Liebre Selenita

Capítulo 7

Ezra



 

Pasamos varios días ideando cualquier plan al que pudiéramos echar mano. No habíamos tenido noticias de nadie, nos dejaron trabajar como lo solicitamos, solos. Felizmente Candy no había regresado, no sabíamos nada de Zaira o June, ni que decir de Dorian. Nos centramos únicamente en idear un plan que nos pudiera servir pero seguimos en blanco. Aunque había mucha información en el expediente no encontramos nada que pudiera servirnos.

 

Llegó el día esperado y no teníamos nada en concreto. Solo necesitábamos una oportunidad. Un momento para hablar, lo necesario para descubrirlo todo.

 

Nos armamos hasta por los dientes. Llenamos la camioneta de Kyle con casi todas las armas que guardabamos en el departamento.

 

Como casi cada día me vestí de negro, sin el chaleco antibalas con el que nos proveían. Lo guardamos en el vehículo pero casi nunca lo usábamos. Mi cazadora de cuero, playera suelta, pantalón de mezclilla y las botas.

 

Kyle se había decidido por un estilo más ajustado. El no pensaba en llevar ninguna chaqueta, decía que le estorbaban para poder apuntar bien, así que su armario estaba lleno de ropa térmica y pantalones de mezclilla. 

 

En cambio Milo era el más elegante de los tres. Su estatura de unos centímetros más bajo no importaba cuando no te fijabas en eso. La mejor arma con la que contaba era el conocimientos, curiosamente casi lo podías ver vistiéndose con él. Siempre usaba camisas y pantalones de vestir, chaleco de traje, zapatos relucientes y sus lentes de cajón. A veces Kyle le tomaba el pelo diciendo que parecía maestro. El peor error que podría cometer uno era subestimarlo por su apariencia. Era tan mortal como cualquiera de los dos.

 

Prendimos el GPS con la dirección a la que deberíamos ir y nos encaminamos con horas de adelanto. No queríamos fallar por un tema tan simple como el tiempo.

 

Llegamos a la bodega en la cual sería el siguiente robo y despachamos a todos. Queríamos tener completamente en nuestras manos el asunto.

 

Ingresamos con la camioneta y salimos aunque no nos alejamos. Nos proveía de  protección y armamento. Nadie podría ser tan necio como para querer apartarse.

 

El olor a humedad parecía incrementar con el paso de la shoras. Guardamos silencio desde el momento en que apagamos el vehículo. Esperábamos no ser tomados con la guardia baja si le dedicamos nuestra completa atención a la tarea. 

 

Escuchamos el caminar de las ratas, el susurro del viento en el exterior, las goteras de una tubería cercana y nada más.

 

No estábamos aburridos, nos encontrábamos ansiosos.

 

Pasó el tiempo estimado y comenzamos a temer que fuera un  sueño. Que no existieran, que fueran tan finitas como un sueño, que solo eso hubieran sido. Un sueño y nada más. La sombra de un pasado que nos perseguía.

 

-Pensé que normalmente los hombres entrenados para ser la élite eran los más listos.

 

Su voz fue como el agua de un arroyo,  fresca y vibrante. Sentí cada vello de mi cuerpo erizarse.

 

Al voltear detrás de mí su presencia abrasó mi piel. Era aún más alta de lo que la recordaba. Llevaba nuevamente puesta la capucha pero no la manta que la hacía de capa. Su cuerpo estaba bien contorneado por unos pantalones ajustados una cazadora y las botas.

 

-Son hombre, al final no son tan listos. - La voz de Canary me hizo sonreír. De alguna manera había logrado subir al toldo de la camioneta, era increíble que a Kyle no le estuviera dando un ataque por ver a su bebé tratado con tan poco respeto.

 

Tal vez la única razón que tenía para no volverse loco es que la mujer encima le estaba apuntando con una pistola.

 

A diferencia de Kamra Canary no se había estirado mucho, pero si las curvas de su cuerpo. Tenía unas caderas y pechos matadores. Vestía de la misma manera de Kamra.

 

-Fénix…- A la orden de su nombre saltó del toldo dando una pirueta en el aire y aterrizando casi a un lado de la otra.

 

Les di una mirada impresionada  a mis amigos. Ellos estaban igual de anonadados que yo. Aunque Canary hubiera tenido las cualidades jamás había sido temeraria, ese papel era de Kamra.

 

-¿Qué hacen aquí?- dijo Kamra.

 

No supe como responder a eso.

 




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