El sol apenas despuntaba en el horizonte cuando Noah se encontraba ya afuera de la posada, con su mochila al hombro y el rostro tenso, preparándose mentalmente para lo que les esperaba en el siniestro bosque de Cedar Grove. Era el día de su misión más peligrosa hasta el momento, y cada fibra de su ser estaba en alerta.
Mientras esperaba a Andrew y Amelia, sus pensamientos se llenaban de preocupación. ¿Estaremos listos? ¿Qué nos encontraremos allí dentro? El peso de la incertidumbre hacía que el tiempo pasara lentamente.
De repente, la puerta de la posada se abrió y Amelia salió, seguida por Andrew. Noah giró la cabeza al oírlos acercarse, pero al verlos, sus palabras quedaron atrapadas en su garganta. Amelia y Andrew estaban vestidos con… ¿atuendos de guerreros? Pero no cualquier tipo de atuendo, sino algo que parecía sacado directamente de un anime, ridículamente elaborados y extravagantes, como si estuvieran a punto de asistir a una convención de cosplay en lugar de enfrentarse a un bosque maldito.
Noah: “.....”
Él los miró boquiabierto, y tras unos segundos de silencio incómodo, por fin habló, con incredulidad en su voz: “¿Qué carajos es eso?” Su ceño se frunció más con cada segundo que pasaba. “¿Por qué están vestidos así?”
Andrew, con una pose exageradamente heroica y un brillo divertido en los ojos, respondió con tono solemne: “Bueno, vamos a una misión peligrosa. Es crucial que nos pongamos nuestros atuendos de guerra para sentirnos en sintonía con nuestros espíritus”
Noah no podía creer lo que escuchaba. Su mirada alternaba entre el absurdo disfraz samurái, o lo que fuera, que Andrew llevaba, plumas y símbolos, y la vieja y elegante armadura que Amelia lucía, con detalles que le hacían recordar a personajes de un videojuego de rol. Noah estaba sin palabras, tratando de entender en qué momento su vida había tomado este giro surrealista.
Por su cabeza solo pasó una idea: ¿En qué momento decidí involucrarme con estos raritos?
Amelia, viendo su expresión de incredulidad, intentó suavizar la situación. “No nos mires así, Noah. De hecho…” Sonrió con malicia mientras sacaba algo de su mochila. Era un kimono, un poco discreto, pero aún así bastante llamativo. “También tenemos uno para ti”
Andrew y Amelia intercambiaron miradas cómplices, mientras esperaban expectantes la reacción de Noah.
Noah levantó las manos en señal de rechazo, retrocediendo un paso: “De ninguna manera. No me voy a poner esa cosa ridícula. ¡Aléjense de mí!” Su tono era firme, pero había un toque de resignación mezclado con la irritación. Sabía que sus compañeros estaban disfrutando demasiado con todo esto.
Amelia no se dio por vencida y dio un paso adelante, agitando el kimono en el aire como si fuera la bandera de una nueva era. “¡No seas aguafiestas, Noah! Esto te ayudará a sentir el espíritu guerrero que llevas dentro”
Andrew, sonriendo de oreja a oreja, agregó: “Sí, no seas gallina. Es solo una prenda. ¡Vamos, ponte en sintonía con el equipo!” Su tono era juguetón, claramente disfrutando de la oportunidad de hacer que Noah se sintiera incómodo.
Noah no pudo evitar rodar los ojos mientras comenzaba a caminar más rápido, tratando de distanciarse de sus compañeros y sus "ridiculeces". “Ya dije que no. Dejen de comportarse como niños, ¿no se dan cuenta de lo que estamos a punto de enfrentar?”
Amelia y Andrew lo siguieron de cerca, sin perder el entusiasmo, riendo mientras intentaban convencerlo de cambiar de opinión. “¡No seas tan serio, Noah!”, dijo Amelia, casi entre risas. “Después de todo, si vamos a enfrentarnos a un bosque maldito, al menos podríamos hacerlo con estilo”
Noah, con los ojos fijos en el sendero que se extendía frente a ellos, mantuvo su postura firme. “Estilo o no, no pienso caminar por ese bosque vestido como si estuviera en un desfile de moda medieval”. Aceleró el paso, dejando claro que no estaba interesado en participar en su pequeña broma.
El grupo continuó caminando, la tensión en el aire mezclada con un toque de humor ligero, hasta que finalmente llegaron a la entrada del bosque de Cedar Grove. En el momento en que cruzaron el umbral hacia el interior del bosque, el ambiente cambió drásticamente.
La presión del bosque era imponente, y la ligera brisa agitaba las hojas de los árboles tenebrosamente. Noah detuvo sus pasos, mirando hacia el interior del bosque con una seriedad que finalmente contagió a Amelia y Andrew.
Las risas y las bromas quedaron atrás, reemplazadas por un silencio cauteloso mientras todos comprendían la magnitud de lo que estaban a punto de enfrentar. Noah tomó una respiración profunda y, sin mirar atrás, dio el primer paso hacia el corazón del bosque. Amelia y Andrew, aunque aún con sonrisas en sus rostros, siguieron su ejemplo, dejando de lado sus disfraces mentales y enfocándose en la misión que los aguardaba.
El grupo avanzaba con cautela por el intrincado camino del bosque sagrado de Cedar Grove. La brújula, que hasta ahora les había sido fiel, comenzaba a vacilar en sus indicaciones, moviéndose erráticamente como si algo estuviera interfiriendo con su curso.
Noah miraba el dispositivo con el ceño fruncido, ajustándolo entre sus dedos, pero sin obtener un resultado más claro. “Creo que ya estamos en la parte más profunda del bosque, cerca del templo”, murmuró, levantando la vista para inspeccionar el denso follaje que los rodeaba. “Pero no entiendo por qué la brújula se desvía tanto. Debería ser más precisa en este punto”