Noah estaba de pie junto a la tumba recién cavada, sus manos temblaban ligeramente mientras el féretro de su hermano descendía al suelo. El silencio lo envolvía como una manta pesada, interrumpido solo por el sonido de la tierra cayendo. Tristeza, frustración y una ira incontenible lo consumían. No había sido capaz de detener lo que, ahora estaba seguro, era una maldición. El funeral pasó rápido, sin ceremonias ostentosas ni palabras de consuelo. No tenían padres, ni familia cercana. Estaba solo, y la soledad acentuaba aún más su dolor.
"Te voy a vengar...", murmuró, con los dientes apretados, mientras observaba cómo la última pala de tierra cubría el féretro. No importaba qué o quién hubiera causado la muerte de su hermano. Si era una persona, un objeto, o algo de otro mundo... "Lo haré pagar".
Días se convirtieron en semanas, y semanas en meses. La vida de Noah se había transformado en una búsqueda frenética, desesperada. Utilizó todas sus influencias, cada contacto que había forjado a lo largo de los años. Sus noches eran largas, llenas de horas revisando documentos antiguos, registros olvidados y testimonios de fuentes dudosas. Nadie parecía saber con certeza qué había sucedido con su hermano... hasta que una pista finalmente surgió.
"Los lienzos...", susurró una noche, mientras estaba rodeado de papeles. Frente a él, un informe casi ilegible detallaba una historia olvidada de seis pinturas antiguas que habían sido vendidas como reliquias sin valor. No obstante, algo más inquietante aparecía en las notas: cada dueño de estos lienzos había muerto en circunstancias misteriosas.
No puede ser una coincidencia..... pensó, entrecerrando los ojos. Pero lo más escalofriante fue descubrir que no todos los propietarios habían muerto. Al parecer, las pinturas elegían su víctima dentro de la casa del comprador. A veces, el dueño sobrevivía, pero alguien cercano a él no. Este detalle había sido difícil de encontrar, enterrado entre rumores y silencios.
Noah cerró los ojos, recordando la pintura que había colgado en la habitación de su hermano. ¿Cómo no lo vi antes?, pensó con amargura. La conexión era clara: la muerte de su hermano estaba ligada a esas pinturas malditas. Y él no iba a descansar hasta destrozar lo que sea que hubiera causado ese sufrimiento.
En medio de su exhaustiva investigación, Noah, exhausto y frustrado por la falta de avances concretos, decidió hacer una pausa. Mientras revisaba sus notas y los incontables documentos que había recopilado sobre las pinturas malditas, decidió buscar en Internet, esperando que alguna pista nueva apareciera. Desesperado, introdujo palabras clave específicas en su búsqueda. Fue entonces cuando algo inusual apareció en los resultados: un blog que contenía información reciente sobre las mismas pinturas que había estado investigando durante meses.
Intrigado, Noah hizo clic en el enlace. Lo que encontró lo sorprendió: el blog pertenecía a dos jóvenes investigadores paranormales, Amelia y Andrew, quienes no solo hablaban de las pinturas, sino que también afirmaban estar investigando su maldición. Noah revisó rápidamente las publicaciones más recientes, que contenían teorías detalladas y referencias a historias que coincidían con su propia investigación. Pero no solo eso; los creadores del blog también tenían múltiples videos en sus canales de redes sociales, en los que documentaban actividades paranormales y daban explicaciones detalladas sobre sus hallazgos.
A medida que revisaba su contenido, Noah se dio cuenta de que estas personas podrían ser útiles para su misión. Sus conocimientos sobre lo paranormal y su habilidad para investigar fenómenos extraños los convertían en posibles aliados. Más importante aún, eran las únicas personas que había encontrado que no solo investigaban sobre las pinturas, sino que lo hacían abiertamente. Mientras otros trataban de ocultar la verdad o la ignoraban por completo, ellos se habían atrevido a buscar respuestas.
No puedo dejarlos pasar, pensó Noah, sintiendo que finalmente había encontrado una conexión útil.
Sin perder tiempo, accedió a la sección de contacto del blog y escribió un mensaje. En él, se presentó brevemente y mencionó que había estado investigando las pinturas por su cuenta. No dio demasiados detalles, solo lo suficiente para captar su interés. Les dijo que tenía información valiosa y que creía que juntos podrían llegar más lejos en la investigación. Terminó el mensaje con una propuesta directa: reunirse en persona para discutir la posibilidad de colaborar.
Antes de enviar el mensaje, se quedó mirando la pantalla por un momento. Sabía que estos jóvenes podrían ser inexpertos o incluso un obstáculo, pero también podían ser la clave para entender mejor la maldición. Finalmente, presionó 'enviar' y se recostó en su silla, esperando una respuesta.
Ahora, solo queda ver si realmente tienen el potencial para trabajar conmigo.
.......
La subasta clandestina era un espectáculo grotesco. Bajo la tenue luz de las lámparas, Noah se sentó entre una multitud de ricos ansiosos, cada uno con los ojos brillantes ante la promesa de adquirir objetos raros, prohibidos, y macabros. A Noah no le importaba nada de lo que allí ofrecían: armas ilegales, antigüedades robadas, e incluso personas. Nada más le importaba excepto una cosa.
No importa cuánto cueste, pensó, apretando los puños mientras observaba las pujas salvajes por los primeros artículos. Hoy tendré una de esas malditas pinturas
El subastador, un hombre de voz estridente y sonrisa exagerada, presentaba cada objeto con la misma teatralidad: "¡Quién da más! ¡Este artículo es de la más alta calidad! No encontrarán algo como esto en ningún otro lugar."
Noah miró sin interés mientras otros pujaban ferozmente por lo que el subastador describía como una reliquia histórica de gran valor. No le importaba. Sabía que la pintura que él buscaba sería presentada en cualquier momento. El ruido del salón era ensordecedor, y las voces ansiosas competían entre sí. Pero Noah permanecía en silencio, esperando.