismo de distancia, alcanzo a observar unas farolas grandes, miro la hora en mi celular, las 11:11 pm, eso me hace pedir un deseo en silencio, no sé si esos deseos se cumplan, es algo que siempre hago al ver justamente esta hora en especial, ahora, saliendo un poco de mi fantasía, no entiendo que es lo misterioso que Gary se hace con este lugar, me dijo que solo pocos han de conocer su existencia, la primera vez que Gary vino aquí lo ha traído su hermano, el cual aún no conozco, no se sabe cuando regrese de su viaje, por como Gary lo describe, es un alma libre, y su hermano conoce este lugar por sus padres que celebraron hace tres años su aniversario aquí y este les había servido de chofer, que romántico. Cuenta la leyenda que solo es posible llegar aquí cuando se sabe amar, del resto el camino será cerrado, y aunque lo intentes no sabrás llegar, por eso pocos lo conocen, no todos son capaces de amar hoy en día.

—Cariño ¿solo escuchas música romántica? había olvidado hacerte esta pregunta, aunque cada vez que estamos juntos y pones algo de música nunca te sales del género.

—Sí, solo escucho romance —respondo encantada.

— ¿No hay otro género que te guste?

—Hay otras que escucho, pero al final es romance.

—Y ¿por qué tanto romance señorita Susan?

—En cada una de estas canciones, hay una historia de amor diferente, joven Gary.

—Dime tres canciones con historias de amor diferente, solo tres.

—Puedo decirte más de tres, no tendría problemas con eso.

— Y... —me interrumpe al pronunciar y levantar su dedo índice hacia arriba, como si se le hubiera ocurrido una idea— Solo tres canciones nada más con las que tu digas que muchas personas, muchas, muchas —volteo mis ojos para que deje de afincarse en la palabrita "muchas"— se logren identificar.

— ¿Ya puedo hablar? —pregunto al ver que ya guarda silencio y guía su mirada nuevamente hacia el camino, este sonríe sin dejar de mirar hacia el frente y asiente con la cabeza para que yo siga hablando— Gracias, muy amable al cederme el turno. Tengo tres canciones con las que cualquiera que ame se pueda identificar, es más cariño, te tengo ciento de ella con historias de amor diferentes que hablan del corazón de alguien en la realidad, así que aunque no creas, no me la estas poniendo difícil, para mi es más que un placer hablar del tema y agradezco que me lo plantees de esta manera.

Hemos llegado al lugar, las farolas que vi hace rato desde lo lejos, no son tan grandes como las había apreciado, son de tamaño normal, y son más de las que pude notar, nos bajamos del auto al estacionar debajo de un árbol gigante de ¿Nueces? en realidad son nueces, me encanta, imagino que este árbol debe estar lleno de pequeñas ardillas que lo usan como hogar.

Gary se me acerca y deja caer sobre mis hombres un abrigo grande y grueso, tipo ovejero, hace mucho frio aquí arriba, se me acerca por delante me besa en la frente y toma mi mano para guiarme hacia el lugar, recuerda tomar una lámpara de una de las farolas, seguimos por un camino de piedras rusticas que dan hacia una cerca que divide el mirador de la nada, y desde aquí no dejo de admirar la ciudad, nunca había visto a Hannah desde una altura como esta, en realidad nunca había visto a Hannah desde algún mirador, las luces llegan desde lo más lejos, se aprecian como sobresalen los edificios más altos, desde el hotel Olimpo, como la clínica central. busco con la mirada la guardería o la calle donde está mi casa, pero sé que de hecho es imposible, no resaltan tanto, y observando veo un pequeño edificio que parece ser de apartamentos con una luz azul algo opaca, pero diferente a las demás, es muy poco lo que se le puede apreciar, pero esa pequeña diferencia es lo que permite que no se pueda ignorar.

— ¿Te gusta?

—Amo.

—Entonces te escucho, me da curiosidad saber que canciones elegirás.

—Idiota, Morat...

Tono mi celular y busco la canción, la reproduzco, para que tenga una idea de la letra y del tipo de amor.

yo nunca te olvidare y no tiene sentido intentarlo 
 


 

porque un amor así no llegara otra vez, 
 


 

porque un amor así solo llega una vez, 
 


 

Yo nunca te olvidare y tu recuerdo
 


 

me está matando, que aunque un amor así 
 


 

no llegara otra vez, como un idiota sigo buscando.
 


-Llega un amor, ese amor que duele, ese amor que jamás olvidas, pueden pasar los años, puedes buscar algo similar, algo parecido, más nunca lo encontraras, entonces no quieres olvidar, aunque eso no signifique que quieras regresar al pasado, aunque no sueltes los recuerdos y estos mismos sean los que te estén matando, te negaras a olvidar, sabes que un amor así no llegara otra vez.

—¿Ahí ves una historia de amor?

-Veo cientos de ellas, muy dolorosas, aferradas aun amor que creen que no volverán a sentir, entonces no quieren soltar ese gran amor que vivieron, no quieren olvidar, ni siquiera es que lo intentan, ya que ese amor, ese dolor, es en realidad los que los hace sentir vivos.

—Una no tan dolorosa, una historia mágica.

—Destino o casualidad, Melendi con las hermanas Ha-Ash.

Busco la música y le doy reproducir, aunque sé que la conoce, pero es parte del protocolo, buscarlas y poner lo que más resalta en ellas, según mi opinión.

los dos estaban caminando en el mismo sentido
 


 

y no hablo de la dirección errante de sus pasos
 


 

él la miró, ella contesto con un suspiro.
 


 

y el universo conspiro para abrazarlos. 
 



#10916 en Novela romántica
#1951 en Joven Adulto

En el texto hay: diario, romance, drama

Editado: 16.03.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.