Licores que Besan el Alma

El Merlot me contó sus arrepentimientos -

La brisa golpea con elegancia la ventana,

siento que se burla de mis recuerdos y me dice que ya no debo de pensar en ellos,

creo que con dos copas de vino tinto es imposible embriagarse,

pero ¿y si me embriago de mis arrepentimientos y sueño con un futuro bello?

 

Una copa llena del mejor vino en la habitación, 

un Merlot con 8 años, en espera de alguien que demuestre ser valiente.

Un diario de recuerdos que muestra todos mis procesos,

desde que lloré por primera vez, hasta la vez que mi sonrisa expiró.

 

¿Cuántos arrepentimientos debo tener para que la lluvia ya deje de caer?

¿En qué momento mis recuerdos se volvieron tan frágiles y con lamentos?

 

Una copa tras otra, el vino me fue contando que en Francia también hay arrepentimientos,

de aquellos que nunca dijeron nada y se callaron todo,

hasta aquellos que dijeron todo, pero no tuvieron nada.

 

Me dijo que las cerezas le contaban historias con cocineras famosas,

que los frutos rojos solían susurrarle muchas cosas hermosas,

y que la vainilla suavizaba sus sentidos reproduciendo sonidos.

 

Y que al acompañar a personas que se ven con clase y elegancia, 

suelen arrepentirse por años en soledad o presenciar un fastidioso momento.

Me contó tantas historias, que dejaron de ser historias.

 

Y me dijo a través de susurros entre copas

 que los recuerdos traen consigo pesares, que todos piensan pasajeros,

aunque los años demuestran que nunca lo fueron,

que la vida está llena de arrepentimientos, y no hay que aprender a vivir con ellos,

si no apreciarlos como los buenos recuerdos y decir “eso paso, pero aprendí de ello”

Y sobre todo que no dejara de ver hacia un futuro en el que mis arrepentimientos sean solo un lejano recuerdo.

 




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