Grupo de Terapia 🤍
5 Meses después.
Mi nombre es Susan Córdoba, soy inmarcesible, aquella flor que nunca se marchita, no importa cuantas veces la pisoteen, si algún día la dejan de regar, de podar, si ya no le pega más el sol, no se puede marchitar. Las lágrimas comienzan a caer y mis piernas flaquean frente a las demás chicas que integran el grupo, 5 chicas con problemas diferentes, con temores, miedos, pasados, que se hacen fuerte delante de la sociedad, se hacen fuertes lejos de estas cuatro paredes, desde otro lado en la habitación tomando notas, observándome a través de sus lentes, la Terapeuta Varela, guiándonos en nuestra lucha interna.
Dos de los hombres que más he amado en mi vida han fallecido trágicamente en accidentes automovilísticos, en la misma carretera, cerca al mismo lugar, yo he estado presente en cada accidente donde ellos perdieron la vida. Ellos han muerto, yo no.
¿Estaré maldita?
Las miro a cada una de ellas, se encuentran sentadas rodeando la sala, y sé que entienden mis lágrimas, aquí todas hemos perdido.
Al principio llegue a creer que tenia un tipo de hechizo, alguna maldición, solo no recuerdo haber visto una gitana en mi vida, una anciana, quizas con una sonrisa fría, alguien con quien tropezar en el camino, tal vez estando pequeña, alguien a quien tal vez papà o mamá le hayan hecho tanto daño y sea yo quien pague las consecuencias, aunque no he dejado de ir a la granja, no podria dejar de hacerlo, amo el lugar, aunque odie el camino que me lleva hacia ella, pero sè que al final de ese camino estaran los brazos grandes y poblados de vellos de mi abuelo, esperandome para calmar mi ansiedad, para llenarme de calma, y darme todo su amor paterno.
Luego del accidente donde murió Gary, yo crei que solo el había perdido la memoria, porque no me recordaba, y queria luchar por èl, por este amor, y esos recuerdos que según yo permanecían ahí, no se podía borrar, aceptaba que estaban muy bien escondidos, luego me di cuenta, como recordar aquello que no viviste, Gregory conocia sobre mi, su hermano le hablaba de mi, sabia cuantas pecas tengo en mi cara, mi manera de sonreir, como llamaba a gary entre dormida al dormir con èl, para que me abrazara por el frio de la noche, sabia todo eso, pero no lo habia vivido.
Y ahora acepto que lo amo, también debo aceptar que este amor me quema, me hiere, pero no de esa manera en la que ustedes ahí sentadas me están diciendo con los ojos, duele de la manera en que sè que no debo sentirlo, no puedo amar al hermano de quien yo decía era el amor de mi vida, no puedo saber que dormí con el hermano de quien fue el amor de mi vida, no puedo amarlo de esta manera, y quizás algunas de ustedes conozca a Gregory, y dirán él te ama, todos lo dicen, "Gregory ya no es el mismo de antes, ya no va a fiestas, ya no sale con amigos y otras chicas los fines de semana, tu amor lo cambio, ya no se va por el mundo a viajar y se pierde por meses, tu amor, tu amor, tu amor..." Eso es lo que dicen todos.
Sè, que tu Dakota, lo conoces, Fernanda y Frida también, Alaska y Mia lo distinguen, porque quien no conoce a los hermanos Bermúdez, quien no conoce a esa familia, pero díganme algo, ¿ustedes podrían distinguir a un hermano del otro? Si, seguro que sí.
Ya no puedo seguir hablando, entiendo que es completamente ridículo decir que tanto ame a Gary y no pude reconocerlo, entonces ¿lo ame o no?
Miro el reloj al fondo de la sala, tan grande como para que nadie pueda ignorarlo, la sesión ha terminado, y aún necesito liberar, esta noche me debo quedar en terapia, entiendo que ellas también lo harán, solo que estaremos distantes, cada una en un cuarto diferente.
Miro a Dakota, y a veces me gustaria tener su fuerza, como sobrelleva las cosas, la miro y veo una fortaleza que ella misma ha creado, aunque la srta. Varela nos dice que eso no suele ser sano, crear un muro y dejar los sentimientos fuera de el. Luego observo a Fernanda y Frida, me encanta que se tengan la una a la otra, creo que son las que siguen en cuanto a caracter, Fer es un poco mas tierna, mas sensible, eso es lo que según su hermana Frida permite que le hagan daño, ahora Frida es quien reprime todo lo que siente y piensa, y solo por eso vive ahogada. Alaska, una chica intelectual, tan llena de conocimientos, en el amor eso no le ha ayudado de nada, es algo que no pudo descifrar y darse cuenta a tiempo, de lo que estaba causando en ella, la estaba apagando, poco a poco, al igual que Mia, tan fragil, sería como la hermana menor del grupo, tan pequeña, tan indefensa, tan falta de caracter y amor propio, ahí su problema.
—Susan, ya debo llevarte a la que por esta noche será tu habitación.
—Si —asiento con la cabeza— está bien.
. . .
—No puedo perdonarme, no puedo dejar de culparme.
—Mi hermoso ángel pelirrojo, no es tu culpa que la vida nos haya tenido preparado este destino.
—No me hables de destino Gary Bermúdez, es una mierda, el destino ¿Como puede ser tan cruel? ¿cómo puede lastimar tanto?
—Gregory te ama...
—No te atrevas a repetir eso de nuevo, tú que sabes del amor, tú que me dejaste sola, tú que permitiste todo esto.
—No puedes culpar a nadie.
—Te culpo a ti, lo culpo a èl, incluso me culpo a mí.
—Susan Córdoba, deja de comportarte como una niña, estas viendo solo tu dolor, que hay de los demás, de tus abuelos, tu madre, tu madrina ¿Qué hay de Gregory?
— ¿Tu piensas que la culpa es solo mía?
—Deja de buscar culpables, vive, solo vive. Amas a Gregory, lo aceptaste y ese amor se acobijo más en tu corazón, él te ama, y yo estoy bien sabiendo que ahora es él quien te cuida.
— ¿Como puedes estar tan tranquilo?
—Porque te amo, porque amo a mi hermano, y sé que no hay nadie más para él. Yo ya no estoy ahí.
-Gary...
-No, si te alejas de él porque crees que me estas fallando a mí, a nuestro amor, te equivocas, ya no estoy, ni estaré ahí para amarte mi ángel, sería un egoísta al pedirte que no ames a nadie más, que no vivas tu vida, yo siempre te cuidare desde acá, aunque tu papá ya lo hace, y Gregory te cuidara cada día, y te hará feliz.