Libro 2. No te dije adiós, el diario de Susan

29. El cementerio.


El cementerio 🤍
 


10 horas antes.

—Te amo pecas, y sé, solo no preguntes como, sé que no amare a nadie como te estoy amando a ti.

—No me asustes Gary, siento que te despides.

— Jamás me ire de tu lado.

—Entonces habla ya por favor

—Te he hablado de Gegrory, verdad.

—Si, tú hermano.

—Susan, pecas, no me salen las palabras, no sé cómo decirte esto. Mi nombre no es Gary es Gregory.

—No entiendo, por qué te cambiarias el nombre?

—Es cierto no entiendes. Te lo diré de esta manera, no soy Gary, soy Gregory su hermano.

—Claro que no, no juegues conmigo.

—Pecas cálmate por favor.

—Entonces ¿dónde está Gary?

—Murió el día del accidente, desde entonces he sido yo.

10 horas después.

— Quieres que te cuente mi historia, a todos les preguntas y a mí no ¿acaso piensas que no tengo derecho? Quieres que te cuente como fue que me enamore de la novia de mi hermano, no. Esa historia ya la conoces, verdad. Pero qué hay de mis sentimientos ¿los conoces? poco a poco me fui enamorando, por más que intente mantenerme alejado, tu no me lo permitías y antes de que lo digas, lo sé, no sabias que no era Gary, lo intente, intente no caer rendido ante ti, busque irme lejos y mi padre no me lo permitió, según él, era solo de ti que debía alejarme, no de la familia, no de mi madre en su estado y de Mathias quien también me necesitaba. En muchas ocasiones intente hablarlo, intente decirte la verdad, ¡maldita sea! ¿Cómo lo haces? como le dices a alguien que no es lo que parece, no era fácil, y cada noche me atormentaban los pensamientos por hacerte esto, y no solo a ti, si no a mi hermano. No eres la única que sufre, yo también sufro este amor, y no importa lo que ahora digas, sé que me amas, solo te castiga la idea de saber que te has enamorado de alguien más que no fuera tu Gary.

—no te me acerques Gregory, eres nadie.

—No hagas esto Susan, por favor.

—¡Vete! lárgate de una buena vez.

—Mírame a los ojos, y dime que no me amas, solo así me iré.

—Te ame pensando que eras Gary.

—dime que no me amas.

—No te amo.

—Mírame y dime que no me amas.

—Vete, Gregory.

—Susan, por favor

—Maldita sea... Que no te amo.

—Me iré, pero antes quería entregarte esto, es una fotografía que encontré en un álbum viejo, no recuerdo antes haberla visto y creo que Gary tampoco lo había hecho, le pregunte a mi mamá sobre la niña de la foto que sale junto a nosotros y me dice que eras tú, Susan Córdoba, toma la foto por favor.

Se acerca a mi dando tres pasos hacia adelante, extiende su mano y me entrega la fotografía, la cual recibo con mucha curiosidad.

—No recuerdo esta foto

—Eres tú, junto a los gemelos Bermúdez, Gary es quien está a tu izquierda, con el globo en la mano, del otro lado quien agarra tu mano soy yo, éramos solos unos niños como para ahora recordarlo, pero ahí quien te agarraba la mano era yo.

Por más que observe la foto no lograba recordar esos días de mi infancia, y sin embargo no dudaba que esa niña pelirroja pecosa era yo, y ahora que los veo a ambos en una sola foto, si noto la diferencia en el cabello, en la nariz, y la sonrisa, la miro y me echó a llorar, duele, joder duele, como no me di cuenta, estaba tan ciega y tal vez si me di cuenta, solo no quería abrir los ojos a la realidad y no quería sufrir, ya no sé qué siento, ya no sé qué pensar, lo miro con los ojos inundados en lágrimas, y ese puto nudo en mi garganta que no me permitió decir nada más, no hubo manera de soltarlo para hablar, solo me permitía llorar, guarde la foto en mi bolso le di la espalda y me fui del cementerio.

Cuando ya estaba lejos me di la vuelta para verlo una vez más antes de alejarme de él, lo vi caer de rodillas sobre la tumba de su hermano, con las manos empuñadas golpeando el pasto y desde ahí lo escuche gritar.

—¡Noooo! ¡nooo! perdóname hermano, perdóname por hacerle este daño, sé que si estuvieras vivo me hubieras metido un golpe en la cara y con todo el derecho y respeto lo hubiera recibido.

Al verlo ahí sentí la necesidad de correr hacia él y consolarlo, las lágrimas no dejaban de salir, a este punto ya no debería tener nada más que llorar, debería estar seca, el dolor en el pecho se siente como una punzada que va creciendo poco a poco y el nudo en mi garganta que no me suelta, me ahoga, me estruja las cuerdas vocales que ni un chillido me deja soltar, me gire nuevamente para seguir mi camino y salir del lugar, debía estar sola, estaba confundida, ahora tenía que descifrar mis sentimientos, no sabía si de verdad lo amaba, o era por creerlo Gary, mi Gary.

Saque mi celular junto con los audífonos del bolso, al conectarlo y ubicarlos en mis oídos me fui directo al reproductor de música, justamente me consigo a Katy Perri diciéndome...

"En otra vida sería tu chica
 


 

Mantenemos todas nuestras promesas
 


 

Ser nosotros contra el mundo
 


 

En otra vida haría que te quedaras
 


 

Así que no tengo que decir
 


 

Tú fuiste el que se escapó"
 


Y esa canción me dio justo en la herida sangrando y la abrió aún más, la hizo aún más profunda, mis ojos no paran de llorar, como evito todo esto, como lo evito. Camine de regreso a casa con la ropa empapada y aun llena de lodo, camine por las calles vacías y desee tanto que lloviera aunque el cielo se veía despejado, ¡Maldita sea! pude gritar, dijiste que nunca me harías daño Gary Bermúdez, maldita sea este amor, sabía que no terminaría bien, sabía que amar me haría padecer, eres un cobarde Gary, eres el más cobarde de los hombres por morirte, no tenías derecho a irte y dejar este amor, no tenías ningún derecho a irte sin mí, a dejarme sola sangrando por ti. Los odio hermanos Bermúdez, los odio a los dos.

Camine hasta la casa, repitiendo por mas de 40 minutos una y otra vez la canción, la gente a mi alrededor al pasar me observaba, soy muy consciente del estado de mi ropa, mis brazos, mi cara, incluso mi cabello, pero es lo que ahora menos me importa, me siento vacía, como cada calle de Hannah durante una fuerte tormenta.



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En el texto hay: diario, romance, drama

Editado: 16.03.2023

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